Editorial

TANATOLOGIANDO – MAGNETISMO

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TANATOLOGIANDO

LAURA SALAMANCA L.

MAGNETISMO

 

Cerca del mar Egeo, lo que ahora es Turquía, los griegos descubrieron  una piedra metálica de color negruzco que atraía el hierro, debido a que la encontraron en una región de Lidia llamada Magnesia en Asia  le dieron el nombre de magnes, ahora la llamamos piedra imán o magnetita.

La primera mención sobre la piedra imán la realizó Shen Kuo en 1031 (en su libro Mengxi Bitan), construyendo un instrumento, usando la aguja magnética, para encontrar la orientación de la tierra,  un siglo antes de que Alexander Neckham en el año 1180 la descubriera en Europa adjudicándose su descubrimiento ya que se implementó la brújula para usarla en los viajes.

Los chinos tenían una tradición secreta sobre el uso del magnetismo aplicado al hombre, como se ve en la doctrina de Lao Tse y posteriormente en la escuela taoísta, con sus instrucciones ocultas sobre el “Fang Shih” (el elixir de la inmortalidad) y que un maestro chino dejo enseñanzas para la regeneración humana.

El I King el libro de las transformaciones de la energía, es otra prueba del conocimiento profundo que tenían los chinos de las relaciones del magnetismo universal con la tierra y el hombre, y fue la base para los libros de Confucio que regularon por tantos siglos la vida del imperio.

Los egipcios tenían la tabla de Esmeralda que  se encuentra en los escritos se Hermes  y que nos da una descripción detallada de la polaridad del campo de fuerza magnética y de la forma en que se orienta la energía y como usarla para nuestra regeneración.

Entre los griegos Tales de Mileto (624-548 a.C.) un de los siete sabios de la antigua Grecia, pensó que el poder de la piedra imán se debía a que contenía un alma dentro.

Platón (428-348 a.C.) en su diálogo Ion hace decir a Sócrates que la piedra no solo atrae anillos de hierro, sino que les imparte poder a estos para atraer a más, formando una cadena de anillos colgada con respecto a otros.

Los romanos también conocieron las propiedades  de la magnetita.

En el año 1600 D.C. el Dr. William Gilbert publicó su famoso libro “Fisiología nueva, tratado del Magneto” en el cual describe los experimentos de magnetización y lo comparó con la tierra por ser como un gran imán por los efectos análogos y estableció la distinción entre los fenómenos eléctricos  y los magnéticos, comprobó la existencia de los polos positivo y negativo y como estos se repelen si son del mismo polo y se atraen si son del polo contrario, pero nadie hizo mucho caso hasta 1961 con la ciencia moderna. Y con las investigaciones ahora sabemos que la tierra es comparable con un electro imán, cuya excitación sería debida a corrientes de electricidad negativa dirigida de oeste a este en el sentido del movimiento aparente del sol.

Y así podemos conocer a tantos famosos que hicieron exhaustas investigaciones sobre el imán, que nos llevaría días hablar de ellos.

El sol y la luna influyen en el campo electromagnético al crear corrientes eléctricas, debido a que el eje terrestre para su movimiento está orientado hacia el sol. Las corrientes más intensas están producidas por los rayos ultravioletas del sol. Las corrientes débiles son producidas por la luna.

Cuando estas corrientes convergen en el ecuador terrestre, nace otra corriente de gran intensidad o electro chorro de color amarillo oro. Las erupciones solares crean electro chorros polares, que se convierten en Auroras Boreales, que observamos en ambos polos, fenómeno semejante a la salida y ocaso solar

Las pirámides son la representación simbólica de la piedra imán o magnetita, sus cristales tienen la forma de octaedros o sea tienen la forma de una pirámide superior y otra inferior por ello construyeron pirámides dedicadas por su tamaño y situación al sol y a la luna para significar los polos y cualidades de la energía magnética y como funciona, como lo vemos en Teotihuacán, no eran adoradores de los astros, sino que por medio de sus grandes monumentos dejaron para la posteridad constancia simbólica de su gran ciencia, la que apenas es estudiada por los modernos científicos.

 

 Existe, en verdad, un magnetismo, o más bien una electricidad del amor, que se comunica por el solo contacto de las yemas de los dedos.

Fernando Galiani

 

lauhipnosis@gmail.com

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