Tecnologia
La NASA creó una nube artificial para estudiar el impacto del cambio climático
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio ( NASA por sus siglas en inglés) no para de sorprendernos y en esta oportunidad presentó una nueva experimento que consiste en crear ¡una nube!
Este llamativo proyecto fue realizado por un grupo de investigadores, quienes lanzaron un cohete en la atmósfera superior con el objetivo de estudiar los cambios a los que está sujeta la misma.
La difusión fue realizada a través del sitio oficial de la NASA. Las nubes que crearon son concretamente «nubes mesosféricas polares», que básicamente están compuestas por un en enjambres de cristales de hielo en «las capas altas de la atmósfera y que captan la luz solar de una manera inusual», explicaron.
Los detalles del experimento
El experimento se llevó a cabo mediante el lanzamiento del cohete Super Soaker, que incorporaba un depósito de 220 litros de agua, desde un campo de investigación en la ciudad de Fairbanks, en Alaska.
Asimismo, cuando el cuerpo artificial alcanzó una altitud aproximada de 85 kilómetros, se detonó el depósito, provocando la liberación del líquido. Dieciocho segundos después, un radar láser terrestre detectó un débil eco que indicaba la presencia de una nube mesosférica polar, la generada mediante la operación.
En base a las observaciones realizadas, los científicos crearon un modelo que simula el proceso de desarrollo de estas nubes. Los resultados sugirieron que la introducción de agua condujo a una caída significativa de la temperatura en esa parte de la atmósfera.
Sin embargo, la presencia de más vapor de agua no significa que la temperatura baje sin límites, dado que las nubes actúan como un termostato. A medida que el agua se congela, el vapor se convierte en cristales de hielo. Cuando los cristales de hielo se calientan, se subliman de nuevo en vapor y el ciclo se repite.
El estudio relacionó los resultados del experimento con la realidad actual del tráfico espacial, marcada por el aumento del número de satélites y cohetes, cuyo lanzamiento genera vapor de agua. En este contexto, realizar un seguimiento de la formación de las nubes mesosféricas polares y observar los cambios en los niveles de agua sería clave para comprender el impacto que las actividades humanas tienen sobre el espacio cósmico.