Editorial
Inflación: baja gradual y dolorosa
Por: Enrique Quintana
Poco a poco, la inflación irá bajando, pero será de manera lenta y el proceso va a causar dolor.
Veamos algunas cifras y luego algunas consecuencias.
1.- La inflación de la segunda quincena de diciembre fue de 0.10 por ciento, lo que se compara positivamente con el 0.39 por ciento que se produjo en la primera quincena.
Sin embargo, a tasa anual, la de la segunda quincena fue de 7.85 por ciento, que se compara desfavorablemente con el 7.76 por ciento respecto a la de la primera quincena del mes. Es decir, en comparaciones anuales, las cifras no mejoraron todavía en el curso del mes pasado.
2.- La inflación subyacente (que excluye alimentos y energía) del mes de diciembre fue de 8.35 por ciento, por lo que finalmente bajó luego de dos años completos de incrementos continuos. No obstante, sigue a tasas muy elevadas, lo que hace muy poco probable que pueda haber algún cambio en la política monetaria en el corto plazo.
3.- La inflación general fue de 7.82 por ciento, ligeramente por abajo del máximo al que se llegó en el mes de septiembre, cuando se alcanzó 8.7 por ciento. El problema es que las mercancías alimenticias tuvieron un aumento a tasa anual de 14.14 por ciento, por lo que la percepción de la gente que destina una parte importante de su gasto a los alimentos y bebidas es que no hay mejoría.
4.- El índice de precios al productor en diciembre tuvo un descenso de -0.19 por ciento y a tasa anual su incremento fue de 4.88 por ciento, lo que expresa ya una clara tendencia a la baja, la que todavía va a tardar algunos meses en reflejarse claramente sobre el comportamiento de los precios al consumidor.
5.- Es visible que la inflación ya no se está incrementando, pero también lo es que su reducción va a ser lenta. La combinación de la caída en los precios de algunas materias primas junto con el efecto de los mayores costos del dinero y la desaceleración de la actividad económica, va a conducir a que dure todo el 2023 la tendencia a la baja.
6.- La expectativa del consenso de expertos, que fue publicada la semana pasada por Citibanamex, indica un cierre de 2023 con una tasa de 5 por ciento, lo que implica una caída importante del ritmo de crecimiento de los precios, pero muy por arriba de la tasa objetivo del Banxico.
¿Cómo traducir estas perspectivas en las decisiones que tomamos en nuestra economía familiar o en las empresas?
La primera consecuencia de estos datos es que no hay que esperar una caída de los precios. Lo que tendremos es una desaceleración de su crecimiento, nada más.
Por lo mismo, la política monetaria no se va a relajar. Es probable que los incrementos de las tasas de interés sean menores a los que vimos el año pasado, pero van a seguir por un tiempo y luego tardarán varios meses más en bajar. Podrían hacerlo claramente hasta 2024.
Lo anterior significa que los costos financieros seguirán incrementándose –así sea en menor medida–, lo que obliga a ser muy prudentes con las deudas, sean la que asumimos con nuestras tarjetas de crédito o con otro tipo de préstamos que tengan tasas variables.
Una estrategia para empresas y familias sería desendeudarse en la medida de sus posibilidades.
Para los negocios, hay que tomar en cuenta que el crecimiento esperado de este año será menor que el del pasado, por lo que los cálculos de ingresos deberán ser suficientemente prudentes.
Obviamente, hay muchas diferencias por sector y región en el país.
Finalmente, para los ahorradores e inversionistas, será un año en el que las tasas de interés se mantendrán en niveles elevados y pagarán rendimientos reales mayores que los del año pasado, en la medida que la inflación vaya gradualmente bajando mientras que no sucederá lo mismo con las tasas de interés.