Editorial
RADIOGRAFÍAS – El multifacético Boris Vian
RADIOGRAFÍAS
El multifacético Boris Vian
NORMA SALAZAR
Vian como escritor; rasguea novelas con cierta lógica para que los lectores redescubramos a través de sus protagonistas los rompecabezas de situaciones emocionales acompañados con una ironía excesiva, como tal es el caso de Wolf en la novela L´herbe rouge que busca olvidar todo, sepultar el pretérito para lograr un futuro apto, vivir sin pendientes antiguos. Wolf es un ingeniero y acaba de colocar en cooperación de su ayudante el mecánico Lazuli una máquina que excluye los recuerdos, y no sólo eso, sino que van acompañados por sus respectivas mujeres: Lil, esposa de Wolf y Folavril, la novia de Lazuli a quienes se unen como suele ocurrir con el ingenioso humor de Vian, heredado del movimiento surrealista, un perro que no ladra sino habla de nombre Senador Dupont, ellos están de una forma obligada a acompañar a Wolf en esta nueva travesía, para comprobar su funcionamiento y si realmente es efectiva., Aquí, de manera literal se podría explicar un clímax que desencadenaría en la responsabilidad de Wolf para concluir, según el protagonista Wolf, una situación favorable para no sufrir, sin dejar de contar la vida escolar, sus estudios juveniles y profesionales, su ambiente y entorno familiar, social, religioso y también los aconteceres políticos, económicos. El personaje de evaluador, el señor Brul, dictamina su invento como “un hastío por la vida”, ya que Wolf representa otra visión de los sucesos y expone lo que le produjo este fastidio o desengaño por la vida y podemos leer entre líneas que para el personaje es “¡Qué calvario!” Reitero amable lector, es un autor que transmite en su narrativa los argumentos de desintegración a numerosos niveles que afectan en este caso a dos parejas con nombres muy extraños un tanto musicales: Wolf y Lil, Saphir Lazuli y Folavril, sólo vasta releer el inicio de la novela L´herbe rouge que es la antesala de la cena. Las debidas presentaciones transcurren con muy mínimas conversaciones, el ingeniero Vian recrea literariamente un juego mordaz; Saphir estaba enamorado de Folavril, Lil de Wolf y viceversa para conservar las apariencias simétricas. El guionista francés es un autor que delira al análisis de la crítica, a todos los críticos literarios, que sólo una palabra corta puede asignarse para referirse a él, un “multifacético” o “inclasificable” está claro, como para armar muchos rompecabezas entre párrafos sean éstos en los ambientes locales, entre los personajes, lo laboral, la vida cotidiana de las parejas, etcétera. Sus discursos literarios múltiples tiene mucho que ver con su juego de personalidad en gran parte de su obra publicada fueron casi 30 seudónimos que no siempre coexistieron nombres masculinos, algunos ocasiones sus anagramas derivan de su propio nombre, como Amélie de Lambineuse o Bison Ravi, pero terminaría ganando celebridad amarga en un punto especial, Vernon Sullivan un apócrifo escritor de color negro.
L´Écume des Jours, es una novela amplia de reconstrucción nítida, imaginación vinculada con una extensa utopía, el desbordante mundo de la lingüística una cualidad de Vian que tiene las claves fundamentales para la creación de un cosmos totalmente fantástico ajeno a la realidad, estos jugueteos lingüísticos vigorizan la grafía superficialmente lúdica de la novela, son cuantiosas las cambiantes palabras, ejemplos: Partre por Sartre; los anglicismos, los tecnicismos pero sobre todo los neologismos donde podemos observar referentes matices de James Joyce. La trama de L´Écume des Jours es protagonizada por seis agrupados en parejas diversas pero necesarias, pues éstas se completan, es decir, estos protagonistas se desmiembran del mundo real y plano, no hay una intención de profundo análisis psicológico. Déjeme enfatizar, lo que une a todos los personajes masculinos es la pasión, sí, en Colin es pasión por Chloé, Chick por Partre y en el personaje de Nicolás es totalmente lo contrario, la falta de pasión que no se alcanza a consolidar con Isis. La pasión de Chik y Colin es totalmente destructiva y fulminante mientras que Nicolás sobrevive, aquí, nuestro músico de jazz quiere interpretar una pasión que es un fuerza viva muy humana pero por sí sola destructora con todo lo que le rodea. Otro focalización de ésta novela que no debemos perder de vista se encuentra en Chick que sufre la obsesión hacia Partre y Chloé es absorbida por el nenúfar –la tuberculosis- , la frustración e impotencia de Colin están análoga a la de Alise, una trama donde los personajes no salen bien parados por sus respectivos conflictos internos que los llevan a flote a la convivencia externa con sus respectivas parejas. Importante ver al otro personaje en los capítulos posteriores, porque éste personaje “incognito” puede ceder en la interioridad psicológica de los protagonistas, es ahí, donde la novela se materializa en específico en el apartamento de Colin que vive una degradación paralela a la de Chloé, una metamorfosis del espacio que inicia con el oscurecimiento progresivo y estrecho hasta que deja de existir, una metáfora narrativa “las lámparas se están muriendo” asimismo Chloé. Un final muy asfixiante, claustrofóbico.
Desdibujar las fronteras del inconsciente con lo real es totalmente una nueva búsqueda que Boris Vian no desaprovechó de unificar conexiones; un suceso o algo que lo marcaría en algún pasaje de vida con un desasosiego, amargura, la saudade que todos pasamos en un punto crucial de nuestras vidas.
Termino ávidos lectores Boris Vian le fascinaba al igual que a Fernando Pessoa la heteronimia, el género negro de la narrativa con una honda mirada lúdica, éste trompetista vivió la vida bohemia parisina al lado de su amigo Jean Paul Sartre para después desligarse con la patafísica de Alfred Jarry. Su inclinación por una escritura más insondable adonde transmitió sus narraciones, sus conjeturas de la pasión amorosa y también el ocaso del ser humano entretejiendo en sus novelas los conflictos sediciosos, ilógicos y surrealistas sin perder la otra pasión por la música del jazz.
“Una chica primero, una pelea después,
así es la vida… VERNON SULLIVAN,
todos los muertos tienen la misma piel”