Editorial

QUINO: DE PASEO POR LA VIDA DE UN DIBUJANTE EN 5 MINIFICCIONES – MARIEL TURRENT

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QUINO: DE PASEO POR LA VIDA DE UN DIBUJANTE EN 5 MINIFICCIONES

MARIEL TURRENT

I

1935 Joaquín Tejón con orgullo miró a su sobrino de tres años extraído en sus dibujos, entonces supo que lo superaría. Celoso de su nombre le dijo “¡Vos sos un gran ilustrador! Seguro ganarás la Palma de Oro, has salido a tu tío. Cuando hagás un dibujo lo tenés que firmar, mirá, poné tu nombre acá. Así todo el mundo sabrá que vos lo hiciste”. 

 

II

Yo, tan extrovertido, apenas lo vi enmudecí. Quino, que sufría una timidez enfermiza, también quedó pasmado, hasta que, con un gesto nervioso, tomó al Pelado que estaba sobre la mesa, garabateó una Susanita enamorada y escribió con su puño y letra unas palabras en mi corazón.

 

 

III

El vino es un gran compañero que me gusta compartir. No con Mafalda, ella no debe beber. Con ella, comparto la música flamenca —otra de mis pasiones—, y le inculco mi interés por la humanidad. Como es una chiquilla preguntona, cuestionadora, irreverente e inesperada que plantea constantemente molestas interrogantes. Pero es genial con una gran inteligencia y sagacidad inmune a los racionamientos adultos. Qué haría yo sin Mafalda. Cuando tenga que irme de este mundo, estoy seguro de que ella seguirá haciendo que mis lectores reflexionen sobre la validez de los hábitos, creencias y prejuicios. Por eso la procuro siempre, porque estoy seguro de que ella se encargará de ayudar a construir una sociedad mejor.

 

IV

Entonces pensé en el éxito que estaba teniendo Shulz con Snoopy. Recordé los dibujos de Quino y le llamé para preguntarle si podía hacer algo parecido quería utilizar la historieta para publicitar los electrodomésticos Mansfield. Como requisito el nombre de todos los personajes debía iniciar con M. Quino hizo una historieta de una familia, le quedó bastante bien pero todo se vino abajo cuando un idiota del diario El Clarín me puso en evidencia alegando que aquella tira humorística tenía fines publicitarios. Me dio tristeza por Quino, realmente era simpática la niña de pelo negro a la que no le gustaba la sopa.

 

V

Cuesta juntar ánimos para bajar al mundo, pero eso no quiere decir que yo esté muerta. Y es que cuando vi esa tira donde aparezco yo a media calle, recién atropellada por un camión de sopa, casi me muero de verdad. Cuando Quino me vio llorando mi propia muerte sonrió y me dijo que no me preocupara, que él nunca me mataría: “México es el único lugar donde inventan cosas, a mi amigo Rius, el presidente Díaz Ordaz le hizo un simulacro de ejecución. ¡Lo fusilaron con salvas! No es de extrañar que hayan fingido tu muerte con una viñeta apócrifa”.

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