Editorial
El acertijo que AMLO le puso al rector
Desde hace varias semanas, el gobierno federal ha estado intentando que la Universidad Nacional Autónoma de México caiga en una trampa en el caso de la ministra Yasmín Esquivel.
López Obrador, en varias ocasiones, ha señalado que si se puede comprobar el plagio de la tesis de licenciatura de la ministra, la instancia que debe proceder a cancelarle el título es la UNAM.
El viernes pasado, el rector Enrique Graue señaló que esa posibilidad no ha sido descartada, pero que, de aplicarse, tendrá que ser a partir de una evaluación de la Comisión de Honor del Consejo Universitario. Pero, el tema de fondo ya no es sólo ese.
A mi parecer, lo más relevante en este momento es el enfrentamiento del presidente de la República con la Universidad. Quizás, como pocas instituciones, la UNAM representa a la clase media en México y su “aspiracionismo”.
En el 2018, de manera abrumadora, estudiantes y académicos de la UNAM se volcaron en las urnas a favor de López Obrador. Hoy, las circunstancias han cambiado. Una buena parte de quienes lo respaldaron se han decepcionado.
El reclamo que él ha hecho desde hace muchos meses a las clases medias, tiene que ver también con este cambio en la posición de los universitarios. En las encuestas de salida se percibió que en el 2018 el 48% de los que tienen formación universitaria votaron por López Obrador.
En el 2021, sólo el 33% de quienes tienen ese nivel de escolaridad votaron por Morena o sus aliados. Ese cambio también se expresó en el hecho de que la votación de las grandes ciudades fue mayormente favorable a la oposición en las elecciones del 2021.
Las múltiples evidencias de plagio de la tesis de la ministra Yasmín Esquivel crearon ya una crisis de conciencia en la UNAM, en la cual, la mayoría de los universitarios percibe la necesidad de que se le retire el título.
Sabiendo esa circunstancia, el Presidente López Obrador ha retado ya en varias ocasiones al rector Graue y a las autoridades universitarias a hacerlo.
Y, desde luego, si esto ocurre, el presidente va a lanzar una ofensiva en contra de la UNAM a la que va a acusar de hacer el juego a los conservadores. Pero, al mismo tiempo, si las autoridades universitarias no lo hacen, dan la impresión de hacer el juego al Gobierno.
No puede perderse de vista que en diciembre de este año terminará el segundo periodo de Enrique Graue.
Las presiones de López Obrador a la UNAM no sólo tiene que ver con el tema de la ministra Esquivel sino también con el proceso sucesorio en la UNAM.
No sería la primera vez que un Gobierno pretenda entrometerse en la sucesión universitaria.
En esta ocasión, el argumento sería que hay que evitar que una institución que paga el pueblo le sirva a los conservadores.
Esperemos que en la Universidad Nacional exista el talento político necesario para salir de la trampa que le está poniendo AMLO.