Editorial

REALISMO Y REALIDAD DE LA PERCEPCIÓN – Gloria Chávez Vásquez

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REALISMO Y REALIDAD DE LA PERCEPCIÓN

Gloria Chávez Vásquez

La gente ve lo que quiere ver y lo que quiere ver no siempre es la verdad.

Roberto Bolaño (1953-2003) Escritor y poeta chileno.

 

En el arte, el estudiante debe aprender a dominar la perspectiva si quiere dar realismo a su interpretación en el dibujo o la pintura. Quien observa una obra de arte, percibe una imagen que no es real, pero que da la impresión de serlo. No todos vemos lo mismo en una imagen, sino que cada cual aprecia lo que ve de acuerdo a sus experiencias y puntos de vista. Algunos coinciden y otros difieren en su percepción.

La percepción es una facultad que, en una mente abierta, permite aceptar nuevas ideas, compararlas con las conocidas, y motiva a analizar y cuestionar la realidad. “Todo nuestro conocimiento tiene su origen en nuestras percepciones”, dijo alguna vez, el magistral artista e inventor italiano, Leonardo da Vinci, mientras el pintor impresionista franco-danés, Camille Pisarro (1830-1902) consideraba “bienaventurados” a aquellos que podían ver la belleza en donde otros no veían nada.

La percepción no equivale a verdad ni a realidad. Es más bien un filtro personal, un “prisma” con el que suavizar la verdad y sobrellevar la realidad. En cierta forma el individuo es el creador de su propio mundo. En nuestra mente, una cosa es como queremos que sea. La proyección de nuestra s luces y sombras interiores crean nuestra percepción de los demás. Primero miramos adentro, luego percibimos ese mundo exterior, a nuestra imagen y semejanza. “La percepción se crea y se retuerce tan rápido”, razona el comediante estadounidense. Louis C.K. (1967).

Desde que naces, tu cerebro recibe y capta información, de tus padres, familia y luego, amigos, maestros y extraños. Como adulto, evalúas a diario tus creencias. No todo lo que aprendes es cierto y por ello, muchos de tus paradigmas o creencias deben ser cambiados. Tu percepción se ajusta constantemente y da forma a tu existencia. Anaïs Nin (1903-1977) la autora franco-americana anotó en su Diario: “No vemos las cosas como son, las vemos como somos”.

“No hay dos personas que vean el mundo externo exactamente de la misma manera. Para cada persona, una cosa es lo que piensa que es, o sea, no es la cosa misma, sino un pensamiento o idea del objeto o concepto”, declaró en una entrevista, la novelista inglesa Penélope Fitzgerald (1916-2000).

¿Corresponde tu percepción a la realidad? ¿Te percibe tu padre como un vago, un perezoso, la oveja negra de la familia, pero tu madre ve en ti un artista, un ser imaginativo y sensible? Ambos se están proyectando. Pero, ¿qué tal si en tu trabajo te perciben como un ladrón y no lo eres? ¿O si percibes en otro a un enemigo y no lo es? Hay quienes perciben a Vladimir Putin como un héroe, mientras otros ven en la Madre Teresa de Calcuta a una “traficante” de seres humanos. La percepción nos juega muchas malas pasadas.

La realidad y sus filtros

El poeta y pintor William Blake (1757-1827) descubrió desde muy joven que “Un tonto no ve el mismo árbol que ve un hombre sabio “. Este visionario inglés pensaba además que, si las puertas de la percepción se purificaran, todo se le aparecería al hombre como es, infinito. Es un hecho ineludible que el ser humano solo ve lo que su mente está preparada para ver.

Aldous Huxley (1894-1963), autor de Las Puertas de la Percepción, (título de una cita de Blake contenida en su obra El matrimonio del cielo y el infierno), deduce que el cerebro humano filtra la realidad para no dejar pasar todas las impresiones e imágenes, las cuales serían imposibles de procesar.

De acuerdo con el filósofo y ensayista inglés, algunas personas llevan vidas tan penosas o tan monótonas, que el afán de escapar, el ansia de trascender de sí mismo, aunque solo sea por breves momentos es y ha sido siempre uno de los principales apetitos del alma. Con esta creencia, Huxley experimentó con drogas alucinógenas, buscando reducir ese filtro, o tratando de abrir estas puertas de la percepción, como las llamó metafóricamente. Durante su experiencia con la mezcalina, notó que espacio y tiempo se volvían irrelevantes y la percepción parecía aumentar aterradoramente ante la enorme cantidad de impresiones.

Sobre las evasiones

El ser humano no está preparado para ese tipo de percepción, terminó por concluir Huxley: «Cuando, por una razón cualquiera, el individuo no logra trascender por medio del culto, las buenas obras o los ejercicios espirituales, se siente inclinado a sustituir la religión con los químicos”. Pero el consumo de bebidas, tabaco y drogas ha minado en lugar de promover el progreso humano. Actualmente se gasta más dinero y esfuerzo en rehabilitar la mente que en educarla. La necesidad de escapismo es perenne en la mayoría de la población actual.

Añade Huxley que, aun así, «El afán universal y permanente de autotrascendencia, no puede ser abolido” y sugiere que “se abran puertas mejores”, con la esperanza de que hombres y mujeres cambien sus viejas malas costumbres por hábitos nuevos y menos dañinos. Algunas de estas puertas pueden ser de naturaleza social y tecnológica, otras religiosas o psicológicas, y otras más dietéticas, educativas o atléticas. Pero, advierte el pensador, “mientras eso no suceda, subsistirá indudablemente la necesidad de tomarse frecuentes vacaciones químicas del intolerable sí mismo y del repulsivo ambiente”.

Percepción y mentalidad

Al describir el papel de la percepción en la formación de los hábitos en el ser humano, el escritor estadounidense David Simon (1960), recalca: “La realidad es, en última instancia, un acto selectivo de percepción e interpretación” y que “un cambio en nuestra percepción e interpretación nos permite romper viejos hábitos y despertar nuevas posibilidades de equilibrio, curación y transformación”. Deducimos pues que la mentalidad de un individuo es el producto de su percepción, Y que, si cambia su percepción, transforma, además, los resultados de su vida.

Tomemos este ejemplo: existe la mentalidad de escasez, que gira alrededor de la idea de que no hay suficiente para todos y por tanto hay que dividir lo poco que hay, mientras que la mentalidad de abundancia se enfoca en que hay más que suficiente para todos, el suministro es ilimitado y se basa en la capacidad del ser humano para crear.

La forma de pensar de cada uno, va a determinar qué realidad vive.

La prioridad del individuo con mentalidad de escasez es la supervivencia y la seguridad, en lugar de crear riqueza y abundancia. La mentalidad de abundancia se enfoca en las oportunidades, la mentalidad de escasez se obsesiona con los obstáculos. Las personas con mentalidad de abundancia entienden, que con un poco de creatividad puedes encontrar la manera de tener lo que quieres. Tu vida es más satisfactoria y contribuye a crear una sociedad más positiva e independiente.

Es muy común que una persona que gana poco dinero se queje de lo poco que gana y cómo el dinero no le alcanza a fin de mes. Este tipo de conversación lo que asegura es que la persona no avance, siempre se estará quejando de lo mismo. La persona con mentalidad de abundancia busca activamente los recursos para aumentar sus entradas. La primera adopta el papel de víctima mientras la segunda se capacita y se educa.

En la comunidad donde la percepción es positiva, hay menos resentimiento social porque se practica la generosidad y la gratitud. Dar gracias por lo que tienes es el secreto para atraer más, porque cuando agradeces, cambias tu percepción y dejas de ver lo que falta y te obliga a pensar en todo lo que ya tienes y en ayudar a los demás.

Como nota final, sería muy productivo cuestionarnos a menudo, con qué grado de percepción o con qué tipo de mentalidad estamos funcionando en nuestra vida diaria. Si nuestra percepción es abierta o cerrada. Y si con ella estamos contribuyendo o no a la evolución humana.

Como dijo en cierta ocasión el humorista George Carlin (1937-2008). “Algunas personas ven la copa medio vacía. otras ven la copa medio llena. Yo veo la copa demasiado grande”.

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