Editorial
Palabra de colibrí II, encuentro de poetas – Ernesto Adair Zepeda Villarreal
Palabra de colibrí II, encuentro de poetas
Ernesto Adair Zepeda Villarreal
Fb: Ediciones Ave Azul Twitter: @adairzv YT: Ediciones Ave Azul Ig: Adarkir
Esta antología es el testimonio del trabajo realizado en honor del legado literario de Roberto López Moreno, quien abre con la primera participación. Además, siendo un segundo encuentro de poesía, minificción y cuento breve, se dio la oportunidad de conjurar en distintos espacios de la CDMX y del entorno virtual a más de 60 autores, que con su quehacer literario dan una amplia muestra del trabajo que se está realizando. La convocatoria se realizó en 2022, y fue en julio cuando se dio cita a distintos puntos físicos (y virtuales) para desbordar la palabra a través de sus autores. Como resultado, una compacta edición de 280 pp vio a la luz, con portada de Iván Cruz Osorio, y la titánica tarea de Marcela Romm como compiladora; otro elemento vital del equipo fue Fran Fierro Brito, quien hizo esa otra gran labor de coordinar las actividades, las presentaciones y las charlas surgidas de este evento. El libro está publicado bajo la editorial “El canto de la alondra”, en un modesto libro que he disfrutado leyendo.
A través de las distintas páginas que componen este libro, las escritoras, los autores, y cada una de sus búsquedas como creadores se asoman a través de minificciones, género harto complicado de lograr por la complejidad de lo preciso, de poemas de bastos y frondosos temas, y de otros tantos cuentos breves. Cada uno de los más de 60 participantes aporta desde su peculiar manera de hacer literatura, de abordar el romance o la tragedia, de estudiar el misterio, el drama o la comedia, y esa desolación del que construye mundos apenas con su aliento. En esta colección de voces se pueden encontrar textos muy logrados que hacen tangible la maestría de quienes han practicado por años su oficio, así como quienes comienzan a marchar el camino, con una técnica elemental pero que soportan con un abultado corazón. Los gustos se decantan según el lector, distribuyendo los elogios o reclamos a lo largo de todas las personas que se han adentrado hasta ahora en sus páginas.
En particular, son las autoras quienes se hacen un espacio en especial dentro de mi misiva abierta, ya que son ellas mismas quienes reclaman con evidencia lo que se intuye desde el inicio: la literatura de mujeres, que no femenina, es también universal, y atrapa a los lectores sin necesidad de artificiosos elementos de politiquería. Hay escritores jóvenes y escritores ya maduros, no tanto por la edad sino por su espíritu, donde la retórica recae en las ideas que originan un texto mucho antes de suponer que hay una edad correcta para escribir bien o para dejar de hacerlo. Quien quiera que se ponga a leer esta antología encontrará un muestrario enorme de visiones sobre cómo contar una historia, y algunas le gustarán, otras les parecerán aceptables, y quizá algún puñado le sean detestables. Eso es correcto, eso es sano. El papel fundamental de una antología es justamente la de exponer la enorme variedad de talentos existentes, y dependerá del lector catalogar lo que allí adentro encuentre. De la misma manera, no es una cuestión de plena estética, sino que la variedad de temas, la manera de abordarlos o incluso el estado de ánimo durante la lectura cambiarán por completo su apreciación.
Esta compilación casi heroica de Marcela nos ofrece un universo disperso, sí, pero donde el hilo conductor es la pasión por escribir. Cada una de las voces que integran el volumen de esta ocasión son como pequeñas olas que van arropando el espíritu del encuentro, dando una forma que no se adelanta o se piensa, sino que surge de la necesidad y de honestidad de quienes acuden al llamado. La literatura contemporánea vive a través de quienes la ejecutan, por lo que mecanismos como estos son pequeños vasos comunicantes entre islas que normalmente operan en la distancia, aislados, pero que dejan ver sus pequeñas maravillas para entender qué es lo que están haciendo. E incluso el texto que se pueda considerar el menos afortunado (desde la completa subjetividad del lector) tiene un orgulloso aporte al trabajo colectivo que se teje de manera inesperada, dando pie a la mejora o la comparación, pero siempre cumplido su objetivo central: ser leídos por otras personas. En ese ejercicio de comunicación constante se da el encuentro de quienes escriben,
Es grato saludar a todos los participes del proyecto, y en especial a quienes dedicaron parte de su tiempo, su hacienda o humor para que los lectores podamos tener entre las manos este testimonio pasional por las letras. Baste decir como aclaración que soy parte de la enorme marea que contiene entre sus páginas, pero me dedico a hablar más de mi experiencia como lector, donde apenas tengo interés en sobarme a mí mismo el lomo. Esa facultad de las antologías para ser también escuela y punto de encuentro entre desconocidos es una de sus virtudes más valerosas. Esta es la palabra de colibrí, y en su brevedad perfecciona la miel de lo sintético.