Editorial
FLORBELA ESPANCA, LA PRIMERA POETA FEMINISTA DE PORTUGAL
FLORBELA ESPANCA, LA PRIMERA POETA FEMINISTA DE PORTUGAL
Por Mario Morales Castro
Florbela Espanca nació en 1894 y murió en 1930. Fue poeta y cuentista, además de profesora y traductora. Estudió en Évora y más tarde estuvo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Lisboa. Aunque escribió en prosa y en verso, es conocida, sobre todo, por sus sonetos. De voz impetuosa y muy personal en la exaltada sinceridad de la confesión, pueden apreciársele influencias formales de los poetas Antero de Quental, Américo Durão y, en especial, de António Nobre. La escritora Agustina Bessa Luís, que estudió el “caso” de Florbela, habla en estos términos de su obra: “una gruta en medio del océano, imagen de la vida intrauterina, donde la vida moral no existe todavía, y la distinción entre el bien y el mal se ignora”.
António José Saraiva, autor de la Historia de la Literatura Portuguesa, junto con Óscar Lopes, le dedica un párrafo importante a Florbela: “(…) también sonetista con improntas parnasianas esteticistas, es una de las más notables personalidades líricas aisladas por la intensidad de un emotivo erotismo femenino, sin precedentes entre nosotros, con tonalidades tanto de egotismo como de una abnegación reminiscente de Sor Mariana (Alcoforado, la de las Cartas portuguesas); asimismo, de una expansión panteísta que se va a combinar con el ardor del brezo natal; su obra empezó en 1919 con el Livro das Mágoas (Libro de los pesares); en 1976 salieron 16 ediciones de los Sonetos completos, además de los cuentos algo decadentes; por tanto, ha sido una referencia que ha estimulado el más reciente movimiento de emancipación literaria de la mujer, expresando en sus acentos más patéticos la intensa frustración, no sólo femenina sino también masculina, de nuestras opresivas tradiciones patriarcales”.
¿Por qué la tentación del soneto en la poesía? Los mismos autores nos dan la pauta para este paréntesis: “En el soneto el poeta logra una admirable y extraordinaria variedad. Se debe advertir que, por su brevedad y por su estructura, el soneto se presta a ejercicios de ingenio, como el villancico y otras formas tradicionales; aunque, por otro lado, su disposición en dos cuartetos y dos tercetos favorezca un discurso de tesis y antítesis, seguidas de conclusión y desenlace sentencioso; y además, esa misma brevedad sea apropiada para una gran concentración emocional”. Por eso, el soneto fue preferido por poetas lusitanos como Camões, Sor Violante do Céu, Bocage, Antero de Quental y, desde luego, Florbela Espanca.
Aunque logró publicar en vida dos poemarios, a no ser por Pessoa que la menciona en una elegía como “Alma soñadora / Hermana gemela de la mía”, no llegó a ser valorada sino después de su muerte. Antes de que se hubiera reconocido su talento en Portugal, fue el profesor italiano Guido Battelli, quien además de publicar su libro póstumo de poesía Charneca em Flor (Brezo en flor), fue el que más generosamente le hizo justicia. Escribió: “Florbela Espanca es la voz más alta y más apasionada de la poesía portuguesa contemporánea”, afirmación que ningún crítico portugués se atrevió a hacer. Más tarde, Jorge de Sena acusó a la prestigiada revista Presença de no haberle tenido ningún aprecio, por lo que José Régio, el director, se tuvo que disculpar al decir: “Los primeros presencistas ignoraban la existencia de Florbela Espanca. La divulgación de su obra se dio después”; sin embargo, reconoció que “Su poesía es de los más flagrantes ejemplos de poesía viva”.
El estudio de Jorge de Sena: Florbela Espanca o la expresión femenina en la poesía portuguesa (1946) es de los más perceptivos, pero se debe a Jacinto Prado Coelho la verdadera apreciación de su poesía, en breve síntesis definió las grandes líneas maestras de la poesía de la malograda y genial poeta: “Es justamente considerada la más completa y vigorosa personalidad femenina surgida en la poesía portuguesa hasta su tiempo. En los sonetos de factura desigual, a veces bien construidos y muy bellos, gritó su hambre carnal y afectiva de amor, el dolor de la soledad en el propio abrazo amoroso, la desesperación de los dolores inconmensurables, el narcisismo del ente electo, la elegía de los momentos de plenitud, en que el Sueño parece verdad, una inquietud febril, un impulso irreprimible de entrega, de sumisión, de identificación de las diversas formas de la Naturaleza, un ansia de infinito y de paz inalcanzable, y el llamado a la muerte que podrá llegar a romper el ‘encanto de un destino saturnino’”.
En México se dio a conocer por primera vez en la Antología breve de la poesía portuguesa del siglo XX, en 1998, en edición del Instituto Politécnico Nacional, con el poema “Volúpia (Voluptuosidad)”, que al final reproducimos.
De carácter liberal, moderna y adelantada a su tiempo, Florbela se casó tres veces, lo que le supuso un estigma social en la época. Sufrió dos abortos involuntarios y nunca tuvo hijos, por lo que este hecho la marcó emocionalmente, junto con la pérdida de su querido hermano Apeles, teniente de la Marina Portuguesa, en un accidente de aviación en 1927. Intentó suicidarse en varias ocasiones: su constante estado depresivo, el agravamiento de sus problemas pulmonares, el fallecimiento del hermano, todo esto se conjuntó para que el 8 de diciembre de 1930, día de su trigésimo sexto cumpleaños, se quitara la vida.
¿Cuántas escritoras y poetas mujeres perpetraron suicidio en el siglo XX? Aparte de la portuguesa, podemos nombrar a la británica Virginia Woolf, las argentinas Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik, a la estadounidense Sylvia Plath, entre otras.
De ella se ha hecho una película y una miniserie para la televisión; la calle donde vivió, así como el cine-teatro, lleva su nombre en su ciudad natal, Vila Viçosa, además de contar con un busto de mármol; asimismo, el Ayuntamiento instituyó el Premio Literario Florbela Espanca con carácter bienal; y existe también una escultura en el Parque de los Poetas en la ciudad de Oeiras, Portugal. Nos despedimos con cinco poemas de Florbela Espanca para que el lector empiece a apreciar su poesía.
Escribí tu nombre
En la blanca arena del mar
Llegaron las olas ansiando
Tu lindo nombre besar
VOLUPTUOSIDAD
En el divino impudor de la mocedad,
En ese éxtasis pagano que vence la suerte,
En un bramido vibrante de ansiedad,
¡Te doy mi cuerpo prometido a la muerte!
La sombra entre la mentira y la verdad…
La nube que arrastró el viento norte…
¡Mi cuerpo! Traigo en él un vino fuerte:
¡Mis besos de voluptuosidad y de maldad!
Traigo dalias rojas en mi regazo…
Son los dedos del sol cuando te abrazo,
¡Clavados en tu pecho como lanzas!
Y de mi cuerpo los leves arabescos
Te van envolviendo en círculos dantescos
Felinamente, en voluptuosas danzas…
MI AMOR
De ti solamente un nombre sé, Amor.
Es poco, es muy poco y es bastante
Para que esta pasión loca y constante
¡Día tras día crezca con vigor!
¡Cómo de un sueño vago y sin fervor
Nace así una pasión tan inquietante!
¡Mi loco corazón triste y amante
Como tú buscas el ideal en el dolor!
Esto era sólo quimera, fantasía,
Pena de sueño que se evade en un día
Perfume leve de un rosal con rocío…
Pasión ardiente, loca, esto es ahora,
Volcán que creciendo hora a hora…
¡Oh mi amor, qué inmenso amor el mío!
BALADA
Te amé mucho, y yo creo que me quisiste
También por un instante, en ese día
En que tan dulcemente me dijiste
Que amabas a otra mujer y no sabía.
¡Te amé mucho, mucho! ¡Tan risueño
Fue ese día, aquella tarde!…
Y murió como muere todo sueño
Dejando tras de sí sólo saudade…
Y en la copa del amor, la ambrosía
De la quimera bebí en aquel día
Con buenos tragos, profundos, y a cantar…
El sueño mío murió… ¡Qué desgraciada!
Y como el rey de Thule de la balada
Arrojé también mi copa hacia el mar…
VANIDAD
Sueño que soy Poetisa electa,
Aquella que dice todo y todo sabe,
¡Que tiene la inspiración pura y perfecta,
Que reúne en un verso la inmensidad!
Sueño que un verso mío tiene claridad
¡Para llenar todo el mundo! ¡Y que deleita
Incluso a aquellos que mueren de saudade!
¡Incluso los de alma profunda e insatisfecha!
Sueño que soy Alguien aquí en este mundo…
Aquélla con un saber vasto y profundo,
¡A los pies de quien la tierra anda postrada!
Y cuando más en el cielo voy soñando,
Y cuando más en lo alto voy volando,
Despierto de mi sueño… ¡Y no soy nada!