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Escondiendo los contagios
Si el presidente de la República hubiera seguido la recomendación que dieron las autoridades de la Ciudad de México este fin de semana, no se hubiera hecho la prueba y se hubiera aislado por siete días automáticamente al percibir los síntomas respiratorios.
No lo hizo el presidente. Se hizo el examen y verificó que es positivo, por lo que estará en aislamiento.
No hizo lo que la autoridad de la Ciudad recomienda.
El pasado fin de semana se registró una nueva marca diaria de contagios de COVID-19 en México. Fueron 30 mil 671 casos.
Con las recomendaciones de las autoridades capitalinas, pareciera que se pretende que el número de contagios registrado no crezca de manera escandalosa.
Saben que vamos a llegar a niveles que tal vez dupliquen los máximos que habíamos tenido previamente en la pandemia o incluso vayan a ser mayores, si nos atenemos a lo sucedido en otros países.
La visión de que los síntomas producidos por la variante ómicron son más leves, está conduciendo a que el gobierno federal y el de la CDMX desestimen el crecimiento de los casos y busquen que en los registros oficiales no se muestre un disparo que refleje la realidad que estamos viviendo.
Hasta la fecha, pareciera que en términos generales todavía los niveles de hospitalización son manejables en nuestro país. Y la apuesta de la autoridad es que así sigan. Pero, es una apuesta.
La realidad es que aún no sabemos cuál pueda ser el impacto en la demanda de servicios hospitalarios.
Tenemos casos como el de Estados Unidos, en donde el sistema hospitalario nuevamente se encuentra desbordado en algunos puntos por la enorme cantidad de pacientes que está acudiendo con síntomas de COVID y que requieren de cuidados hospitalarios.
La cantidad de hospitalizados ha rebasado ya los 130 mil y está cerca de los 133 mil que fueron el pico más alto hasta ahora, registrado en enero del año pasado.
Es cierto que a nivel mundial lo que se ha percibido es que, en términos generales, la variante ómicron no se aloja en los pulmones y por lo mismo, está generando una menor cantidad de enfermos graves.
Sin embargo, eso no excluye que sigan produciéndose fallecimientos y que en algunos casos se requiera de cuidado intensivo en hospitales.
La visión del gobierno mexicano sigue siendo la misma que se ha llevado durante toda la pandemia, es decir, una desestimación de los efectos que pueda tener esta nueva ola.
El resultado de esa visión está a la vista y se lo hemos comentado. Se trata de los más de 600 mil fallecidos ‘en exceso’, que se han presentado en nuestro país desde el comienzo de la pandemia.
Obviamente sería absurdo pretender que nuevamente se dieran cierres de la actividad económica y de la vida social semejantes a los que se presentaron durante los primeros meses de la pandemia. Pero sí es necesario estar conscientes que por lo pronto el COVID, incluso en su variante ómicron, no es un simple catarro.
A pesar del avance indudable que hay en materia de vacunación en el país, persiste todavía un segmento amplio de la población que no está protegido: 37 por ciento.
Sólo 26 por ciento del total tiene menos de 15 años, que es el grupo que el gobierno no tiene previsto vacunar. Eso implica un 11 por ciento, algo así como 13 millones de personas previstas para vacunarse y aún no lo han hecho.
Hasta hace pocos meses la autoridad consideraba que no iba a presentarse en México esta nueva ola.
Ahora insisten en que no tendremos una demanda excesiva de servicios hospitalarios.
El hecho es que no lo sabemos del todo y que sí existen posibilidades de que tal demanda se presente en virtud del volumen tan grande de contagios que se está produciendo en nuestro país.
Quisiéramos que el COVID ya hubiera desaparecido y que la pandemia ya fuera un asunto olvidado.
Pero sigue presente y sigue teniendo la capacidad de trastornar nuestra vida y afectar de una u otra manera a la actividad económica.
Esto bien lo pueden testimoniar miles de viajeros que en los últimos días han sido afectados por la cancelación de vuelos no sólo en México sino a nivel internacional.
Ojalá la sensatez llegue a las autoridades de salud antes de que nos explote otra crisis hospitalaria.