Editorial
Mar de letras, antología – Ernesto Adair Zepeda Villarreal
Mar de letras, antología
Ernesto Adair Zepeda Villarreal
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En mayo de 2021 salió publicada la antología ‘Mar de letras’ (62 pp), de la mano de Versoterapia, y compilada por Óscar Páez. Se trata de una compilación de diez escritores en el formato de 1/8 de carta, entre los que me encuentro participando. En este libro pueden apreciarse además textos de María Guadalupe Vargas Valdez, Verónica Uribe María, Erick S. Ramírez, J. R. Espinoza, Paulina Lerma, Luz María Núñez Vargas, Jesse Casanova, Ricardo Hernández Vázquez y José Zenteno Aguilar. La edición es artesanal, con acabados rústicos, en un agradable y cómodo formato de bolsillo. A lo largo de sus páginas se hace tangible la diferencia de estilos, y la apertura a mezclar a distintos tipos de artistas dentro del mismo proyecto. En lo personal, eso siempre me ha parecido un acierto, ya que permite valorar la gran expresividad de formas y temas que tienen los participantes, y que al concentrarse en esa variedad suma más de lo que distrae.
El trabajo que ha realizado Óscar Páez ha sido el de convocar a sumarse dentro de sus proyectos a personas de distintas regiones, que han pasado por muy diversos procesos escriturales, y que tienen una manera diferente de ver, entender y hacer literatura; además de que tal vez de otra manera nunca podríamos coincidir geográficamente en tiempo y espacio. El libro se lee de manera rápida, en una hora, por lo que se puede volver a los detalles y recovecos de cada caso, e incluso dejarlo continuar por el mundo para encontrar nuevos lectores. A veces, estas antologías me parecen creadas de esa manera, cumpliendo con su destino de vitrina ante la sociedad.
Como en muchas de las antología de este tipo, a veces la experiencia diferenciada entre participantes se hace notoria conforme se avanza linealmente de texto a texto, pero no por ello se convierte en un problema, ya que esa amplitud de experiencias ayuda al lector a disfrutar de una manera distinta su paso por estas letras, y ayuda más a los participantes a valorar su obra respecto a otros. En una opinión muy personal, las antologías literarias de este tipo, donde se reúnen personas sin mayor contexto que la voluntad de compartir lo que están haciendo, me parecen una escuela por correspondencia para convertirse en un escritor diestro en el manejo del lenguaje. Ya que además de poder exponer parte de la obra que se produce al árbitro exterior, permite comparar y contrastar la práctica como creador con aquella del lector (siempre y cuando se complete el círculo). Así, no sólo se re-lee lo que uno mismo ha mandado a la colaboración, sino que se lee a otros, y a la propia obra mediante la de los demás. La impresión tiene ligeros detalles de cuidado editorial que a veces se escapan de la vista del editor, pero estos se soslayan al valorar el enorme esfuerzo que implica conjugar a personas que no se conocen para articular un proyecto editorial de esta magnitud; además de coordinarlo, implementarlo, y finalizarlo con la divulgación y entrega de los ejemplares a cada autor. Todo esto es un trabajo complejo.
Cabe mencionar que, del total de voces contenidas en esta colección, la mitad son mujeres. Me entusiasma sobremanera que cada vez hay más chicas que se atreven a compartir sus trabajos en ámbitos no cerrados (convocatorias solo para mujeres, que leen sólo mujeres -con suerte-), y que se suben a las tendencias con naturalidad. Claro, habrá temas que nos gusten más, afinidades, o estilos, pero siempre es placentero ver que surgen nuevas voces, y que las muchachas asumen ese papel de la creación cultural por derecho propio y con vocación. La mayor parte de la colección dentro del libro es de poesía, pero hay también textos narrativos breves que destilan las formas singulares del estilo de quien las firma. Lo maravilloso de la nostalgia se abre camino en esos relatos.
Además, realizar este esfuerzo dentro de los años perdidos de la pandemia Covid-19 es digno de admiración y reconocimiento, ya que expone la férrea voluntad de Óscar para divulgar y hacer cultura desde su trinchera. Más adelante vendrán nuevos proyectos, otras ediciones, y una oleada de plumas que ya habrán recorrido una senda propia, o que quizá la inician, y ven dentro de este capullo un aliciente para seguir echándole tinta a la hoja. El título del libro es acertado debido a eso, y nos invita a recibir lo que trae la marea siempre con frescura. Acompañaremos a estos traviesos aventureros mientras nos permitan leer lo que están haciendo, y más si están haciendo un esfuerzo por abrirse paso en los sistemas culturales estatales. Desde mi parte, me entusiasma poder compartir estos espacios con otros y aprender de su manera de generar ideas, sus técnicas y búsquedas personales.
Estas colecciones de Versoterapia tienen su belleza en la forma y plasticidad de los propios libros, que nos recuerdan que todo momento de genuino esfuerzo se construye de a poco.