Editorial
TANATATOLOGIANDO – LAURA SALAMANCA L.
TANATATOLOGIANDO
LAURA SALAMANCA L.
EL DESEO
Según la creencia budista, el deseo es la fuente de todos nuestros sufrimientos y así es, también se le llama al deseo, el enemigo del crecimiento espiritual. Y en algunas tradiciones hasta se considera importante matar el deseo. Pero que sería de nosotros sin el deseo.
En occidente vivimos y viviremos así por varios años todavía, pero hay que saber bien que significa.
El deseo es el mecanismo de la mente para accionar. Es el impulso motivador de la vida cotidiana. Ya que si deseo algo me tengo que mover, aunque sea para servirme un vaso con agua.
Pero ¿qué tipo de poder tiene un deseo? ¿Puede expandirse y realizarse por completo?
Pero esto puede llegar a una adicción.
Una adicción es el extremo donde nuestros deseos son atrapados, es una distorsión en el flujo natural el deseo ya que cuando el deseo fluye libremente no es el enemigo de nuestro crecimiento espiritual al contrario es por causa del deseo que alcanzamos un nivel de satisfacción tras otro hasta que por ultimo se hace accesible el nivel mas alto que es la conciencia de la dicha pura y si el flujo del deseo se obstruye la satisfacción se convierte en frustración y la frustración es el enemigo de cualquier tipo de satisfacción duradera.
Actualmente hay miles de personas que se encuentran atrapadas en las adicciones.
El habito del adicto es el resultado de quien se aferra a las realidades obsoletas y no permite que la vida fluya, las raíces de las adicciones se siguen discutiendo, así como el funcionamiento del cerebro, pero la única verdad es que la adicción trae placer a la gente, que no puede lograrlo de otra manera.
Las personas que de niños reprimieron sus sentimientos, intentan recuperar, aunque sea por un corto tiempo la intensidad de las experiencias que perdieron con la ayuda de las drogas. Anestesian esa parte de su ser que siente y reemplazan su capacidad de sentir con el autocontrol, con lo cual adormecen el sentimiento.
Y es que nos desesperamos al punto de darnos cuenta que no podemos controlar nuestras emociones, y una adicción resuelve este problema ya que permite el placer, pero un placer con culpa que no es nada agradable. Trátese de alcohol, estupefacientes, a alimento, a personas, al juego o cualquier tipo de adicción. Todo contiene insatisfacción.
Viene como consecuencia una punzada de remordimiento y sin ese remordimiento el choque pierde su encanto. Y la sociedad todavía no acaba de definir si es enfermedad o no. Ciertas personalidades no pueden buscar el placer sin sentirse mal.
En el centro de la adicción hay una nostalgia muy profunda por el placer y que es consecuencia de una necesidad. Los adictos tienen un común denominador que es la fantasía, la adicción es un concepto equivocado, sobre su propia naturaleza, pues cree que su ser se divide en fragmentos de conflicto (guerra interna) que da origen a la lucha entre la culpa y el placer que existe en el hábito adictivo
El placer es algo que los hace sentir bien, buscarlo no es tan malo si sabemos que dentro de nosotros mismos solo hay un ser único y absoluto, aunque adopta una infinidad de aspectos estos no tienen que estar en conflicto unos con otros y habrá veces que nos lleguemos a sentir fragmentados pero la meditación es la curación hacia este problema que nos evitará llegar al extremo en la dependencia de sustancias o de alguna otra adicción
Antes de desear ardientemente una cosa, debemos cerciorarnos cuidadosamente de la felicidad que proporciona al que ya la posee
François De La Rochefoucauld
El deseo es la verdadera esencia del hombre
Baruch Spinoza