Editorial
Las ansiadas inversiones se podrían caer
Por: Enrique Quintana
El gobierno tiene la expectativa de que en el viaje que realice el presidente López Obrador a Washington durante julio se anuncien diversas inversiones por parte del sector privado.
A esa visita acudirá también, se ha adelantado, un nutrido grupo de empresarios que hablarán con sus homólogos estadounidenses.
En este contexto, se ha estado negociando con algunas de las empresas estadounidenses afectadas por los cambios legales y de política en el sector energético, con objeto de encontrar acuerdos y darles continuidad a sus inversiones.
Además, desde hace meses, las autoridades mexicanas han tratado de promover a México como un destino para que las empresas estadounidenses que buscan trasladar operaciones de China a un punto más cercano encuentren opciones en México, es este proceso que se denomina nearshoring.
Deseamos suerte y esperamos que se concreten muchas inversiones en el marco de la visita del presidente López Obrador a Biden.
Para el presidente de Estados Unidos, el diálogo con el mandatario mexicano puede ser oxígeno en una situación en la que su popularidad está en los suelos y en donde le sale mal… hasta un paseo en bicicleta.
Sin embargo, soy escéptico de que en el corto plazo se puedan concretar volúmenes importantes de inversión.
A pesar de no haber prosperado la reforma constitucional en materia eléctrica, el hecho de que no se hayan resuelto decenas de amparos en el tema; la nueva presión para que el gas se compre solo a Pemex y CFE, entre otras muchas cosas, hacen dudar a las empresas del sector a invertir más.
Es cierto que hay muchas empresas que están buscando opciones para establecerse en México.
Los despachos que se dedican a esa tarea dan cuenta de que hay una demanda creciente por saber las condiciones para invertir en el país.
Los desarrolladores de parques industriales, sobre todo en el norte del país, también reportan una fuerte demanda de empresas que están explorando localizaciones posibles cerca de la frontera.
Sin embargo, a la hora de concretar, las empresas ponderan algunos inconvenientes.
Uno de los asuntos que empieza a pesar cada vez más es la seguridad de contar con provisión de energía limpia en el mediano plazo.
Más y más compañías tanto de Estados Unidos como de Europa y de algunos países asiáticos ponen como condición para abrir una nueva planta, la certeza de contar con energía eléctrica proveniente de fuentes renovables.
Aunque el presidente López Obrador planteó el viernes pasado un presunto decálogo en la reunión virtual de jefes de Estado sobre el tema de cambio climático, la realidad es que los dichos tal vez sirvan para cubrir el expediente de una participación en una reunión internacional, pero cuando las empresas ven los puntos, carecen de solidez.
Cuando las posibles inversiones son analizadas por los comités que forman los consejos de las principales transnacionales, se encontrarán con que hay muchas interrogantes en la materia.
Sin duda que estamos en una coyuntura en la que, como no se veía desde hace mucho, hay oportunidades de inversión que pueden ser concretadas si se hacen la promoción y el trabajo necesarios.
Pero, creo que lamentablemente, muchas de ellas se pueden quedar solo en el intento en cuanto se valoren realmente las políticas públicas que tenemos en México.