Editorial
Pasar de los 15 mil pesos mensuales en Yucatán – Jonathan Ruiz Torre
Es un umbral, pues permite ver cerca la puerta de salida de la pobreza en México.
Pasar de los 15 mil pesos mensuales implica para un soltero dejar atrás a la mitad de los mexicanos menos afortunados. Para bien de quienes tienen prestaciones, el promedio de los trabajadores formales afiliados al IMSS ya ganan unos 17 mil pesos.
Pero ese dato no incluye a muchos empleados a cargo de entregarles su café en el Starbucks o de servirles su McTrío. Tampoco, a los trabajadores informales y a miles que ni salario tienen pues trabajan atendiendo a sus padres o a sus hijos en casa. Para ellos hay una salida: entrenamiento.
Yucatán tiene una abundante población en situación de pobreza y el estado sirve como relevante laboratorio para una empresa global de la que escribí aquí antes.
El miércoles, en un nuevo edificio ubicado al norte de Mérida, coincidieron varios directivos de Accenture con representantes diplomáticos de Irlanda –en donde tiene oficinas centrales– y Estados Unidos, amén de funcionarios locales. Instalaron ahí sus primeras oficinas en la región.
Es el tipo de eventos que son comunes en el norte de México, pero recientes para habitantes de una región que por años fue olvidada por la inversión nacional y extranjera.
Lo que esta compañía pretende en la península sureña de México es estratégico, pues el talento que requiere es muy demandado en el mundo. Hizo mancuerna con el gobierno para entrenar gente en un acuerdo que puede derivar en una reducción de costos para la compañía y en el disparo de ingresos para pequeños pueblos como Tekax o Valladolid.
“Cuando voy a las preparatorias, pido a los estudiantes que levanten la mano quienes van a estudiar una ingeniería, y solo un 10 por ciento levanta la mano”, explica Mauricio Vila durante su discurso en el evento.
“Luego, a los que van a estudiar para abogado o para chef, y como el 70 por ciento levanta el brazo”, agrega el gobernador de Yucatán. “A esos les digo, ¡vean ahora a quienes van a estudiar ingeniería, ellos van a ganar tres veces más que ustedes!”
Accenture necesita a expertos en programación Java o Python, mejor si son full stack, bilingües, y pueden encargarse tanto de lo que ven en una aplicación ustedes, usuarios, como de lo que no ven, que es todo el código detrás de su funcionamiento. También necesita urgentemente a científicos de datos y a expertos en ciberseguridad.
Es el mismo perfil que buscan otras empresas globales como Microsoft y pequeñas tecnológicas yucatecas como National Soft y Dacodes. Hay un problema: casi no hay en México. Tampoco en Yucatán.
El salario mensual para quien tiene esas habilidades ronda 60 mil pesos mensuales en promedio, cifra que está lejos de la pobreza mexicana y acerca al beneficiado al escalón 10 de ingresos, el más alto de los hogares nacionales, en los que entran cuando menos 66 mil pesos cada 30 días.
Subir esa escalera puede empezar por capacitarse para entender cómo funciona la “nube”, en donde se guardan los datos de todos. Los oficiales, como los del INE y los impuestos que pagamos, pero también los de los bancos y las fotos del Instagram y el email.
Google, Microsoft y AWS ofrecen cursos de unos tres meses que a cambio pueden aproximar empleos con salarios que se acerquen a los 15 mil pesos mensuales.
Otra vía está en estudiar una carrera profesional en instituciones gubernamentales como la Universidad Tecnológica Metropolitana en Mérida o en la Universidad Politécnica de Yucatán, que promueven carreras de tecnologías de la información como “Ingeniería en Ciberseguridad”.
Un título con esas características aproxima a los graduados a un salario inicial similar, pero adicionalmente, a una carrera profesional ascendente que los conecte con el 2023 y con salarios inimaginables. Con aquello que pensábamos que sería futuro y ahora es presente.
Accenture presume de haber contratado a 200 personas, pero tiene una meta de conseguir dos mil. Algunos hablan extraoficialmente de cinco mil si es posible, antes de llegar a 2025.
Es cuestión de entrenamiento y paciencia. Curiosamente, me hablan de que el principal reto de jóvenes procedentes de hogares de bajos recursos en el sureste de México no es aprender habilidades técnicas, sino una sola que para muchos es más simple: explicar sus ideas. Seguiré con este asunto.