Editorial
AMLO sí recula
Por: Jonathan Ruíz Torre
¿Por qué cambió de opinión? Eso lo revisaremos aquí mismo. Sucede que, ya de salida, el presidente Andrés Manuel López Obrador, corrigió el viernes su discurso de defensa a ultranza de la industria petrolera.
Enfilado hacia el último tercio de su mandato, advirtió lo que es un hecho: el mundo cambió y a él también le toca hacer algo.
“Ya todos los acuerdos que se están haciendo para la defensa y protección del medio ambiente, para enfrentar los problemas del cambio climático están exigiendo que ya no se utilicen energías fósiles”, dijo López Obrador.
¿En qué contexto? En San Luis Potosí, durante la presentación de nueva infraestructura de la alemana BMW para aumentar su producción de coches en esa entidad.
“Ustedes están invirtiendo. Les agradecemos mucho la confianza y tienen asegurado el éxito para esta nueva planta, que además significa ir hacia adelante, pensar en el futuro, son energías renovables, es el futuro de la industria automotriz”, dijo también el mandatario.
Sucede que este hombre nacido en un pueblo en el que la prosperidad venía acompañada de la marca Pemex, ha sido superado por una realidad de la que nadie escapa.
El 1 de enero de este año entró en vigor en Alemania una nueva ley que expone a sus empresas a ser minuciosamente revisadas por su gobierno. Operen en donde operen. Se basa en la Ley de Obligaciones de Debida Diligencia Empresarial en las Cadenas de Suministro.
Sus compañías deben implementar un sistema de gestión de riesgos con exámenes periódicos, para evitar impactos adversos sobre los derechos humanos y el medio ambiente. El descuido las expone a procesos judiciales y multas.
Eso es en la Alemania de BMW. En la Unión Europea de la que esta nación forma parte, están por lanzar una medida similar para toda la región.
En 2022, la Comisión Europea anunció propuestas para la diligencia en materia de sostenibilidad.
Impondría obligaciones a las empresas de tomar medidas para todos sus proveedores, en toda su cadena de valor. Atención, Querétaro, Guanajuato, Tijuana, Monterrey, Estado de México… San Luis Potosí.
La meta es evitar violaciones de los derechos humanos y la legislación medioambiental de aquella región.
“Las empresas multinacionales que tienen relaciones comerciales con la UE deberían considerar iniciar evaluaciones de riesgo de su cadena de suministro para cumplir con estas próximas reglas”, dijo la semana pasada Jacques Buhart, socio en París de la firma de abogados McDermott Will & Emery.
Todo eso ocurre en Europa, pero golpea tan lejos como en Corea del Sur, en donde una encuesta de 300 empresas afiliadas a la Cámara de Comercio e Industria -el grupo de presión más grande del país- mostró el domingo que 40 por ciento de sus empresas seleccionaron las normas de Diligencia Debida de Sostenibilidad Corporativa de la Unión Europea, como un problema clave de sostenibilidad para este año.
Si la empresa para la que trabajan ustedes vende algo a Europa, conviene que vigilen el asunto si quieren mantener su trabajo. También deben hacerlo si la suya envía algo a Estados Unidos.
En el país más importante para la economía mexicana, sus agencias de gobierno emitieron una propuesta de sostenibilidad. Preguntaron a las compañías su opinión y el periodo para responder concluirá la semana entrante, el 13 de febrero.
Le llaman Regulación Federal de Adquisiciones y su borrador fue publicado el 10 de noviembre de 2022 por la administración del presidente Joe Biden.
¿Qué exige? Medir las emisiones directas e indirectas de cada empresa que venda al gobierno más de 7.5 millones de dólares al año. Eso implicaría para algunos medir incluso las emisiones de sus flotillas y la basura que tiran sus clientes y proveedores.
Alemania, la Unión Europea y Estados Unidos son nombres de regiones con la suficiente influencia para hacer recular a cualquiera. El presidente Andrés Manuel no fue excepción.