Editorial
Dune y el mundo onírico – NORMA SALAZAR
RADIOGRAFÍAS
Dune y el mundo onírico
NORMA SALAZAR
“I must not fear
Fear is the mind- killer.
Fear is the litte-death that brings total obliteration.
I will face my fear.
I will permit it to pass over me and through me.
And when it has gone past I will turn the inner eye to see its path.
Where the fear has gone there will be nothing
Only I will remain”
Frank Herbert escribió Dune en el año 1965 formalizó una aguda labor para esquematizar y encauzar su obra literaria a un solo objetivo, unificar sus vivencias en su escritura con el budismo Zen. Su novela es un diseño rítmico en cierta forma poético japonés escrito en prosa, es decir, Dune es un poema de 300.000 palabras, el novelista tiene una enorme influencia por la filosofía Zen contemporánea y, el maestro Alan Watts es un destacado filosofo que muestra la posición de la “letanía contra el miedo”
Otra particularidad de esta enorme novela de 500 páginas es que observamos entre páginas poca descripción en las escenas y los personajes por lo que da a rienda suelta a nuestra imaginación y contrasta todo lo que la ciencia ficción debe tener una descripción minuciosa.
El verdadero protagonista en Dune son los diálogos internos con matices psicoanalíticos, meditaciones y reflexivas como en “letanía contra el miedo” asimismo leemos una influencia de las teorías de Carl Jung sin perder de vista los años convulsos de los 60ʾs, por otro lado un total desapego y rebeldía por la educación católica y lo exhibe con las brujas Bene Gesserit asumen una apariencia de hermandad católica. El lenguaje es un estado de conciencia esencia cardinal, otro componente que observamos es la especia melange es al fin y al cabo un parteaguas para abrir la mente del que la consume.
“La especia debe seguir fluyendo”
La casualidad es lo que confiere intención y dirección de nosotros. Y cuando orientamos palabra por palabra con sumo acabado en nuestras acciones estas revelan nuestros actos internos, una ardua tarea que provoca temor al aspirar lo imposible si sabemos controlar nuestros miedos.
La novela de Herbert muestra un interés por la ecología, política sus grandes pasiones por la filosofía Zen y contra parte por la religión.
No es fácil unir una obra literaria como Dune donde la situamos en un futuro lejano donde la humanidad ha dominado al universo. Un Emperador que conspira para afianzar su poder confrontando a dos casas importantes del universo la Casa Atreides y la Casa Harkonnen el escritor entreteje uno de los clímax como detonante.
Este conflicto se origina por la “petición obligatoria” a la Casa Atreides para tomar el control del inhóspito planeta Arrrakis, cuyo desierto es la única fuente de producción de la especia conocida como melange, una droga ineludible para facilitar los viajes espaciales a través de los llamados Navegantes. Esta sustancia está ligada con unos imponentes gusanos que habitan bajo las arenas del desierto y es recolectada por los fremen, el pueblo que mora el planeta. En la trama hay notabilidad por la Hermandad Bene Gesserit, instituida por mujeres con ciertos poderes especiales. El protagonista de la historia es Paul Atreides el único descendiente varón de la dinastía, predestinado a convertirse en una suerte de mesías
Dune, novela homónima de Frank Herber es una saga literaria bajo el rubro de la ciencia ficción que muestra una historia de aquella época medieval japonesa y árabe, también trenza las religiones del cristianismo, islam y judaísmo; el mundo de la política, sociología, economía, el poderío bélico, el sometimiento y abuso al más indefenso; Paul Atreides lucha con sus internos miedos nos encontramos ante una Space-Opera que afina el género y resalta al joven héroe.
Termino ávidos lectores dentro de la psicología de Carl Jung; el infinito de los sueños adquiere una relevancia innegable, déjeme enfatizar con la siguiente frase “quien mira afuera, sueña; quien mira adentro, se despierta” El protagonista de Dune tiene una responsabilidad donde transita entre sueños y visiones