Tras el robo, se reconoció “un poco humillada. Todo tirado, todo lo que has guardado con cuidado, tu ropa revuelta. Todo lo que finalmente es parte de tu vida y le tienes cariño. Nada más faltó que le hicieran pipí encima”.
Destacó que es raro que los asaltantes supieran que existe una una continuación pequeña de la casa, donde se encuentra su área de trabajo y de donde sustrajeron la computadora.
La autora de La noche de Tlatelolco expresó que no vio que hayan roto vidrios o forzado cerraduras. “Fuimos a comer. Fui con Felipe, Paula y Manuel, y dos de sus nietos. Regresamos y ya estaba este desastre”.
Mencionó que la primera que entró fue su hija Paula, quien la visitó después de asistir en Tonantzintla al homenaje que se le rindió a su papá, Guillermo Haro, por los 50 años del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE). “Ella fue la que notó primero que la puerta está abierta”.
La narradora dijo: “mi experiencia es que nunca nadie en toda la vida te roba un libro. Les interesan muy poco. Sí robaron una laptop pero ninguno otro aparato. Hay fotos de mi mamá. No se volaron ni un cuadro”.
Recuerda que por su apoyo al actual presidente Andrés Manuel López Obrador hace un tiempo fue hostigada y vivía una atmósfera de agresión, pero que en la actualidad había cesado.