Editorial

Los copilotos de la debacle (1ª parte)

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En febrero del año pasado, el gobierno de López Obrador hizo lo único que sabe hacer cuando enfrenta un problema: poner un militar a tratar de resolverlo.

Sucedió el 1 de febrero de 2021. El gobierno federal había recibido las alertas de que la Administración de Aviación Federal de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) estaba por rebajar a México y quitarle la Categoría 1 en seguridad operacional. Era el clímax de una crisis aérea largamente abandonada.

Entonces, el secretario de Comunicaciones y Transportes, nombró director general de la Agencia Federal de Aviación Civil a un alto mando del Ejército: al general de División Piloto Aviador Diplomado de Estado Mayor Aéreo en retiro, Carlos Antonio Rodríguez Munguía. El general tenía una primera y única misión: mantener a México en la Categoría 1, cubriendo los requisitos de la auditoría de la FAA que comenzó antes de que él llegara.

Tuvo casi cuatro meses para resolver el problema. Contó con apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional, de un despacho especializado, de consultores encubiertos y de todo el sector de la aviación privada en México, que se vería afectado por la degradación.

Fracasó. El 25 de mayo de 2021 México perdió la Categoría 1 en seguridad aérea, que no es tan exclusiva ni tan difícil. La tienen la inmensa mayoría de los países del mundo. Lo raro es ser Categoría 2: ahí están México, Venezuela, Bangladés…

Así que desde ese 25 mayo del 2021, la gestión del general Rodríguez Munguía tendría que estar dedicada a solventar la auditoría para recuperar la Categoría 1. Dijeron que se recuperaría desde agosto del año pasado. Y no sucede. Hace un par de semanas estaba programada una visita de revisión técnica de la FAA para ver si después de un año, México podría recuperar la Categoría 1. Se pospuso… por segunda vez.

En el intento de recuperar la Categoría 1, según fuentes oficiales con acceso a esta delicada información, se han maquillado procesos y cifras, la seguridad sigue en riesgo y los problemas de fondo están lejos de atenderse. Las mismas fuentes advierten que el organigrama de mandos de la Aviación Civil mexicana está plagado de ineptitud y corrupción. Es decir, hay copilotos en esta debacle:

El ingeniero Pablo Carranza Plata, director ejecutivo de Aviación, era el primer responsable de atender la auditoría de la FAA, pero no envió a tiempo los documentos, al grado que en plena revisión fue sustituido. A él también atribuyen responsabilidad en la autorización del rediseño del espacio aéreo que tan desordenado y peligroso ha resultado.

Al ingeniero Leonardo Martínez Bautista, director del Programa de Seguridad Operacional del Estado, nadie entiende por qué lo contrataron: participó en la degradación anterior que sufrió México en 2010. Encima, aerolíneas privadas señalan que no les reportó oportunamente los resultados de la auditoría generándoles pérdidas por millones de pesos.

Hay más copilotos, pero seguimos mañana.

SACIAMORBOS:

¿Será que el gobierno que no rescata a empresas privadas, y que ha hecho campaña contra el rescate bancario Fobaproa, esté a punto de anunciar el rescate de una empresa española que fracasó en llevar “internet para todos”? ¿Será que este privilegiado rescate va a costar 2,000 millones de pesos?

Carlos Loret de Mola A.

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