Editorial
Crónicas del Olvido – ANÁLISIS DE LA DRAMATURGIA VENEZOLANA ACTUAL
Crónicas del Olvido
ANÁLISIS DE LA DRAMATURGIA VENEZOLANA ACTUAL
Alberto Hernández
1.-
Un libro de análisis precisa de perfiles, de un repaso por obras e ideas, pero cuando se trata de teatro el análisis se asoma a proscenio y nos vierte una serie de elementos que nos convierten en lectores /espectadores. Un libro de análisis dramatúrgico, es decir de textos de dramas, mas no de teatro en escena, es un trabajo que convida a una hondura donde juegan papel relevante la historia, los métodos, los argumentos, etc. Es decir, es un análisis donde el pensamiento no elude la academia: dice y desenvuelve.
“Análisis de la dramaturgia venezolana actual”, publicado por Ediciones Antígona, Serie Análisis Teatral, Madrid, 2017, invita al lector a imaginar lo que podría pasar sobre las tablas desde el texto. Pero más allá de esa convicción, el que se apoltrone a leerlo debe saber que un análisis es un estudio pormenorizado de muchos materiales en los que participan tesis, teorías y demás tentaciones propias de un estudio como éste. En este caso, José-Luis García Barrientos, director de la mencionada editorial, ha recorrido el mundo dramatúrgico de varios países a través de páginas en las que quien las consulta siente que ha aprendido y aprehendido lo que ese país significa en la actualidad.
Alegra saber que este trabajo de venezolanos sobre venezolanos contó con la participación de uno de los hombres más duchos en nuestro mundo teatral, el profesor Leonardo Azparren Giménez, quien se encargó de recoger las notas sobre seis autores, quienes fueron estudiados por otros seis que también viven en el mundo del teatro. Es decir, se trata de un libro en el que gente de teatro es abordada por gente de teatro.
Especialistas como el español García Barrientos y el barquisimetano Azparren Giménez brindan la oportunidad de hacernos saber de dramaturgos de estos días, tratados por críticos de estos días, lo que permite conocer lo que tiempo antes sucedió en Venezuela, porque los presentes autores son herederos de aquellos que hicieron escuela tanto en la capital de la República como en el resto del país.
En su entrada a estas páginas, Azparren hace un barrido por la historia contemporánea de nuestro mundo teatral. Desde la llegada de la democracia en 1958 hasta la tragedia política que actualmente nos arropa. Esos años de libertad permitieron el nacimiento de grupos e individualidades que hicieron tanto del texto como del drama vivo un espacio para complacencia de todo el país. No había un estado de Venezuela donde no se ejerciera la acción escénica. En Caracas, sólo para decir de algunos, El Nuevo Grupo, alrededor del cual se encontraban otras voces que se hicieron plural revelación en todo el mapa cultural venezolano a través de hombres como José Ignacio Cabrujas e Isaac Chocrón. Carlos Giménez en Rajatabla y Kiddio España al frente del Festival de Teatro de Oriente, entre otras personalidades y eventos que dejaron una huella en nuestro mundo escénico.
Más adelante, Azparren menciona a otros dramaturgos como José Simón Escalona, Enrique León, Román Chalbaud y Rodolfo Santana, y a críticos como Carlos Herrera y Orlando Arocha.
2.-
En este tomo Carlos Sánchez Delgado es estudiado por el mismo Azparren y Rennier Piñero Lobo; Xiomara Moreno por Penélope Hernández Lara; Gustavo Ott por Ocdilys Rodríguez Velásquez; Elio Palencia por Juan Martins; José Tomás Angola por Concepción Reverte Bernal, y José Miguel Vives por María Carolina García.
Por su parte, García Barrientos hace un estudio denso y extendido sobre El método, que seguramente será de mucha ayuda tanto para los críticos como para los hombres y mujeres de acción y visión sobre las tablas, así como para los mismos directores, quienes siempre andan en la búsqueda de nuevas maneras de abordar los espacios donde se desplazarán sus personajes.
Los actores tendrán una mirada más amplia de lo que significa ir más allá de su oficio y presencia ante el público.
3.-
Lamentablemente, este libro no circulará en nuestro país, ya sabemos las razones. Pero queda el aliciente de que nuestros dramaturgos y críticos tendrán un lugar en España y otros países de habla hispana, donde seguramente serán muy bien evaluados.
Dos ejemplos calzados por García Barrientos y Azparren Giménez, respectivamente:
“Las características del proyecto han ahormado el grupo de investigación que loa sume: compacto en lo teórico y metodológico, como garantía de rigor y congruencia, y necesariamente internacional, como exigencia del objeto de estudio y de la perspectiva intercultural adoptada. Para cada capítulo y para cada volumen contamos con la colaboración de analistas invitados que han venido a enriquecer y ampliar el grupo inicial, esa voluntad de apertura permite a las aportaciones de este libro soñar con ser preludio de otras que las completen y las mejoren”.
(***)
“En estos nuevos dramaturgos lo común es la diversidad discursiva en el empleo del lenguaje teatral y las diferencias de enfoque en el tratamiento de los temas. Pero en medio de la diversidad, las incertidumbres producto de una década abierta a cualquier alternativa. Sin parentescos ideológicos ni semejanzas temáticas, coinciden en la necesidad de abrir el lenguaje teatral con riesgos, limitaciones y, siempre, audacia. Por esto, en los años finiseculares del siglo XX los dramaturgos venezolanos se aproximaron a lenguajes posmodernos, aunque sin definirse como tales”.
4.-
Este importante trabajo de García Barrientos ya ha recogido los análisis de países como Cuba, México, Argentina, España, Chile, Uruguay, Costa Rica, Colombia, ahora Venezuela y Puerto Rico. Es decir, es un paseo ambicioso que ya ha dado resultados: el teatro que se dice en español ha comenzado a ser conocido en todos esos países hermanos.
Un proyecto que dejó de serlo para convertirse en una realidad.