Editorial
Aunque no lo crea: la economía va mejor – Enrique Quintana
El INEGI dio a conocer ayer que la economía mexicana creció en 3.8 por ciento en marzo respecto al mismo mes del año pasado.
El Indicador Oportuno de Actividad Económica, además, nos hace considerar que el crecimiento promedio del primer trimestre, con los datos disponibles, podría ser del orden de 3.9 por ciento.
En el cuarto trimestre del año pasado, la economía creció en 3.7 por ciento; en el tercero en 4.4 por ciento; en el segundo, en 2.3 por ciento.
De este modo, en los doce meses previos, el ritmo de crecimiento a tasa anual fue de 3.6 por ciento en promedio, una cifra superior a todos los pronósticos.
Aunque hay diversos indicios que señalan que es probable que la economía se desacelere en los siguientes meses, la realidad es que se está tardando en hacerlo.
Sobre la base de las cifras referidas, será un hecho que los pronósticos de crecimiento este año van a revisarse al alza.
No tardará mucho tiempo en que el consenso esté muy cerca del 2 por ciento o incluso un poco más arriba.
¿Qué es lo que ha permitido este dinamismo?
A mi parecer son dos cosas.
La primera es que finalmente estamos viendo un crecimiento consistente de la inversión productiva, particularmente la parte que corresponde a la adquisición de bienes de capital, que creció a una tasa promedio de 12 por ciento en 2022 y en enero de este año lo hizo a 20 por ciento.
La segunda es que el consumo privado se ha mantenido con dinamismo.
El indicador oportuno del consumo privado que dio a conocer el INEGI el pasado 14 de abril indica que en marzo se estima un crecimiento de 4.5 por ciento a tasa anual.
Para el primer trimestre, la previsión es un crecimiento de 5.3 por ciento en promedio.
El consumo es el principal componente del PIB, así que no sorprende que jale al resto de la economía.
Aunque las exportaciones se han desacelerado en los últimos meses, en las comparaciones anuales mantienen niveles absolutos muy por arriba respecto a los que tenían en los últimos años.
¿Es factible que el dinamismo de la economía mexicana se sostenga en lo que resta del año?
Como le comentaba, se puede anticipar que vaya bajando, pero quizás lo haga a un menor ritmo respecto a lo que la mayoría anticipaba.
Las previsiones partían de la base de que podíamos esperar una recesión en Estados Unidos quizás a la mitad de este año.
A pesar de que hay diversos indicios de desaceleración que no pueden desestimarse, como la caída de las ventas minoristas o de los precios de los inmuebles, no se visualiza una recesión en ese plazo.
La Reserva Federal la anticipó como una probabilidad más bien hacia finales de este año o en el curso de 2024.
Esto quiere decir que el efecto que puede tener en México quizás tarde en manifestarse y en todo caso se haga visible más bien hacia el próximo año más que en este.
La apuesta es que este impacto pueda ser neutralizado por la llegada de inversión, producto del nearshoring.
Por esa razón, un escenario probable es que el dinamismo que se ha notado en la economía todavía se extienda por varios meses más.
¿Podría dificultar este hecho el descenso del ritmo inflacionario?
Sí, puede ser que eso suceda.
En la medida que la demanda siga creciendo a ritmos relativamente elevados no es imposible que la reducción de la inflación, especialmente de la llamada inflación subyacente, tarde más.
Por eso no puede descartarse que las tasas de interés permanezcan en niveles elevados por lo menos todo este año aun si la inflación baja un poco más.
No se puede desestimar esta tendencia, pero por lo pronto la buena noticia es que la economía va mejor de lo que estaba previsto.