Editorial

Dura lección: el amigo es Biden

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Por:  Pablo Hiriart

La conversación telefónica entre el presidente López Obrador y la vicepresidenta Kamala Harris puso en evidencia lo costoso que resulta para los mexicanos la hostilidad sin sentido del gobierno contra Joe Biden.

Una simple llamada por celular dio por resultado que Estados Unidos regale a México 8 millones 500 mil vacunas contra el Covid.

De ellas, 5 millones serán AstraZeneca.

Y las 3 millones 500 mil restantes serán Moderna, también regaladas, llegarán una vez que la Cofepris la apruebe, a pesar de que Estados Unidos la aprobó desde el año pasado.

La lección ha sido dura para el gobierno de México en lo político. Y no sabemos si la aprendió o no.

Pero lo es más para la población, que ha pagado con vidas –que pudieron salvarse con una vacuna– la actitud anti-Biden. Eso no tiene remedio, es irreversible. Muertos están.

El año pasado el presidente de Argentina dio conocer, con ampuloso triunfalismo, que su país y México iban a producir unas 250 millones de vacunas contra el Covid, luego de un convenio con AstraZeneca y financiamiento de la Fundación Slim.

Alberto Fernández celebró que México y Argentina “sean los puntos referenciales para esta producción, y que podamos de este modo traer una solución al continente… Este acuerdo lo que le permite a Latinoamérica, y a Argentina particularmente, es poder acceder entre seis y 12 meses antes a la vacuna”.

México y Argentina iban a vacunar contra el Covid a América Latina en el primer semestre de 2021.

Al día siguiente del anuncio de Alberto Fernández, López Obrador hizo lo propio en Palacio Nacional. “Vamos a trabajar de manera coordinada con Argentina en beneficio de los pueblos de América Latina”, dijo.

El gobierno mexicano continuó junto a su amigo populista argentino, dio las gracias a China, a Rusia, y nunca dejó de desafiar en distintos foros a la administración del presidente Biden, socio y vecino.

¿Qué pasó con las vacunas que se iban a producir en Argentina y envasar en México, y habría de sobra para regalar en el continente?

¿Qué fue de las 250 millones de vacunas que en el primer semestre de este año debieron inmunizar contra el Covid a mexicanos, argentinos y demás latinoamericanos?

Argentina, hasta ayer, aún no alcanzaba al 20 por ciento de la población completamente vacunada.

Y el lunes el presidente de México le pidió vacunas a la vicepresidenta de Estados Unidos.

Ahí van para el vecino del sur 8 millones 500 mil dosis.

¿Cuántas vidas de mexicanos se habrían salvado si esa llamada se hubiera hecho al día siguiente de que Biden tomara posesión?

Si en lugar de seguir obstinado en la mentira de que Donald Trump fue víctima de un ‘fraude electoral’, el gobierno de México lo hubiese felicitado como hizo el resto del mundo, ni siquiera habría sido necesario pedir vacunas.

Estados Unidos ya ha regalado 111 millones de dosis, entre ellas 4 millones a México –a pesar de los insultos–.

Y este mes regalará al mundo 500 millones de dosis más.

Son vidas que se salvan, a cambio de nada.

Ahí están nuestros amigos, no en las filas del populismo internacional.

Es correcto llevar una buena relación con Argentina, Rusia y China.

Pero pretender que ellos son los aliados de México para cuestiones serias, de vida o muerte, es un error.

Erigirse en los salvadores de América Latina, del brazo de un populista que tiene a su país con 50 por ciento de inflación y 10 tipos de cambio diferentes, era una aventura destinada al fracaso.

Insistir en ello y seguir agrediendo a Biden sin sentido, sería imperdonable.

¿Por dónde se deslizó la historia de las 250 millones de vacunas que salvarían a mexicanos, argentinos, peruanos, venezolanos, colombianos, cubanos, panameños…?

Dejo estos dos párrafos de la BBC de Londres, de mayo:

“En medio de los rumores y las tensiones, el empresario farmacéutico argentino Hugo Sigman, dueño del Grupo Insud, acudió a las redes sociales para rechazar las acusaciones y explicar por qué se ha retrasado la producción de la vacuna”.

“Sigman, cuyo laboratorio, Abxience, es el que fabrica el principio activo de la vacuna de AstraZeneca, aseguró a través de una serie de tuits que el problema no tiene que ver con ese proceso, que se realiza en Argentina, sino con el que viene después: el envasado, que se realiza en México”.

Con el populismo no se va a ningún lado.

Con un vecino como Biden, llegan 8 y medio millones de vacunas, regaladas, gracias a una simple llamada telefónica a la vicepresidenta.

Toda una lección. El punto es entenderla.

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