Editorial

Cárdenas Palomino. ¿Y el narco?

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Por: Ricardo Ravelo

Era el 25 de junio de 2012. El día parecía normal en la terminal ll del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Los pasajeros entraban y salían, pasaban con maletas y documentaban sus pertenencias; otros se preparaban para abordar sus respectivos vuelos nacionales e internacionales. Era el ir y venir de todos los días.

Cerca de las 8:30 de la mañana, un avión de Aeroméxico procedente de Lima, Perú, arribó a la terminal aérea. Traía en la panza media tonelada de cocaína. Las maniobras de desembarque empezaron a realizarse. La Policía Federal –se dijo entonces– vigilaba que todo estuviera en orden, aunque en realidad custodiaba el cargamento. Así operaban los hombres de Genaro García Luna en la terminal aérea. La droga pertenecía al cártel de Sinaloa.

En el área de comida rápida, unos policías federales adscritos a la terminal, quienes estaban bajo el mando de Luis Cárdenas Palomino –detenido el lunes pasado en Naucalpan, Estado de México– comenzaron a discutir. El altercado se presentó en las inmediaciones del área de comida rápida.

La riña subió de tono, los agentes sacaron sus pistolas y comenzaron los disparos. La gente se espantó y corrió a refugiarse en los pasillos y puestos de comida. Otros se tiraron al piso, pecho tierra. El saldo fue de tres uniformados muertos. El pleito comenzó tras el arribo de la aeronave que provenía de Perú con la droga. El grupo de Cárdenas Palomino pretendió sobornar a otro grupo de agentes que no querían colaborar, según se dijo. Aparentemente nunca se pusieron de acuerdo con el monto económico y aquello desató en el tiroteo.

En ese tiempo el Secretario de Seguridad Pública Federal era Genaro García Luna, actualmente preso en Estados Unidos bajo la acusación de haber brindado protección al cártel de Sinaloa. Luis Cárdenas Palomino –el que fue detenido el lunes– y Ramón Pequeño –prófugo de la justicia– eran los brazos de apoyo del entonces funcionario consentido del Presidente Felipe Calderón. Por ello, ambos son coacusados en el expediente que el extitular de Seguridad Pública enfrenta en la Unión Americana.

De acuerdo con las investigaciones, durante el sexenio de Felipe Calderón el cártel de Sinaloa compró en varios millones de dólares la secretaría de Estado denominada Secretaría de Seguridad Pública Federal para que García Luna –un viejo conocido suyo a quien llamaban “El Licenciado”– ocupara el cargo.

El acuerdo con el Presidente Felipe Calderón lo habría ordenado Ismael “El Mayo” Zambada, Arturo Beltrán Leyva y Sergio Villarreal Barragán, “El Grande”. Fue este último quien hizo el trato con Calderón durante la fiesta de un bautizo celebrada en Torreón donde Felipe Calderón y Margarita Zavala fungieron como padrinos, de acuerdo con un pasaje que el periodista Jesús Lemus cuenta en su reciente libro El Licenciado, donde aborda la biografía política y criminal de Genaro García.

Durante todo el Gobierno de Calderón Hinojosa el cártel de Sinaloa operó a través del Aeropuerto de la Ciudad de México. En 2011, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) determinó, con base en sus investigaciones, que el cártel de Sinaloa mantenía un centro de operaciones en la terminal aérea para el trasiego de drogas, vía aérea, a Estados Unidos y Europa. Todo estaba protegido por la Policía Federal, militares e incluso la Interpol.

La propia organización criminal se atribuyó que eran los operadores únicos de la plaza; con todo el poder económico, procedió a cooptar a personal de diversas líneas aéreas, pilotos, sobrecargos y empleados de las aduanas con el objeto de tener bien aceitadas sus relaciones. Así, con la complicidad de pilotos y sobrecargos, la organización movía miles de kilos de droga a Europa. Muchas aeronaves llegaban a la terminal de Barajas, en Madrid, España.

La PGR, además, confirmó que el principal operador de la plaza era Ismael “El Mayo” Zambada. También señaló a Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, y a Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.

Las investigaciones de la entonces PGR se basaron en la averiguación previa SIEDO/UEIDCS/350/2008, donde Jesús Zambada Reyes –hijo de Jesús Zambada García, “El Rey”, hermano de Ismael “El Mayo” Zambada”– declaró tras su detención que su padre utilizaba el aeropuerto de la Ciudad de México para trasladar droga de Colombia a México y luego a Estados Unidos.

En su testimonio, Jesús Zambada identificó a su tío –“El Mayo” Zambada– como la persona a quien se le rendían cuentas por el traslado de drogas a diversas partes de Centroamérica, Sudamérica, Europa y Estados Unidos.

La voz de Jesús Zambada fue acallada. Un día, durante el periodo en el que estuvo adscrito al programa de testigos protegidos –estaba recluido en la casa de arraigo de la PGR ubicada en Santa Úrsula Xitla número 87, en Tlalpan, en noviembre de 2009– apareció muerto.

Los responsables de la seguridad del lugar lo hallaron colgado. Según la versión oficial, el testigo se suicidó, aunque otra versión establece que la orden de asesinarlo la dio su tío “El Mayo” Zambada por haber abierto la boca.

Y es que en ese tiempo el testigo había contado detalles de los refugios de Zambada García en Sinaloa. La Procuradora General de la República entonces era Marisela Morales. Con base en la información que aportó el testigo la PGR programó un operativo y “El Mayo” Zambada fue detenido, pero no por mucho tiempo, pues el capo ofreció una suma descomunal a los agentes: el doble de lo que Estados Unidos ofrecía por su cabeza: 10 millones de dólares en efectivo.

De esa forma, Zambada fue liberado. Pero no fue suficiente, ya que el líder del cártel de Sinaloa quiso saber quién lo había delatado. Le dijeron que su sobrino. Pocos días después apareció ahorcado en la casa de arraigo de la PGR y de ese caso no se supo más nada. La investigación fue guardada en los archivos.

No fue todo: Luego fue ejecutado en un café Starbucks de la avenida Pilares casi esquina con Universidad, en la colonia Del Valle, Francisco Bayardo del Villar, quien era comandante de la Policía Federal, quien fue relacionado con el cártel de Sinaloa. Tras su detención se acogió al programa de testigos protegidos y empezó a hablar sobre las operaciones de ese grupo criminal en el país, pero sobre todo, en la terminal aérea de la Ciudad de México. El testigo había contado detalles secretos de cómo “El Mayo” Zambada había cooptado a funcionarios federales para garantizar el tráfico de drogas.

En todo este enjuague aparecía el nombre de Luis Cárdenas Palomino, actualmente preso en el penal de La Palma por el delito de tortura; en el expediente estadounidense contra Genaro García Luna aparece como coacusado junto con Ramón Pequeño, éste prófugo de la justicia. A todos los vinculan con la protección del cártel de Sinaloa.

Lo extraño de la captura de Cárdenas Palomino es que fue capturado por el delito de tortura por el caso de la banda de Los Zodiaco, a la que presuntamente pertenecía Florece Cassez, pero por sus ligas con el narcotráfico la Fiscalía General de la República no ha consignado ninguna carpeta. Es posible que Estados Unidos solicite su extradición para que enfrente a la justicia norteamericana por sus vínculos con el cártel de Sinaloa.

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