Editorial

Mariel Turrent – Divagaciones entre una frase y mi irrealidad

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Mariel Turrent

Divagaciones entre una frase y mi irrealidad


 7 Extinción involuntaria

““La especie humana es, en una palabra, una anormalidad ambiental. Tal vez una ley de la evolución es que la inteligencia suele extinguirse a sí misma”.

E.O. WILSON, NYT October 30, 1993

 

Recientemente en mi grupo de escritores surgió el tema de la extinción voluntaria de la humanidad y navegamos por el sitio web (vhemt.org) de una organización que promueve no tener más hijos para salvar al planeta de la plaga que es el ser humano. Por supuesto que, aunque cada vez son más las personas que deciden no tener hijos, nos seguimos reproduciendo de manera aterradora, las pandemias lejos de mermar la población nos hacen a nuestra especia inmune y más fuertes; las guerras, por su parte, provocan en las poblaciones que las sufren una necesidad de reproducción que, según datos históricos, acaba reponiendo a los muertos y superándolos en número. Y yo me preguntaba qué podría lograr la extinción de la humanidad.

En el libro Sin Esfuerzo de Greg McKeown, leí sobre la teoría de las piedras grandes. Para que quepan en un mismo recipiente cierto número de piedras grandes, otras pequeñas y arena, es necesario colocar primero las piedras grandes, luego las pequeñas y al final la arena. Las piedras grandes representan las responsabilidades esenciales, como la salud, la familia, y las relaciones, las pequeñas el trabajo, y la arena, las actividades que nos llevan a la perdición como las redes sociales. Esta teoría nos enseña a qué debemos de dar prioridad. (Aunque existe un debate sobre los libros de autoayuda, yo pienso que, si bien no son literatura y hay que leerlos con cuidado, asegurándonos primero quién es el autor, hay que tener alguno siempre en el baño, como si fuera un espejo en el que podemos ver reflejadas nuestras imperfecciones y corregirlas). Observar si le estamos dando prioridad a las cosas importantes, o si se nos va el día en la pantalla de nuestros dispositivos.

Esto me llevó a recordar una plática muy interesante de la psiquiatra Marian Rojas sobre la felicidad y cómo esta decrece en la medida que desperdiciamos el tiempo en la pantalla de los dispositivos electrónicos (https://www.youtube.com/watch?v=u97s0n1Diys). Desde una perspectiva científica y práctica, ella explica cómo afectan positiva y negativamente los pensamientos, las emociones y las acciones y cómo las redes sociales producen en nuestro cerebro ciertas sensaciones que a su vez producen una sustancia adictiva que nos va haciendo dependientes de estas, llenando nuestro tiempo, de tal manera, que las piedras grandes, es decir, lo que realmente importa, queda fuera de nuestro recipiente, o sea la vida, dejándonos con esa arena que llena todo, pero nos hace sentir vacíos.

Aquello respondió a mi pregunta sobre qué podría extinguir a la humanidad. Me surgió una idea aterradora, la extinción de la humanidad, la salvación del planeta es precisamente la inteligencia humana, que resulta no ser tan inteligente y crea aparatos como los que ahora nos esclavizan y nos sumergen en profundas depresiones, haciendo que el suicidio vaya en aumento y esté entre las primeras causas de muerte en adolescentes. ¿Será ese el involuntario remedio para la salvación del planeta?

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