Editorial

Golpe a la educación: menos matemáticas, más ideología – Pablo Hiriart

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La reforma que se presenta como educativa entra en vigor en agosto y desaparece a las matemáticas como asignatura de la enseñanza básica.

¿Qué significa?

En primaria hay 24 millones y medio de alumnos, de los cuales 90 por ciento estudia en escuelas públicas. Estos últimos difícilmente llegarán a ser ingenieros.

Tampoco se enseñará a leer y escribir. La reforma da por hecho que el niño ya lo sabe cuando ingresa a primer grado.

La enseñanza pública presenta rezagos, y con esta reforma la clausuran como vía de movilidad social.

Señala un estudio de la Universidad Iberoamericana que, durante la pandemia, el porcentaje de alumnos de primaria con nivel insuficiente en matemáticas pasó de 59.1 a 78.3.

El nivel insuficiente de lenguaje pasó de 49.1 a 70.2 por ciento de los niños de primaria.

Y ahora la reforma que se pone en práctica en el próximo ciclo escolar empaqueta matemáticas con otras disciplinas que disminuyen su importancia en la formación del alumno.

El niño aprenderá, eso sí, en primero de primaria, a odiar al prójimo.

Lo esencial del nuevo proyecto es polarizar a la sociedad desde la infancia. Y disminuir, o anular, la identidad individual para fortalecer el colectivo.

Se entregará un texto llamado Libro sin recetas, dirigido a la maestra y el maestro, en que se les da el adoctrinamiento básico para su nueva pedagogía.

La SEP le dice a los profesores que el principal obstáculo para el uso de los Libros de Texto Gratuitos de la Nueva Escuela Mexicana “se encuentra en el concepto de libertad que se fue desarrollando desde los años 80 del siglo pasado hasta la fecha. Hoy, el sentido común, reforzado por una campaña gigantesca en los medios de comunicación nos insiste en que lo más valioso que poseemos es la libertad”.

Para la Nueva Escuela Mexicana, no es así. En el texto básico dirigido a maestros se les explica lo nocivo que resulta la idea de John Stuart Mills, en que “mi libertad acaba donde empieza la de los demás”.

Según el Libro sin recetas hay “otras maneras de entender la libertad: una libertad colectiva, una libertad social y comunitaria que no centre su atención en una propuesta individualista, meritocrática y clasista que se justifique en la aparente búsqueda de la identidad”.

La SEP le indica a los maestros de primaria tres principios básicos para inculcar a los niños de primer año de primaria:

-”Es fundamental reconocerse en este sistema con uno de aquellos dos polos: como un sujeto que formas parte de las élites hegemónicas que oprimen a los sectores marginados, o como un oprimido que es miembro de la subalternidad y que posee múltiples prejuicios impuestos por el sector dominante que le impiden su crecimiento”.

-”Para lograr esta reflexión crítica, el sujeto debe tener clara la clase social de la que participa, y cómo alrededor de él y su comunidad se establecen prejuicios que conforman su subalternidad. El concepto de subalternidad surge para dar cuenta de la condición subjetiva de subordinación en el contexto de la dominación”.

-”¿Reconoce la diferencia entre subalternidades y hegemonías, entre dominados y dominantes, entre oprimidos y opresores?”.

Para la Nueva Escuela Mexicana la libertad individual está supeditada a la colectividad, lo que viola no sólo la Constitución mexicana, sino la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

A diferencia de los países que han invertido fuerte en educación, la Nueva Escuela Mexicana reduce la importancia de las matemáticas, que desaparecen como asignatura, y se diluyen en un solo libro donde se compactan de manera desordenada con física, biología, química y saberes autóctonos.

Queda a criterio del maestro tomar o desechar lo propuesto por la SEP en los libros, a fin de que las comunidades decidan qué es importante y qué no lo es.

Pedagogos consultados señalan que si un maestro y su comunidad deciden prescindir de la enseñanza científica y dar prioridad a actividades como siembra y cosecha, podrán hacerlo.

No habrá evaluaciones nacionales, que actualmente sirven para detectar las regiones con mayor rezago. Imposible que las haya, porque no hay objetivos de aprendizaje claros ni indicadores de logros.

De acuerdo con los especialistas, y con algunos de los libros que tengo en mi poder (los guardan como secreto de Estado), la SEP determinará programas de estudio “sintéticos”, para que posteriormente las escuelas, tomando en cuenta el contexto social, los mezclen con el “conocimiento comunitario” y así producir programas “analíticos”.

Un desastre, pues.

Cada profesor (en teoría) revisará los más de 400 programas de estudio sintéticos y determinará cuáles son los que mejor se adaptan a las condiciones de su comunidad.

Decisiones así requerirían que los profesores estuvieran altamente calificados y capacitados, pero ya desapareció la evaluación de maestros y el presupuesto para la formación del millón y medio de profesores de educación básica es de 98 millones de pesos. Es decir, 85 pesos al año por maestro.

En el libro de texto Nuestros Saberes, para primer grado de primaria, aparecen numerosos códigos QR, lo que resulta incompatible con escuelas que no tienen internet. Vaya, ni agua potable o papel en los baños.

Síntesis: van a destruir lo poco que hay en la educación pública. Como hicieron con la salud.

 

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