Editorial
TANATOLOGIANDO – LAURA SALAMANCA L.
TANATOLOGIANDO
LAURA SALAMANCA L.
EL PODER DEL SONIDO
El sonido no solo es lo que escuchamos, sino que es una fuerza cósmica que se manifiesta a veces a través de la palabra.
De hecho, en la biblia, cada etapa de la creación esta precedida por las palabras “y Dios dijo: hágase……” y al principio del evangelio comienza diciendo “en el principio fue la palabra y la palabra fue con Dios y la palabra fue Dios”. “Todas las cosas fueron hechas por intermedio de ella y sin ella, nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Entonces Juan declara que ella es la vida y la luz.
En la historia de Jericó, la destrucción de las paredes fue por medio del sonido.
Algún sabio dijo: si alguno que conociera la detonación exacta y precisa de la voz que debe usarse, se pusiera de pie frente al Empire State, el edificio más grande de New York y gritara con toda su fuerza la nota exacta, el edificio todo se desplomaría en ruinas.
Y es que el sonido obedece a una ley de vibración.
Por eso es tan importante el acento y el tono correcto
“Quien quiera persuadir no debe poner su mayor atención en un correcto argumento, sino en la correcta palabra”.
El poder del sonido ha sido siempre más grande que el poder del sentido. En tanto que el hombre haya descubierto, por proceso intuitivo el poder de la palabra y del sonido, revelará la amplitud de su mente y de su poder pensante.
El correcto acento da poder a la palabra, que no es tan importante el significado sino el sonido que le da su efectividad o te darás cuenta que hay gente que habla y habla y jamás será escuchada, porque le falta esa chispa cósmica del poder del sonido.
Recuerda que el primer sonido que produce un niño al nacer, despierta a la madre de su estado comatoso impulsándola a vivir para su hijo. O el discurso apasionado del amante a la amada la enloquece a ella tanto como a él. La palabra vibrante del orador puede arrastrar una masa de miles de gentes a hacer locuras por encima de opiniones personales acerca del valor de sus argumentos.
En tales ocasiones no es tanto el sentido de la palabra cuando el sonido es lo que opera
Como este bello verso de Tennyson:
“El rumor de las palomas enamoradas
En los álamos inmemoriales “
La prueba de la habilidad del poeta, del orador, del escritor está en el sonido rítmico acompañado de la expresión penetrante.
Y no se diga de la hipnosis, en la que usamos el sonido en el trance, para que el paciente pueda recibir las heridas sin sentir dolor, para poder soportar pesos que despierto no soportaría, para hacer esfuerzos y resistencias que en estado consciente le son desconocidos e imposibles y toman las características y las posiciones de cualquier animal, que el hipnotizador le sugiera y todo esto por la palabra y el sonido.
Simplemente habrá que imaginarse el efecto tan desastroso que tienen los comandos militares en personas ya retiradas; “alto” “de frente” “mar” “fuego”.
En la física mental aprendemos que el sonido es la fuerza, la palabra no puede ser hablada sin sonido, y el sonido es vibración. Las ondas atmosféricas mismas, de carácter vibratorio, están tras el sonido, y es por vibración que se oye el sonido. Toda música, todo tono, toda palabra, toda modulación, todo comando, toda suplica son vibración, y la vibración no termina jamás.
“todo fue, todo es, todo será siempre. El todo habló y la moción fue y es y será para siempre, y siendo positivo, fue llamado ÉL. ÉL toda moción, fue su palabra y Él dijo YO SOY. Y Él abarcó todas las cosas, lo visible y lo invisible. No hay nada en el universo que no sea parte de Él”.
Apesadumbrada, se dio cuenta de que los relojes no suenan a nada que se le parezca siquiera a un tictac, sino al ruido que hace un martillo arriba y abajo, golpeando una y otra vez contra el suelo. El sonido de una sepultura
Markus Zusak
Solo el corazón afligido es capaz de escuchar el sonido de la lagrima que cae
Emily Spain