Editorial

Soltar las Emociones – Y Aquí Empieza el Abismo

Posted on

Soltar las Emociones

Roberto Cardozo

Y Aquí Empieza el Abismo

 

Cuando estaba entrando a la adolescencia, empecé a guardar toda clase de objetos como recuerdos en una caja que cuidaba celosamente. En un principio guardaba incluso recuerdos no tan gratos, para atesorarlos como las experiencias que me darían el impulso para seguir ante las adversidades emocionales a las que me enfrentaría. Siempre tuve muy claro que la vida no iba a ser fácil y que las herramientas para sortear estas vicisitudes eran, precisamente, los aprendizajes acumulados, tanto buenos como malos.

Más adelante, al ir madurando, pensé que lo mejor era atesorar solo los recuerdos buenos, aquellos que dieran luz y calor a mi alma en los momentos más terribles de mi andar por el mundo. Entonces, tiré la mitad de las cosas que tenía. Al seguir con mi viaje, también pude aprender que los recuerdos positivos resultan una carga extra aunque estuvieran disfrazados de fortaleza. Entonces tiré la otra mitad de las cosas, tiré todo.

Caminar más ligero me ayudó a encontrar nuevas emociones y nuevos caminos que no tenía contemplados. Pero aún había algo que me ataba, un lazo invisible que no comprendía del todo. Esto era porque además de lo físico, estaba arrastrando cadenas de recuerdos emocionales que aún me vinculaban con parte del pasado. En un principio decidí que esta situación no es mala por sí misma, todavía pienso que las cargas emocionales no tienen por qué ser negativas per se.

Lo interesante de descubrirme con la maleta llena de emociones, fue que aprendí también que incluso estas deben irse dejando atrás para continuar encontrando nuevas emociones en lo que nos resta de la ruta hacia la eternidad. En esta parte deseo aclarar que soltar emocionalmente no significa negar nuestro pasado o dejar de pensar en lo bueno o malo que nos sucedió, porque, después de todo, son todo lo que somos en este momento y lo que nos puso en este lugar.

Soltar las emociones tiene la finalidad de continuar disfrutando y asombándonos con la vida y el mundo. Sobre todo, porque uno llega a una edad en la que tiene que decidir si carga el pasado o prefiere empujar hacia el futuro, entendiendo que el futuro es una inevitabilidad que nos atropella si no estamos preparados.

Hoy, en medio de esta incertidumbre global, puedo sentir que estoy listo para lo que viene y para volver a emocionarme como cuando era un niño y veía las luminarias del alumbrado público pensando que eran la luna en el cielo.

Las más leidas

Salir de la versión móvil