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Diego Lainez se ilumina con el ’10’ del Cuau y responde al clamor general

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Durante los primeros minutos fue un simple espectador del partido de ping pong que propusieron México y Francia.

Cada que sus compañeros lo buscaron era con balones aéreos en los que no tenía ni la mínima posibilidad de competir, pues su marcador le sacaba al menos 30 centímetros de estatura.

Estaba aislado pegado a la banda derecha, a perfil cambiado, hasta que en una mala salida de los galos tomó un balón y le puso un pase soberbio de gol a Alexis Vega, que se quedó muy cerca del primer gol del partido.

Una simple acción llenó de confianza a Diego Lainez, quien con el ‘10’ en la espalda estaba llamado a tener más que destellos en el debut olímpico de la Selección Nacional.

Y entonces apareció con la mejor de sus virtudes, y en un derroche de habilidad dejó sembradas a dos torres francesas para entrar al área y centrar hacia Henry Martín, quien se quedó a centímetros de rematar.

Empezaba a notarse el llamado ‘Factor Lainez’ y en el complemento fue determinante. De nueva cuenta en un encare, hasta en dos ocasiones eludió al mismo rival y con su pierna menos hábil, la derecha, le puso en bandeja el 1-0 a Vega, quien esta vez sí acertó y México abrió el marcador.

En la goleada azteca no solo brilló el futbolista del Betis, pero sin duda de nueva cuenta dejó constancia, ahora en un escenario mayúsculo, de que está llamado para consagrar grandes historias. Talento tiene y de sobra.

No es un secreto que desde el ya lejano retiro de Cuahtémoc Blanco, México no tiene a un número ‘10’ que maneje los hilos del equipo, que diga el cómo y el cuándo en la ofensiva, y Diego cuenta con sólidos argumentos para ser ese hombre. En esta selección Sub-24 y en la mayor.

Aquel chamaco que corría sin freno chocando ante los rivales y que decidía mal en 8 de 10 oportunidades ya maduró. Hoy Lainez cada vez elige mejor. Sabe cuándo hay que poner la pausa, cuándo debe ir al mano a mano y sobre todo, en qué momento el partido necesita de su audacia.

En el arranque del segundo tiempo con el marcador 0-0 ante Francia fue determinante que identificara que el Tri debía pegar primero para tomar ventaja, o le podía pasar lo de tantas otras ocasiones, dominar y no concretar para después verse en desventaja.

Carlos Vela fue una simple llamarada en la Selección Nacional con el ‘10’ en la espalda, porque nunca estuvo convencido ni dedicado a ser el referente que su capacidad demandaba.

Lainez ya entendió que el clamor general le exige tomar una estafeta gigante como la que dejó Cuauhtémoc Blanco hace varios ayeres en el Tri. De entrada, en el debut de Juegos Olímpicos ante la ‘favorita’ Francia, Diego se iluminó con la estela del ‘jorobado’.

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