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Pemex construye refinería Dos Bocas en área que prometió proteger
Es una nueva refinería de petróleo masiva que se construye en una era centrada en las energías renovables. Costará más de lo prometido y va con retrasos. Y ahora, documentos públicos revelan que Dos Bocas, uno de los proyectos favoritos del presidente Andrés Manuel López Obrador para su natal Tabasco, se está construyendo en una zona que la petrolera estatal había prometido proteger.
Los documentos, que no han sido reportados anteriormente, muestran que en 2006 y 2007, Petróleos Mexicanos (Pemex) se comprometió a preservar el área que incluía un bosque de manglares a cambio del derecho a perforar cerca.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) otorgó a Pemex permiso para desarrollar reservas de petróleo y gas durante 20 años con la condición de que no construyera nada nuevo en áreas cercanas que contienen flora y fauna raras, muestran los archivos. El área albergaba cuatro tipos de manglares, un árbol costero que absorbe más carbono que la mayoría de los árboles y protege contra las inundaciones, así como 23 especies de animales protegidos, explicó Pemex en su evaluación de impacto ambiental de 2006 del área.
La conservación de la vegetación en la costa “debe considerarse una prioridad”, escribió la petrolera en la evaluación de impacto. Prometió que todos los manglares estarían en una “zona de uso restringido” donde la empresa no construiría ni realizaría actividades que no fueran el mantenimiento de las instalaciones existentes.
Al dar su aprobación condicional a la explotación de los embalses, la Semarnat declaró en 2007 que Pemex “no podrá desarrollar proyectos y actividades en áreas” que contengan manglares y otros tipos de vegetación. La empresa “debe cumplir con todas y cada una de las medidas de prevención y mitigación que propuso en la evaluación de impacto ambiental” y otros documentos incluidos en la propuesta, escribió el ministerio.
Las coordenadas de mapas satelitales del área que figuran en los documentos y que fueron verificadas para Bloomberg por Planet Labs, un proveedor de servicios de imágenes satelitales con sede en San Francisco, no dejan lugar a la ambigüedad: la refinería se encuentra dentro del área protegida.
El compromiso de abstenerse de desarrollar el terreno parece seguir vigente, según cuatro abogados ambientales consultados por Bloomberg News: Fernanda Velasco y Adriana Miranda, quienes trabajaron como reguladoras del Gobierno; Daniel Basurto, excoordinador de la Comisión de Derecho Ambiental de la Barra Mexicana Colegio de Abogados; y Gustavo Alanis, director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental.
“Pemex está obligado a llevar a cumplirlas [las condiciones de Semarnat] durante la vigencia del proyecto” de 20 años, comentó Velasco.
Por otra parte, Basurto dijo que la obligación de Pemex de conservar el área podría haber sido reemplazada, teóricamente, por un acuerdo o directriz posterior, pero no conocía ningún cambio de ese tipo.
Ni Pemex ni la Semarnat respondieron a varias solicitudes de comentarios. La oficina del presidente declinó hacer comentarios.
En 2019, la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), rama reguladora de la Secretaría de Medio Ambiente, multó a un tercero que había talado ilegalmente manglares en el sitio de Dos Bocas. Las imágenes satelitales muestran que se siguieron talando manglares después de que Pemex comenzó a construir la refinería.
López Obrador ha prometido llevar a la endeudada Pemex a su estado anterior como motor de la economía mexicana. Considera que la refinería es fundamental para ese proyecto y para brindar seguridad energética al país.
“Queremos ser autosuficientes”, dijo cuando visitó el sitio el año pasado. Si no fuera por Dos Bocas y las reparaciones de otras seis refinerías, “solo estaríamos perforando pozos y vendiendo materia prima en el extranjero y comprando cada vez más gasolina”, dijo.
El mandatario promociona la refinería como un gran trabajo y con frecuencia muestra videos de su progreso en sus conferencias de prensa matutinas. Las imágenes, a menudo animadas, muestran a trabajadores corriendo y grúas abultadas construyendo torres de combustión y cúpulas de hormigón en una extensión polvorienta flanqueada por la jungla, a tiro de piedra del mar.
Durante su visita en mayo, López Obrador proclamó desde un malecón cercano: “Esta es mi tierra, mi agua. Vamos a la refinería de Dos Bocas, trabajar así es un placer y un deber “.
A pesar de los muchos empleos creados por el proyecto, los votantes de Paraíso, el municipio donde está ubicado, rechazaron a Morena en las elecciones locales del mes pasado. El partido gobernante perdió su control sobre la alcaldía del pueblo ante el PRD, un partido de izquierda al que alguna vez perteneció López Obrador.
El proyecto ha tenido problemas. Se suponía que estaría abierto al público en 2022, pero el último plan de Pemex es que comience a operar en su totalidad en 2023. Muchos economistas pensaron que el precio de 8 mil millones de dólares era demasiado alto. Las últimas proyecciones sugieren que el costo será de más de 10 mil millones de dólares.
El impulso de AMLO para reactivar las empresas estatales de energía a menudo se ha producido a expensas del medio ambiente. Decenas de proyectos de energía renovable se han visto obstaculizados, mientras que la empresa estatal quema fuelóleo con alto contenido de azufre y una planta de carbón se reabrió el año pasado.
Pemex provocó la ira internacional a principios de julio cuando una fuga de gas provocó un incendio en el mar en el Golfo de México, aunque la compañía dijo que no causó daños ambientales.
En el otro lado de la balanza se encuentra un anuncio que realizó este mes el gobernador electo del estado de Sonora, Alfonso Durazo, exmiembro del gabinete de AMLO, de una inversión de mil 700 millones de dólares para construir lo que será la octava planta solar más grande del mundo.
Mientras tanto, un proyecto de 3 mil 400 millones de dólares destinado a reforestar vastas áreas de selva ha fomentado accidentalmente la pérdida generalizada de cobertura forestal. El otro gran proyecto de infraestructura del presidente, un ferrocarril turístico en el sureste del país, ha generado controversia al amenazar la selva tropical y el hábitat de cientos de jaguares en peligro de extinción.
Un estudio de 2008 realizado por el estatal Instituto Mexicano del Petróleo para Pemex reveló que Dos Bocas era el peor de siete potenciales sitios considerados para una nueva refinería debido a razones ambientales y sociales, incluida la presencia de manglares y el riesgo de inundaciones.