Editorial
El estrés celular – Lalo Aguirre
El estrés celular
Lalo Aguirre
Con el permiso de sus rostros, de sus espíritus y del Universo les damos la bienvenida desde Cancún, su amigo Lalo Aguirre a su espacio de reflexión, “la lectura como medio de sanación”. ¡En donde encontraremos cualquier tema que sane o ayude a sanar por medio de la lectura!
Recordando nuestra publicación anterior, en donde analizamos el tema del “estrés celular”. Pudimos notar que la aparición de esta condición genera algo que conocemos como “cansancio crónico”, el cual es un padecimiento muy común en nuestros días y cada ser humano podría estar experimentándolo. Va agotando la energía que utiliza nuestro cuerpo para realizar sus funciones y vivir.
Así es nuestra preciada “energía vital” puede estarse fugando como el agua que se fuga de una gotera en nuestra casa y como tal podríamos estar pagando altas facturas aparte de que como tal, no tenemos la educación de dar mantenimiento a nuestra casa, así que si la fuga está afectando la estructura del inmueble nos ocasionara al mismo tiempo un deterioro adicional. ¡Exactamente, así es! Dichas fugas energéticas pueden generar que se agoten nuestras reservas de energía vital y provocar cansancio crónico, esto nos deja sin energía y con la “necesidad URGENTE” de recuperar esta y paralelamente nos puede generar un daño u afectación física, como daño en el tejido de algún órgano del cuerpo por la falta de energía vital al no poder realizar apropiadamente sus funciones.
En caso de ser así nos gustaría saber dos cosas; una, saber cómo evitar que esta fuga ocurra. Y dos, saber cómo poder recuperar esa preciada energía vital, para lo cual vamos a requerir saber de dónde proviene dicha energía y eso va a referirnos a lo que consumimos como alimento.
Esta parte que explicaremos a continuación es muy interesante, por muchos años hemos creído que la energía que nuestro cuerpo requiere para vivir proviene de la comida que consumimos, aunque siempre hemos sabido o intuido que algún porcentaje de esta energía podría venir de otras fuentes. Sin embargo, vamos a centrarnos en el factor con mayor aceptación popular, el cual es la comida que ingerimos y digerimos.
Les explicaré con un breve ejemplo que todas las personas podamos imaginar, ya que es algo que conocemos de una forma u otra. Imaginemos una escena en alguna ciudad, en algún lugar del planeta, en donde se suscita una catástrofe natural como un terremoto en donde tenemos edificios, casas y diferentes inmuebles colapsados y derrumbados. Después de dos o tres días de búsqueda, entre los escombros y debajo de toneladas de concreto y fierros retorcidos rescatan un bebe de meses de edad el cual solo tiene algunos rasguños y polvo en todo su cuerpo. Se le hallo solo, sin ningún ser humano que le auxiliara o le alimentara por al menos dos días.
Bien, en este ejemplo notemos que él bebe en cuestión estuvo solo y aislado por dos días, eso son “48 horas”, sin asistencia de ningún adulto, sin comida y sin edad suficiente para mantenerse a salvo por sí solo según nuestra creencia más común. Independientemente de haber tenido la suerte de salvarse del derrumbe y no morir aplastado, la pregunta obvia en este caso es ¿cómo sobrevivió a no morir por falta de comida? Que por lo regular es de donde creemos que proviene la mayor parte de la energía con la que vivimos.
Tomando esto último en cuenta, hagamos un breve ejercicio. Piensa e imagina que también se han dado casos de adultos en las mismas condiciones, solo que el adulto si tiene la capacidad de procurarse y asistirse a sí mismo. Pero no tiene comida de la cual alimentarse por dos o tres días. ¿Cómo sobrevive? Bien, según esto observemos un detalle. Todo ser humano sea bebe o sea adulto puede sobrevivir uno, dos y hasta tres días sin comida para alimentarse. Y aquí es dónde viene lo mágico, ya que ahora pensemos e imaginemos ¿qué pasaría si algún bebe o algún adulto o nosotros mismos dejamos de respirar? No por unos segundos, ni por un minuto o dos, sino por 24 o 48 horas.
Definitivamente todas las personas conocemos el resultado que viene detrás de este suceso que hemos tomado como ejemplo ya que nadie ni siquiera estando fuera de su sano juicio aguantaría siquiera una hora sin respirar. Con este ejercicio, en mi caso creo que me queda claro de donde proviene la energía que da vida a nuestros cuerpos. Definitivamente el alimento principal que nos da vida es el aire, el cual está lleno de la energía vital que algunos llaman “prana”.
Esta energía vital también se encuentra poderosamente en nuestro alimento, solo que en menor concentración y en este caso debemos aprender que comida contiene la preciada energía. Por ello es que el vegetarianismo y el veganismo son muy recomendados cuando de restaurar y mejorar la salud se trata ya que esta forma de alimentarse a base de vegetales, frutas, semillas, etcétera, provee una gran cantidad de energía vital, preferentemente cuando se consumen crudas, sin pasar por fuego u otro proceso.
Por ello y por el contrario se sugiere no consumir carne y lácteos ya que la carne por ejemplo tiene dos factores invisibles que no estamos acostumbrados a considerar como compradores. El primer factor es que la carne pierde su energía vital muy poco después de haber sido sacrificado dicho animal y el segundo factor es la contaminación de la carne por toxinas. Este factor se divide en dos vertientes, por un lado, contiene las toxinas de las hormonas y otros químicos que los de la industria suministran al animal para incrementar volumen y apresurar el crecimiento con la finalidad de obtener las mayores ganancias. Dichas toxinas han sido catalogadas como “cancerígenas” para el ser humano ya que al ser sintéticas o material biológico que no es procesable por el cuerpo, este lo almacena o bien se va quedando residualmente en el cuerpo causando cáncer a la larga. La segunda vertiente de este factor, son las toxinas que el animal genera primero por estrés debido al trato y vida que llevan estos animales y por el pánico que les genera desde que se dan cuenta de lo que está por sucederles y hasta que son finalmente sacrificados.
Esta ingesta de toxinas aunada a una muy pobre y por lo regular nula existencia de energía vital en la carne y lácteos hace de este alimento una opción que se debe dejar hasta el último o de preferencia eliminarla de las opciones.
Concluimos que la energía vital está en otro lado diferente de donde culturalmente creemos que está, hagamos ese cambio en el modelo de pensamiento, leamos más sobre nuestra nutrición apropiada y también consumamos buena energía vital al pensar para demostrar nuestra salud al hablar y al actuar.
Así concluimos hoy, que de parte de su aventura literaria “la lectura como medio de sanación”, les invitamos a que leamos información que tenga que ver con lo que aquí hemos expresado para que podamos mantener la salud en un nivel óptimo. Les agradezco su tiempo y espacio por acompañarnos, les mando un gran saludo cósmico, su amigo Lalo Aguirre el Dragón Planetario Rojo 101…Inlakech