Editorial

RADIOGRAFÍAS – Sentimiento juicioso

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RADIOGRAFÍAS

Sentimiento juicioso

NORMA SALAZAR

Los antiguos griegos la nombraron mélaina cholé, melancolía, uno de los cuatro humores que según Hipócrates eran causados por el organismo junto con la sangre, la bilis amarilla o roja y la flema, la complexión de los individuos pendía de la mixtura de los humores de la superioridad de unos sobre otros, proporcionando así seres humanos sanguíneos, coléricos, melancólicos o flemáticos. Otro punto, da lugar a una afección donde la alquimia, la cábala y los textos hermenéuticos añaden la razón de que existe una raíz melancólica que arrastra estigmas y fábulas. Aristóteles explicó que la melancolía por los hombres en las artes sea la filosofía, la poesía o la política eran hasta cierto punto melancólicos y afirmaba en tiempos memorables que era excitada por la bilis negra, un mal que se exteriorizaba en diferentes estados por locura o éxtasis que brotaba desde su ser interior. En la época del psicoanalista Sigmund Freud destacó su importancia en comparar la melancolía y los estados normales con interés adonde estableció el trabajo que operaba en la melancolía y el duelo, no tanto en la escritura sino en una pérdida e incapacidad provocada por la inhibición, en las Obras completas I, Duelo y melancolía escribe Freud “El melancólico nos muestra todavía algo que falta en el duelo, una extraordinaria rebaja en su sentimiento yoico, un enorme empobrecimiento del yo. En el duelo el mundo se ha hecho pobre y vacío; en la melancolía eso le ocurre al yo mismo” Ahora bien, la escritora Marguerite Duras en su ensayo Escribir nos dice acerca del dolor: ”Sin duda se trataba simplemente de que ya estaba cansada de vivir, un poco más cansada que los demás. Era un estado de dolor sin sufrimiento. No intentaba protegerme de los demás, en especial de quienes me conocían. No era triste, era desesperado” Sí, el dolor es la secuela del tránsito por el lóbrego pasaje del duelo y esta pérdida arrastra algo de uno, es decir, un dolor moral, éste será el estado melancólico más puro. Como leemos un fragmento de la Poesía completa de Viel Temperley, La Tristeza

“Para lavar esta tristeza

hoy llevaría cuerpo y alma

a los chorros helados

de la pampa de Achala.

A caballo iría al alba

bajo su cielo gris,

camino a una hondonada

a donde fui una vez

hace ya tanto.

Escucharía el viento,

miraría unos cóndores volando,

y después,

laja

a laja

bajaría el caballo,

dando golpes de agua

sus manos

y asustado”

 

Reitero amable lector, la contención melancólica nos sobrecoge como algo ininteligible porque no visualizamos lo que comunica realmente. El melancólico muestra algo que le falta en el duelo y es una asombrosa desvalorización en su condición del yo interno. Llega a asentar en qué esencia exacta se trata el dolor melancólico, asimismo, con un solo temple nos dice cosas, de identidad que lo externa de una forma vital sin perder de vista un tono anímico en cada verso.

Todas las líneas se entrelazan con una actitud tan humana, evidente en cada línea poética va acompañada de sentimientos enérgicos que anuncian un clímax oscuro. Frente a frente se descubre a través de nuestra lectura el objeto de significación anímica con su otro yo. Es una catártica sanación, una atribulación honda como lo escribiera otro grande poeta, me refiero al poeta lusitano Fernando Pessoa con su Libro del desasosiego de Bernardo Soares

 

“En estas tardes me llena, como un mar en plena marea,

un sentimiento peor que el tedio pero al que no le cuadra otro nombre

que el de tedio –un sentimiento de desolación sin lugar, de naufragio

de toda el alma. Siento que he perdido un Dios complaciente,

que la Substancia de todo ha muerto. Y el universo sensible es para mí un cadáver

al que amé cuando era vida; más todo él se ha vuelto nada en la luz todavía caliente

de las últimas nubes iluminadas”

 

Se nos revela a un hombre en el instante de duelo y melancolía, va narrando el balance de su existencia que afronta y cede. Las estrofas dejan ver un contexto nada halagador. Sin embargo, hay algo más que un escueto examen sobre la vida, observamos la mera declaración de una vida dolorosa.

Termino ávidos lectores, el tono de la melancolía, duelo que se refleja en la literatura es una aportación del estado de ánimo humano y nos cuestionamos por nuestras lecturas ¿Qué nos da cómo reflexión? Como lectores encontramos una honda lectura para reflexionar las conciencias de raíz del ser humano.

Fotografía 1: CLAUDIA SHAPIRO

Fotografía 2: SUSANA CASARIN

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