Editorial

Filantropía Maquiavélica – Gloria Chávez Vásquez

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Filantropía Maquiavélica

Gloria Chávez Vásquez

Según la revista Semana, la fuerte influencia de Soros en Colombia no es casualidad. La sede de sus Fundaciones Sociedades Abiertas (OSF) en Latinoamérica está ubicada en Bogotá. George Soros ha venido apoyando a Gustavo Petro y financiando su agenda radical. Su presencia en el país suramericano ya era muy visible, cuando pretendía ayudar al gobierno de Iván Duque a investigar los falsos positivos, entre muchas otras cosas.

La intromisión de Soros en la soberanía de los pueblos es posible gracias a la corrupción de los gobiernos. En los Estados Unidos ha seducido al partido demócrata con sumas de dinero estrafalarias, destinadas a promover su agenda ultraliberal y utilizando métodos nada pacíficos ni éticos. En 2020 rompió el récord al donar más de $500 millones de dólares para causas de la extrema izquierda” en su afán de influir en las elecciones en EE. UU. Alexander Soros, uno de sus cinco hijos y mano derecha de su padre, ha sido recibido seis veces en la Casa Blanca desde que Biden asumió la presidencia.

Por más de medio siglo, y a sus 95 años, George Soros ha invertido su fortuna (8,300 millones de dólares, según Forbes) en su obsesión por cambiar las normas sociales y las leyes en el escenario internacional. Soros fue “el hombre que quebró el Banco de Inglaterra” (1992), uno de los primeros financistas en apoyar al Foro Económico Mundial (WEF) y figura clave en establecer la Unión Europea. Es parte, además, de ese gran cabal de globalistas, que incluye a gente como David Rockefeller, Bill Gates, la Fundación Ford, y la Red Omidyar, fundada por el dueño de eBay Pierre Omidyar, todos miembros del Grupo Bilderberg — un club de ricos y poderosos que “juegan ajedrez” con los gobiernos de cinco continentes.

En 1979, cuando se dedicó a la filantropía, ya había descubierto la manera de evadir impuestos con sus donaciones, influyendo a la vez, en la política global. Su fortuna fue crucial para la caída de la “cortina de hierro” y el derrumbe de la Unión Soviética. Desde entonces ha intervenido en los destinos de más de 120 países, esta vez patrocinando el movimiento liberal internacional mezcla de progresismo, globalismo y marxismo en busca de supuestas “soluciones sociales”.

Nacido en Budapest en 1930, su padre, un aficionado al esperanto, cambió su apellido judío por el de Soros (que significa: se elevará) para sobrevivir a la ocupación nazi durante la segunda guerra mundial. En su adolescencia, George trabajó como asistente de apropiación de obras de arte y confiscación de bienes de los judíos. En 1947 viajó a Londres donde estudió y se doctoró como economista. A fines de los 60, se radicó en Nueva York donde acumuló una fortuna por medio de inversiones de fondo internacional que el mismo fundó y manejó.

La fórmula globalista de Soros es realmente experimental: una sociedad mundial administrada como una sola república, recibiendo “ayudas” del gobierno central a cargo de las Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial. Este gobierno estaría amamantado por organizaciones transnacionales dirigidas por las corporaciones. Su objetivo está alineado con la agenda del Partido Comunista Chino. Es lo que Barack Obama y Joe Biden definen como: “censurar para preservar la democracia”. Sus macabros planes marchan viento en popa.

¿Cómo y quienes controlarían nuestros movimientos y nuestro dinero?

De esto se encargan la censura y la propaganda: Una sola moneda, para ciudadanos marcados digitalmente; educación doctrinaria y salud universal que incluye el control de quienes tienen derecho a nacer y a morir; reglas dictadas por el supuesto cambio climático, la identidad de género, la política de fronteras abiertas, seguida de privilegios, permisos y restricciones para viajar o moverse. Un paraíso para burócratas y administradores, pero el infierno para el resto.

Las naciones del BRICS, la nueva coalición liderada por China y Rusia ha reconocido los peligros de este nuevo orden, y ha creado su propia forma de control internacional. BRICS son las siglas de un grupo formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. En 2009 se celebró la primera cumbre de los BRIC, y tras admitir a Sudáfrica en 2010, las cumbres de los BRICS han sido anuales.

En 2014, Soros anunció que había creado una fundación en Ucrania “antes de que se independizara de Rusia”. Su fundación ha estado activa desde entonces y juega un papel esencial en el conflicto Ucrania vs Rusia. En enero de 2015, el magnate instó a los países occidentales a expandir las sanciones económicas contra Rusia y pidió, además, a la Unión Europea, 50,000 millones de dólares para “rescatar” a Ucrania. Las manipulaciones de Soros y su consorcio (el gobierno de Biden y la Unión Europea) solo han contribuido a escalar el conflicto.

Durante la reciente Conferencia sobre Seguridad en Munich, el multimillonario exhortó a las instituciones financieras del mundo, a “coger las riendas del cambio climático y usar sus posiciones de influencia en la economía para ‘salvar’ al planeta. Una medida que otorga incalculable poder al WEF, conformado por las 1000 compañías más poderosas del mundo.

Por lo pronto, George Soros quiere una Europa completamente sumisa al Nuevo Orden Mundial. En España, es padrino ideológico de Pedro Sánchez, pues este último le debe su formación política internacional. Juan Antonio de Castro, profesor de la Universidad Complutense y coautor de ‘Soros, rompiendo España’— documenta detalladamente el protagonismo del húngaro en el intento separatista en Cataluña.

Soros le ha declarado la guerra a países que defienden sus fronteras y a los gobiernos que no admiten sus fundaciones en territorio nacional. En la región de Bosnia y Herzegovina, Milorad Dodik, presidente de la República Srpska, alertó al mundo sobre la pretensión de Soros de instalar la sede de su fundación en Sarajevo, la capital de Bosnia, “con la obvia intención de desestabilizar al país”.

En medio de las sanciones económicas de Washington y la Unión Europea por la guerra de Ucrania, Soros donó $1,000 millones de dólares para “efectuar cambio de regímenes” en países como la India, que él considera nacionalistas. El primer ministro indio Narendra Modi criticó a Soros, por pedir su derrocamiento, para instalar a alguien más receptivo a la agenda globalista de la OTAN.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha acusado a Soros de estar detrás del testaferro que financió a los terroristas durante los incidentes de Gezi, en tanto que el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, lo responsabiliza de haber provocado la Revolución de 2018 y de sobornar al gobierno armenio con dineros para la pandemia, que luego se utilizaron en armas. Aliyev califica las actividades de Soros como un «movimiento destructivo y colonial».

Un reporte del Media Research Center revela el alcance de la influencia de Soros en los medios internacionales: Entre 2016 y 2020 desembolsó $131,111,250 US para comprar periodistas y activistas internacionales que diseminaran e impusieran su propaganda radical de izquierda sobre aborto, economía marxista, extremismo ambiental, fanatismo LGBT, anti-Americanismo, anti policía, » Soros tiene lazos con, por lo menos, 253 organizaciones y compañías internacionales de noticias, así como con 54 figuras influyentes en CNN, NBC, CBS, Bloomberg, NPR, Washington Post. Los aliados de su ideología en los medios, incluyendo a los verificadores de noticias, tratan de blanquear sus acciones haciéndolo aparecer como víctima del antisemitismo. En un documental de 2019, la BBC creó el mito de George Soros como un chivo expiatorio de la ultraderecha en todo el mundo.

El objetivo de Soros de acabar con el poder del país que le abrió las puertas y donde hizo su fortuna libremente, nos da una medida de su decadente ética moral. Soros no solo ha infiltrado sociedades como Estados Unidos, Brasil, México, España, India, y partes de Europa, sino que se ha aliado con las de ideologías más cerradas como la extrema izquierda y el islamismo. No es de sorprender que el magnate haya sido declarado persona non grata en países como Hungría, Rusia, Turquía, Malasia e India.

Con su dinero, Soros alimenta la corrupción a lo largo y a lo ancho del planeta; y en su pretensión de salvador del mundo solo consigue ahondar las divisiones sociales. Aunque es probable que esa sea su verdadera intención, su insensatez puede ser la chispa que provoque una tercera guerra mundial.

Pero los tropiezos de Soros residen en sus propias contradicciones y por eso es su peor enemigo. Se trata de un capitalista salvaje que posa de filántropo mientras se vale de anarquistas y grupos terroristas como el BLM y el PFI. En su visión para construir un mundo más “abierto” ha hecho del islamismo y del Comunismo, (dos de las ideologías más violentas y autoritarias), sus aliados. Quizás lo estén usando a él y a su dinero, pero en su egolatría de querer crear un mundo a su imagen y semejanza, está atropellando la voluntad y las libertades de los pueblos y sus gentes.

¿Es George Soros peligroso? Sin lugar a dudas.

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