Editorial

EL CORAZÓN DE UNA HEROINA – Gloria Chávez Vásquez

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EL CORAZÓN DE UNA HEROINA

Gloria Chávez Vásquez

«¡Pueblo indolente! ¡Cuán distinta sería hoy vuestra suerte si conocierais el precio de la libertad! Pero no es tarde. Ved que, mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. ¡No olvidéis este ejemplo!» Policarpa Salavarrieta

 

Es viernes, 14 de noviembre de 1817 y la ejecución de una joven de 22 años, enardece la población de Santafé de Bogotá, capital del Virreinato de La Nueva Granada. Su muerte acrecienta la resistencia del pueblo a la tiranía del régimen español.

El caso de Policarpa Salavarrieta Ríos, cautiva aun el imaginario popular. Su valentía y amor por la libertad, han inspirado poesía, biografías, telenovelas y obras de teatro. Existen efigies, pinturas, esculturas, que evocan su imagen en todo el continente, aunque, en realidad, pocos conocen hoy en día, la historia de una de las figuras claves en la causa independentista de Colombia.

Nace La Pola

El padre de Apolonia (como figura en los documentos), Joaquín Salavarrieta, era agricultor y comerciante, oriundo de El Socorro. Había participado en la revolución de los Comuneros de 1781 y peleado junto a José Antonio Galán en la campaña por la hoya del río Magdalena. Al firmarse la paz, el 16 de junio, Joaquín regresa al Socorro con su esposa, Mariana Ríos.

Una niña nace en San Miguel de Guaduas, un 26 de enero de 1795. Tres años después, la familia se traslada a Santafé de Bogotá. En 1802 la viruela negra se extiende por la capital, llevándose consigo al padre, la madre y dos hermanos (María Ignacia y Eduardo). José María y Manuel ingresan en la comunidad Agustina, mientras que Ramón y Francisco Antonio se emplean como peones de finca; Catalina, se hace cargo de Policarpa y Bibiano, los menores y regresa a Guaduas, a casa de Margarita Beltrán, su madrina. Poco después, la joven contrae matrimonio con Domingo García y lleva a sus hermanitos a vivir con ella.

En ese entonces, Guaduas es un sitio de tránsito entre la capital y el río Magdalena. Viajeros, productos y noticias atraviesan a diario la villa. Las familias que veranean allí, mantienen relaciones cordiales con los García-Salavarrieta.

Polita estudia en la escuela del Convento de La Soledad. Aparte de escritura, lectura y matemáticas, aprende a coser, a bordar y a tocar la guitarra. Ya adolescente, se dedica a la modistería; como costurera tiene acceso a las casas de la capital, y se familiariza con barrios y parroquias. Hacia 1809, conoce a Leandro y Alejo, hijos de Joaquín Sabaraín, quien ejerce el cargo de factor de las Reales Minas en Mariquita. Alejo y Policarpa se enamoran y quieren contraer nupcias, pero los eventos revolucionarios de 1810 les obligan a aplazar el matrimonio.

El 20 de julio de 1810 los patriotas habían creado una junta en Bogotá, jurando fidelidad al rey Fernando VII, pero reclamando la autoridad total para gobernar. Esta fecha marca el comienzo de la independencia colombiana. Los santafereños componen décimas, chistes y canciones contra los usurpadores. El soberano español comisiona al general Pablo Morillo para controlar las protestas: se impone una atmósfera de terror, con la intención de intimidar a los patriotas y castigar la desobediencia de la población.

Policarpa tiene 15 años cuando se suscita el Grito de Independencia. Su cuñado y su hermano se unen al ejército patriota. Alejo, su novio, se vincula a la Junta de Gobierno que se forma en Mariquita y a principios de 1811 participa en el conflicto civil armado entre Honda y Ambalema.

Pola, la espía

Las mujeres ayudan a mantener en alto la moral de los santafereños: confeccionan uniformes, limpian armas y llevan alimentos, recados y ánimo alentador a las trincheras. Policarpa, al lado de su hermano, asiste al ejército patriota de los Llanos como mensajera, compradora de material de guerra y reclutadora de jóvenes para los grupos patriotas.

La joven viaja a Santafé, en enero de 1812. En casa de doña María Matea Martínez de Zaldúa figura como niñera y costurera. Sus hermanos sacerdotes, José María y Manuel, son republicanos centralistas y partidarios del ideólogo y precursor Antonio Nariño, traductor de Los Derechos Humanos. En Cartagena, Alejo se prepara para el ataque a Santa Marta.

A mediados de febrero de 1813, Sabaraín Ramos llega, como subteniente del Ejército Republicano, a Santafé de Bogotá. Viene enfermo de tifo, con la misión de informar al gobierno de Nariño sobre el movimiento de tropas españolas al mando de general Morillo.

Con la ayuda de Ambrosio y Vicente Almeyda, Policarpa ayuda a curar a su novio. Durante un mes trabaja destilando aguardiente de manera clandestina. Recuperado, Sabaraín adiestra milicianos para la campaña del 23 de septiembre en el Sur, en la que participan Bibiano y su cuñado Domingo García, el cual muere en la Batalla del Bajo Palacé.

En el convento de los Agustinos, La Pola recibe noticias sobre la campaña que Simón Bolívar realiza en el bajo Magdalena. A fines de 1813, Policarpa vuelve a Guaduas junto con la familia Zaldúa. Permanece al lado de su hermana y se dedica a la enseñanza, ayudando además a los republicanos que escapan del “régimen del terror”. Los montes de Guaduas son refugio y tránsito hacia los Llanos Orientales, donde un contingente de guerreros se adiestra en La niebla, un grupo del que Pola forma parte. En 1815, Guaduas es tomada por los españoles.

Son los días de la derrota de los patriotas en la cuchilla del Tambo, en las cercanías de Popayán, En mayo de 1816, Morillo comienza la ejecución de los criollos que han participado en la primera República. En noviembre, Policarpa recibe una carta de Alejo en la que le comunica que está cautivo en Santafé junto a José Hilario López y otros oficiales. A última hora se les ha conmutado la pena de muerte por ser de baja graduación militar. En su misiva, Alejo le pide a Pola que se le una en la capital.

En diciembre de 1816, el coronel patriota José Ignacio Rodríguez le proporciona salvoconducto y pasaporte falso, con instrucciones de lo que debe hacer en la capital. Bibiano ha llegado maltrecho de las campañas militares y su presencia y la de Rodríguez, despiertan sospechas en los realistas que viven en Guaduas.

La Pola llega a Santafé con Bibiano en enero de 1817. Por intermedio de sus hermanos, José María y Manuel, logra un salvoconducto para visitar a Alejo. La casa de doña Andrea Ricaurte de Lozano es un centro de subversión donde se celebran reuniones clandestinas. En el grupo hay otras mujeres que, al igual que Policarpa, realizan labores de inteligencia.

El 1 de julio de 1817, Alejo Sabaraín y demás presos son puestos en libertad. La red de personas que participan en el movimiento revolucionario ha crecido e involucra a hacendados que alojan a soldados desertores en tránsito hacia los Llanos. A principios de agosto, Alejo, se une a las guerrillas de José Nonato Pérez.

Facundo Tovar, un venezolano infiltrado, delata a La Pola y a su prometido. Los Almeyda son capturados con documentos comprometedores. El 3 de septiembre son detenidos Alejo y varios compañeros. La Pola y los miembros que aún quedan libres se ocultan al pie del cerro. Sus hermanos y el coronel Rodríguez le insisten que se vaya a Guaduas. Pero ella quiere permanecer cerca de Alejo. La policía real detiene a La Pola la noche del 10 de noviembre, en la casa de Andrea Ricaurte.​

Esa misma noche de 1817, el Consejo de Guerra la condena a muerte junto con Alejo Sabaraín y otros patriotas. La mañana del 14, La Pola marcha al cadalso, flanqueada por dos sacerdotes. Mientras la conducen a su ejecución, anima a los demás prisioneros y maldice a sus captores. En el patíbulo, La Pola pronuncia sus últimas palabras y en el momento en que empiezan a disparar, mira fijamente a sus verdugos.

Sus hermanos sacerdotes reclaman el cadáver y lo depositan en la iglesia de San Agustín. En la cárcel su compatriota Joaquín Monsalve redacta un anagrama como epitafio: «Yace por salvar la patria».

El 9 de noviembre de 1967, el presidente Carlos Lleras Restrepo declara el 14 de noviembre Día de la Mujer Colombiana en honor de “Nuestra Heroína, Policarpa Salavarrieta”.​

Poco más de dos siglos han transcurrido y en muchos compatriotas, solo el nombre de la cerveza evoca a La Pola; otros la recuerdan por su imagen, plasmada en la moneda de 5 pesos (1980-1988) y en el billete (1995), pero reemplazada (2016) por la de una antropóloga contemporánea. La telenovela de RCN (2010) llamó la atención internacional sobre el personaje, pero le fue infiel a su esencia y a su historia.

La Moneda conmemorativa del Bicentenario emitida por el Banco de la República el pasado 10 de enero, sirve para despertar en la memoria, el valor de la vida y sacrificio de la Heroína Nacional por excelencia, así como los de otras mujeres que ofrendaron su vida por la Libertad de Colombia.

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