Editorial

Mariel Turrent – Divagaciones

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Mariel Turrent

Divagaciones


 

14 Gratitud

“Una de las misteriosas leyes de la vida es que descubrimos siempre tarde sus auténticos y más esenciales valores: la juventud, cuando desaparece; la salud, tan pronto como nos abandona, y la libertad, esa esencia preciosísima de nuestra alma, solo cuando está a punto de sernos arrebatada o ya nos ha sido arrebatada”.

Stefan Zweig

 

Ayer mi vecino Aron con quien casualmente me cruzo algunas mañanas paseando a nuestros respectivos amores perros. Me envió el siguiente enlace: https://youtu.be/Pe3OsvYd4oc  a una meditación de gratitud. La descripción promete que, si dedicamos diez minutos diarios a agradecer, nuestra vida cambiará. Casualmente yo estoy siguiendo otro programa de veintiún días de meditación de gratitud de Deepak Chopra. Ya sé. Muchos me van a criticar, pero a mí me gusta Chopra. No soy una de esas fans que han leído todo y saben de memoria cada reflexión y aspecto de su vida, no. Yo lo descubrí durante la pandemia cuando mi amiga Cecilia me invitó por WhatsApp a unirme a su programa de 21 días de meditación de abundancia. Me encantó su voz suave, pausada, el acento indio de su perfecto inglés. Me daba tanta paz que cuando pasaron los veintiún días, yo hice otro grupo al que sumé a mi hija, a mi esposo, a mi mamá y todo el que se dejó. Recuerdo esa experiencia como algo hermoso. En el aislamiento estábamos unidos de alguna manera pensando durante diez minutos en algo positivo, dejando atrás nuestras quejas, nuestros miedos y padecimientos. En su ensayo sobre Montaigne, Stefan Zweig habla de cómo en la historia de la humanidad a los grandes apogeos les sigue una debacle. Y dice: “Ya no existe seguridad en la tierra”, y con eso quiere decir que el mundo cambia vertiginosamente. Como miembro de una familia judía acomodada, creyó tener la vida resuelta, pero la Segunda Guerra Mundial cambió su vida. En su libro autobiográfico Las horas de ayer, publicado en 1942 (después de que él y su esposa se suicidaron pensando en que los Nazis finalmente terminarían por apresarlos), elogia a la cultura europea que consideraba para siempre perdida. Lo cierto es que nada es para siempre y lo único constante es el cambio. Por eso agradezco a quien me recuerda la importancia de la gratitud, de ser agradecida. Ya sea Aron, Chopra o Zweig. Y agradezco también a ti lector por leer mis divagaciones.

 

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