Editorial
Irmgard von Wobeser – Conversaciones del Taller Malix
Irmgard von Wobeser
Conversaciones del Taller Malix
Tema 1: La diferencia entre una mujer y un hombre
Parte 12 Sexo casual
Sexo casual
Imagina que eres un hombre paseando en tu colonia y se te acerca una desconocida de atractivo promedio para decirte que te ha estado observando, que le gustas mucho y pregunta si quieres tener sexo con ella. Ahora invierte la situación, ¿qué crees que dirías si fueras una mujer y te aborda un hombre de la misma manera?
¿Piensas que las repuestas en las dos situaciones son semejantes o diametralmente distintas? En general, las personas piensan que hay una diferencia, aunque recientemente hay grupos en aras de buscar la equidad de género, niegan las diferencias sexuales. Pero ¿qué tan diferente? ¿Qué tanto y por qué?
En 1978 y 1982 respectivamente se realizaron dos estudios[1] cuyo objetivo, precisamente, fue investigar que tan receptivos eran hombres vs. mujeres ante requerimientos sexuales por parte de estudiantes cómplices en el campus de la Universidad de Miami. Se exploraron las reacciones de los sujetos ante tres solicitudes diferentes:
- ¿Quieres salir conmigo esta noche?
- ¿Quieres venir ahorita a mi departamento?
- ¿Quieres tener sexo conmigo?
Los resultados en ambos estudios fueron muy parecidos entre sí y muy concluyentes. Alrededor de un 50 % de ambos sexos accedieron a tener una cita. Un 69 % o más de hombres accedieron a ir al departamento o tener sexo inmediatamente y ninguna de las mujeres accedió. ¡Ninguna!
También fue muy interesantes la manera en la que los sujetos respondieron verbal y no verbalmente. Los hombres sonreían halagados, sorprendidos e interesados. Cuando rechazaban el ofrecimiento daban excusas como: “Estoy casado”, “Tengo una cita con mi novia”, “Hoy no puedo, pero hagámoslo otro día”. Las mujeres en cambio se mostraban rechazantes, molestas y en ocasiones indignadas: “¿Estás bromeando?”, “¿Qué te pasa? ¡Quítate!”.
Los estudios se realizaron antes de la epidemia de HIV. Es posible que esta situación y otros desarrollos sociales, como el feminismo, movieran un poco las cifras. Sin embargo, puedes encontrar en YouTube[2] [3] experimentos sociales realizados hace diez años acerca de la solicitud directa de sexo con resultados similares. En estos, ninguna mujer accede a la solicitud directa y un 50 % de los hombres acceden. También es interesante la respuesta de las mujeres, mostrando menos indignación y más diversión. Los hombres muestran gusto, halago y, unos cuantos, asombro mezclado con reprobación o desconfianza.
En mi juventud también me hubiera disgustado recibir solicitudes de este tipo. Actualmente más bien, me daría risa. Lo tomaría como una broma.
Tengo dos anécdotas chistosas acerca del tema. Hace algunos años viajaba en un taxi, manejado por un joven chaparrito y muy delgado, cuando se me queda viendo en el retrovisor y me dice que le gustan las mujeres mayores. Me sentí muy incómoda y luego, luego, quise bajarme del carro en la siguiente parada. Me da risa que lo recuerde con tanta nitidez y molestia.
Más recientemente, visité a un médico cubano por un problema de infección gástrica que no cedía. El hombre era un mulato, alto, agradable de buen ver y poco más joven que yo. Después de una de las citas salí pensando: “¡Qué raro!, creo que le caigo bien al doctor”. En la siguiente cita tuvimos la siguiente conversación:
—¿Dónde vive?
— En Residencial La Isla.
—Está usted muy bien, no es grave su dolencia, tome el antibiótico y vaya a su departamento a tomarse una copita de vino tinto.
—Pero, doctor, ¿tomar vino con antibiótico?
—Sí, sin problema y me invita al vinito.
Salí del consultorio divertida, contenta y sorprendida. ¿Qué onda? ¿Quiere conmigo? ¿Se me está aventando? ¿Le intereso por el lugar en el que vivo?
Horas después le pregunte a mi hermano,
—Si una mujer se interesara en ti debido a tu dinero o porque tienes un lujos departamento ¿te molestaría?
—Por supuesto que no.
Definitivamente yo sí reaccioné y lo viví diferente. Después de platicar mi aventura, entusiasmarme, platicarlo, planear una posible cita en un bar y reírme mucho con mis hijas, yernos, hermanos y amigos, nunca más volví a buscar al doctor.
Irmgard von Wobeser, psicoterapeuta especialista en las relaciones de pareja
[1] Clark, R. D., & Hatfield, E. (1989). Gender differences in receptivity to sexual offers. Journal of Psychology & Human Sexuality, 2(1), 39-55.
[2] https://youtu.be/QBtF3I7fDfU?si=o7MO9yr5kKtgXVoW
[3] https://youtu.be/gxyySRgrYsU?si=mDz8UwHtHM29TxAp