Venablos de Ira, de Ney Antonio Salinas – Ernesto Adair Zepeda Villarreal

Venablos de Ira, de Ney Antonio Salinas

Ernesto Adair Zepeda Villarreal

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‘Venablos de ira’ (188 pp), del escritor chiapaneco Ney Antonio Salinas, viene a completar la trilogía de novela noir, o también llamada ‘negra’, con que el autor de Jiquipilas ha buscado dar a conocer los recovecos de la vida urbana y rural que acontecen en ese México profundo de la realidad chiapaneca. Ney, junto con otros autores de la generación, busca construir un estilo narrativo profundo alrededor de las historias que se enmarcan en ese extraño paraíso que es Chiapas, con una capital incrustada en una semi modernidad, pero alimentada con la ruralidad profunda de la leyenda negra. Estas obras, independientes, completan los fotogramas de una cinta perdida en el tiempo, donde la ciudad, los paisajes rurales derruidos, el misterio, el hambre, y el dolor, nos hacen voltear a esas latitudes para adentrarnos en la trama policiaca.

Esta novela busca hablarnos de la suciedad de la política, del peso del hambre, de las traiciones y la antropofagia de esas criaturas humanas que se suceden en los ámbitos públicos, héroes a medias o monstruos constituidos según la opinión de cada lector, donde los personajes centrales no son explícitamente las personas, sino las circunstancias que los construyen. El papel del héroe a modo, más bien por casualidad, trata de encontrar el hilo de la madeja, mientras es el espectador de relaciones y hechos que se suceden a otro nivel. Ahí es donde vienen los recuerdos, esas voces en off, que nos ayudan a identificar las heridas sobre de las costras que nutren esas venenosas raíces que van infectando la realidad. En esta novela podremos encontrar esa ambivalencia de la urbanidad carcomida por la cotidianidad, y también de una ruralidad digna que recupera el paisaje dialéctico, la anécdota de los hechos, y algunas impresiones de un mundo que pareciera casi onírico para quienes no somos nativos de esa entidad. Es allí donde el libro tiene uno de sus más fuertes puntos, la pasión por el lenguaje, por las tradiciones, por los detalles.

La historia se encuentra dividida en tres secciones, en las que marcadamente abordamos los hechos que se relatan en la novela. Se comienza por establecer los hechos centrales y a los personajes, para después sumergirse en la ruralidad chiapaneca; que no justifica, pero explica, e impresiona. Esta es, en mi personal opinión, la más suculenta de las partes de la obra, ya que no sólo hace un despliegue del lenguaje popular, sino que va hilvanando las tradiciones locales con los modos de vida, dando una cátedra a lo rulfiano de cómo se vive en los campos de la región, entre los valles, las ciudades, y dentro de la piel de uno mismo. Finalmente, la historia se resuelve de la mejor manera posible, y se da un cierre, amargo, pero necesario. El final queda abierto a la interpretación del lector, no sobre la historia, sino del gran mensaje de todo el libro. Lo que Ney Salinas quiere hacernos ver es que ese tipo género tiene un campo profundo del que se puede echar mano, y anuncia toda una escuela literaria donde Chiapas, el sur del país, o la ruralidad, pueden reclamar su relevancia para construir historias.

Mencionar cualquier detalle podría caer en el terrible spoiler, pero se puede adelantar que el papel de la mujer es central, como pie de la historia de cada personaje, objeto de admiración, e incluso de las más terribles pasiones. Por otra parte, la proyección del joven ingeniero que tiene el sueño de sacar adelante a los suyos, y que se ve inscrito dentro de una realidad dolorosa a la que se adecua para sobrevivir, y que además es un alma sensible, sobresalen. Me gusta pensar en Ney como ese personaje de novela detectivesca que tiene dos vidas, un investigador empedernido, aunque humano, y el férreo defensor de la gente que vive su día a día entre la inclemencia de la tierra labrada. Los malos son tan malos como el poder lo permite, y los buenos, si los hay, hacen lo que pueden para no perder la cordura dentro del truqueado juego de reglas a modo que es la política, la vida en Tuxtla de Gutiérrez.

Esta nueva novela se encuentra en su Primera edición, impreso en 2023 por la editorial Pinos Alados (Querétaro), en México. La portada es de Maura Fazi Pastorino, titulada ‘Sísifo. Entre la belleza y el horror’; óleo y acrílico sobre tela. Los interiores estuvieron a cargo de Rosa Espinoza, y la fotografía de la solapa es de Yahir Rivera. Sin duda, Ney Salinas nos comparte esa experiencia entre la ruralidad que parece no cambiar nunca y la urbanidad violenta que lo trastoca todo, como un caminante de mundos casi irreconciliables. Sin duda alguna, el universo que nos va construyendo el autor a través de narrativa da vida al sur del país, y recompone la dignidad de la literatura local haciéndola universal, dándole ese protagonismo cuidado que requieren todas esas historias que aún faltan por ser contadas. Esperemos a la siguiente entrega de este joven escritor, que nos regala su particular forma de cantar a sus ciudades y pueblos, a sus leyendas, sus heridas y sus monstruos.