Editorial

LAS FLORES FUERON EL PRESAGIO – GABRIEL AVILÉS

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LAS FLORES FUERON EL PRESAGIO

GABRIEL AVILÉS

A PULSO DE TINTA

presagiodemar@gmail.com

 

1

Salgo a la calles, con estos textos en mano, el cielo se despeja con mis lágrimas y en el parque los niños confunden mis versos con tierra. En tanto, miro el horizonte, estoy más solo que nunca sólo los cuervos reconocen la diferencia entre encono y muerte. Comprendo que las flores fueron el presagio que hoy me dispara a quemarropa, te reíste de mis vigilias, de las baratas metáforas que te ofrendé aún en los estiajes más indolentes.

No te culpo, las flores carnívoras también parecen indefensas.

Recupero mis escamas, la mar se asume en mí como el asfalto.

Hoy, dormiré sin prisa, sin miedo a que el olvido me tiente y despertaré con dos lorazepam en la mano y un vago intento por sobrevivir con whiskys y verdes inciensos.

2

Te escribo para despedirme, quizá nunca quise el aroma de las flores, prefiero el mar, la consumación de las olas mientras las gaviotas con sus alas pronuncian cualquier nombre menos el tuyo.

Esta tarde de abril, insiste en perder tus ojos entreabiertos, fumo un cigarrillo y las volutas que nacen de mis labios calcinan para siempre tu figura de barro donde hortensias, jacarandas y lirios reposaban  antes de emerger.

Sin embargo, prefiero sentir la arena a medio consumirse, un jazz cuya ruptura nace de las caracolas pero reconozco que aún tienta el olvido, ese olvido que me incita a recorrer por última vez tu pelvis de opio y ceniza.

No puedo, el salitre invade mi cuerpo con muslos desconocidos pero totalmente míos.

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