Editorial
Crónicas del Olvido – PIO GIL Y LOS “LOS FELICITADORES”
Crónicas del Olvido
PIO GIL Y LOS “LOS FELICITADORES”
(FRAGMENTOS)
Alberto Hernández
(Pío Gil era Pedro María Morantes, una de las plumas más afiladas de los tiempos de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. El enemigo más acerado de un tirano. Varios fueron los libros, entre panfletarios y de crítica socio/política, escritos por este hombre que mereció notas de autores como Pablo Rojas Guardia o Ricardo Camejo.
Rojas Guardia, en “Cuatro años de mi cartera”, uno de los títulos del mencionado autor, dijo: “Pío Gil es la porción del espíritu de Morantes que sale a campo traviesa para ridiculizar, documento iluminado hasta la caricatura en la pluma, no sólo al tirano de unos cuantos días de desgracia y sufrimientos venezolanos, sino, también, a buena parte de la sociedad que se plegó al déspota, que le sonrió al tirano, que anduvo genuflexa ante el mandón endiosado por los adulantes y los felicitadores de siempre. Pío Gil es el panfleto y la diatriba y la bofetada…”. Nota aparecida en “Gente del Táchira (1900-1935, pp. 221).
Por su parte, Camejo dejó esta nota: “En discurso pronunciado en el Nuevo Circo hace varios años dijo Rómulo Betancourt, al referirse al entonces proyectado traslado de los restos de Castro a Venezuela: “Se han ido algunos al basurero de la historia para desenterrar un símbolo de la ignominia”. Texto publicado por el diario El Nacional, cuerpo C, sábado 19 de octubre de 1974.
Pues bien, para no alargar mucho la cuestión con los antecedentes de Pedro María Morantes, extraigo de “Los Felicitadores”, publicado por la editorial Centauro de José Agustín Catalá, en Caracas 1974, los siguientes segmentos:
** “Los venezolanos tenemos el culto de la servilitud y somos felicitadores. El servilismo y el despotismo se han colocado frente a frente, influenciándose recíprocamente en una acción de causa y efecto; el servilismo produce el despotismo, en una reproducción que se prolonga espantosamente al infinito, como los espejos paralelos reproducen al infinito la misma imagen. Si no hubiera déspotas no habría serviles; si no hubiera serviles, no habría déspotas. De manera que los áulicos son coautores con el déspota de la ruina de un país. Esta sencillísima lección de sentido común debería advertirnos que el castigo que se impone a un tirano, debe alcanzar también a las camarillas corresponsables con el tirano del desastre nacional…” (pág. 😎.
** “Se ha establecido como verdad inconcusa que el que no adula a los Magistrados y sus favoritos, no es amigo del Gobierno; y se ha establecido como práctica policial que el que no es amigo del Gobierno va a la cárcel (…) Los felicitadores vuelan alrededor del cuadrúpedo que ocupa algún escalón en la jerarquía administrativa, para producir desvanecimientos a estos infelices de cerebro débil, que sienten el vértigo de las pequeñas alturas, y se creen unos Alejandros cuando han trepado algunos peldaños en la escala del éxito”. (pág. 14).
** “Nuestros imbéciles magistrados no sólo han establecido que únicamente son amigos de ellos los que les adulan, sino que también han estatuido que sólo los que los adulan tienen talento. Y las carreras todas han quedado abiertas a todas las inepcias”. (pág. 14).
** “Los hombres sabios disminuyen en Venezuela, en la misma medida en que se multiplican los doctores y los condecorados con el Busto (…) Los felicitadores de los aduladores de Venezuela no tienen absolutamente ningún valor moral. Por más que aplaudan los actos del gobierno, la Nación toda sabe que la mayor parte de los actos del gobierno son completamente desacertados”. (págs. 16/ 17).
** “Los que hoy adulan a Gómez, mañana denigrarán de él”. (pág. 17).
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(Estos son algunos de los afilados pensamientos que Pío Gil dejó para la posteridad. Entre sus libros se cuentan “Cuatro años de mi cartera/ radiografía de la adulación en la Venezuela de Castro”, publicado por Centauro de Catalá en 1975. Igualmente escribió “El Capitán Tricófero/ Cipriano Castro”, publicado en Caracas por la Tipografía Vargas a través de la Biblioteca “Rocinante”, MCMLV: 1955.
Estimado lector: si usted encuentra alguna coincidencia con lo que nos pasa hoy, siéntase en los tiempos de Castro y Gómez. Y luego mire al futuro).