Editorial
EL CINE COMO PURGATORIO – Gloria Chávez Vásquez
EL CINE COMO PURGATORIO
Gloria Chávez Vásquez
Nunca se sabe lo que es la vida, hasta que la has vivido. Marilyn Monroe (1926-1962)
Habiendo nacido en El Caribe, la actriz cubana Ana de Armas, conoce, de seguro, algo de la fe cristina, aparte de las creencias en la santería, tan naturales en su isla, incluyendo las consecuencias de faltarles al respeto a las almas de los fallecidos. No dudo pues, que haya sido su iniciativa, llevar al equipo de la película, al Cementerio Westwood Village Memorial Park para pedir “permiso” al espíritu de Marilyn Monroe, de filmar el collage de ficciones que es Rubia/Blonde.
Supongamos que en lugar de Blonde, Andrew Dominik hubiera realizado su versión de El adultero, la novela ficticia de J. Mercurio, basada en las infidelidades de JFK. Que, como director, se hubiera concentrado en los episodios sexuales de John F. Kennedy a lo largo de su vida. Que como hizo con de Armas, hubiera recreado con pelos y señales, los detalles físicos del que fuera presidente de los Estados Unidos, y luego, para rematar, se hubiera regodeado en la sordidez de su asesinato. Que declarara después, que solo era una ficción, y “al diablo con los críticos”.
No. descartado. Era más fácil para Dominik, entrarle al icono más vilipendiado por Hollywood y los medios, incluyendo los escribidores, y con el pretexto de “humanizarlo” convertirlo en víctima. Después del picador y el banderillero, la estocada. Ahora, esperando por la cola y las orejas, en forma de un Oscar.
Es como se recicla en Hollywood los clásicos infantiles: A esta caperucita se la come el lobo. Esta cenicienta no solo es abusada por su madrastra sino por el mismo príncipe que la rescata. Esta Blanca Nieves moderna muere envenenada con la manzana después de ser violada por los enanos.
Érase una vez
Norma Jean, por su nombre de pila, era una niña muy vulnerable y carente de amor propio. Una persona sin cimientos ni estructuras, porque su karma consistió en ser abandonada, rechazada, abusada y explotada. Sin embargo, fue una mujer que logró sobreponerse a todo esto y hacer una carrera en el cine gracias a su talento y belleza física, refinada por la cirugía plástica a petición de los estudios y productores que olían todo su potencial.
Quienes conocieron a Marilyn como actriz saben que sus dotes histriónicas, su sentido del humor y su habilidad musical, fueron no solo innatas sino bien entrenadas por maestros como Lee Strasberg y Billy Wilder. De ahí su éxito en el cine. Su sex appeal era un bono de la Naturaleza. Quizás un regalo de la única de las hadas que asistió a su nacimiento. Sus amigos íntimos sabían que era estudiosa y una gran lectora, y que su inteligencia era sobresaliente. El hecho de que murió a los 36 años, la hizo eternamente joven a los ojos del público. Inspiración, además, de quienes la han imitado y caricaturizado hasta el cansancio.
Reciclando vidas
Pero, la creatividad en Hollywood parece haberse agotado. Igual que en el arte y la literatura, la moda es ahora el reciclaje en clave de lo chocante y absurdo. Como lo evidencia la novela de Joyce Carol Oates, los escritores también están dedicados a desbaratar las vidas de los famosos para reducirlas al papel, o proyectarlas, perversamente más reales, a través del lente de sus propios vicios.
La película Rubia/Blonde, basada en la novela ficticia, publicada en el 2000, ha servido ahora para recrudecer en la gente el voyerismo y el sadomasoquismo. El director, de 54 años, asegura que utilizó “muy poco” de su material de investigación. Dice además que, aunque el film es diferente a la novela, usó la de Oates como su “biblia”. A los 84, la autora cree por su parte, que la adaptación de Blonde al cine es “una obra de arte”. Es lo que se llama en el mundo de los negocios, mutuas relaciones públicas.
La publicidad de la película es toda una dicotomía: Blonde es un film que explora el abismo entre su público y la vida privada de la artista, el lado oscuro de la fama en la cima del estrellato, con el fondo de la fascinante interpretación de su canción de 1953 «Diamonds Are a Girl’s Best Friend,» de la película “Los caballeros las prefieren rubias”.
En la vida real
El padre brillaba por su ausencia. La madre de Norma Jean/Marilyn, Gladys Baker, fue diagnosticada con paranoia esquizofrénica e internada en una institución mental cuando la niña tenía 7 años. Norma Jean tuvo que vivir en orfanatos y hogares ajenos a cargo del estado.
Aunque hay mucho de cierto en la inmadurez emocional de Marilyn, las escenas de la película que pretende examinar su psicología, son a veces grotescas y exageradas. Ya Billy Wilder había desmentido en 1999 que Marilyn hubiera tenido perretas en el set de “Algunos prefieren quemarse”, mucho menos que la actriz se hubiere arañado la cara como lo hace Anna de Armas en Blonde. En el libro Conversaciones con Wilder (1999) de Cameron Crowe, el genial director habla con cariño de MM y se refiere a ella como a un ser humano, con sus faltas y sus virtudes. “Es verdad que soy difícil en mis peores momentos”, _declaró la actriz en una entrevista_, “pero aquellos que no me entienden, no me merecen en mis mejores”.
Una de las escenas más perturbadoras de Blonde es la de lo que su director llama “un aborto renuente” (miscarriage) pero que es en realidad un parto prematuro. “Traté de crear su experiencia y poner a la audiencia en la piel de Marilyn”, dice Dominik, quien admite que no le preocupa el buen gusto. MM tuvo varios embarazos en los que perdió la criatura, Pero no existe ninguna evidencia de que haya practicado voluntariamente el aborto.
Algunas de las ficciones de Dominik son irrelevantes y una especie de escenario alternativo, que confunde a la audiencia. Es, pero no es sobre Marilyn. Como la validación del rumor de un ménage à trois con Charlie Chaplin Jr. y Edward G. Robinson Jr. Afortunadamente, el autor de Goddess: The Secret Lives of Marilyn Monroe, Anthony Summers, ya había dejado por sentado que la diva solo tuvo relación con el hijo de Chaplin.
En Marilyn Monroe: The Biography (1993), Donald Spoto cuenta que Norma Jean, casada a los 16 años, le decía “daddy” a su primer esposo, James Dougherty. No hay pruebas de que Marilyn usara el término con otras parejas, sin embargo, en el film se asume lo contrario y como un síntoma de incesto subconsciente. Una contradicción en la psiquis de la actriz que creía que “las mujeres son dueñas de un planeta que gobiernan los hombres”.
Marilyn se divorcia del dramaturgo Arthur Miller, su tercer marido, después de cinco años de matrimonio. Es obvio que Miller no tiene tiempo para ella y la utiliza como materia prima en sus piezas de teatro. Para remediar su ansiedad y depresión, el siquiatra le prescribe a la infeliz mujer, (que ya se refugia en la bebida) sedantes y antidepresivos. “Vivir sola es como estar en una fiesta en la que nadie te hace caso”, comentó ella una vez.
En cuanto al origen de su episodio amoroso con JFK, este se remonta al día en que ella le cantó el Happy Birthday al presidente en Madison Square Garden en mayo de 1962, tres meses antes de su muerte. El rechazo de John la sumió en la depresión, oportunidad que no desperdició Robert Kennedy para “consolarla”.
Mientras la causa de la Muerte de Marilyn se atribuye a una sobredosis, la autopsia ofrece la posibilidad de suicidio. El reporte indica que la causa oficial de la muerte fue envenenamiento por barbitúricos. Según el toxicólogo, Monroe ingirió una dosis de ansiolíticos y sedantes. Las teorías de una conspiración para proteger la reputación de los Kennedy, consideran las extrañas circunstancias alrededor de su deceso.
Su imagen era su voz
Norma Jean era una mujer herida y extremadamente vulnerable. Era frágil y manipulable. Es de suponer que le pesaba la vida porque cargaba con un gran peso emocional. Su gran problema, añadido, fue ser criatura de un Hollywood que la convirtió en objeto conveniente para los hacedores de ídolos que la vendían al mejor postor. Y para eso, ella no estaba equipada ni espiritual ni emocionalmente.
Pero. aún desde el más allá y como un gran espejo, Marilyn Monroe sigue reflejando las debilidades de la sociedad. Quizás esa sea la lección de esta película que intenta retratar a una “mujer real que experimenta las diferentes clases de abuso y situaciones.» En ese sentido Blonde es mitad metáfora y mitad hipérbole.
Más afirmar que Norma Jean/Marilyn no tenía una voz. como pretende el mensaje fílmico, es por demás una gran exageración. Es cierto que, para expresarse, MM no apeló a las vocalizaciones de la suprema ignorancia de Lalaland. Ella lo hizo con más sabiduría y sofisticación. Sus actuaciones, su voz en las canciones, su rostro en las fotografías, mantienen un diálogo, aun hoy día, con el mundo.