Editorial
Irmgard von Wobeser – Conversaciones del Taller Malix
Irmgard von Wobeser
Conversaciones del Taller Malix
Tema 2: Sustancias peligrosas
Parte 1 Reputación
“¡Mi hermana me advirtió acerca de las drogas! Se lo agradezco, pues mis padres estaban enfrascados en el trabajo, sin poner atención en las dificultades que enfrentábamos. Tengo amigos que se quedaron atrapados en ese rollo: mariguana, coca y qué sé yo qué otras sustancias más. Rafael sigue sin dar pie con bola”. Este reconocimiento es un tema que surge a menudo en la sobremesa con la familia extensa, después de compartir una comida opípara acompañada de cervezas, tequila y vino tinto. Todos alegres, por no decir un poco borrachos.
¡Sustancias peligrosas! ¿Qué compuestos entran en esta categoría? En mi adolescencia, entre mi grupo de amigos, se pensaba que fumar mariguana era definitivamente peor que beber alcohol, pues decíamos que era una droga que abría la puerta a otras sustancias más nocivas. En la actualidad, muchos jóvenes defienden el uso recreativo de la mariguana y tengo amigos que la consumen frecuentemente. En algunos estados en la Unión Americana la mariguana es legal y es considerada por mucho, más benigna que el alcohol. Inclusive conozco una pareja, de esas que antes hubieran pegado un grito al cielo, cuyo hijo tiene un pequeño huerto de mariguana en la azotea de su casa y que planea crecerlo como un negocio, en cuanto sea permitido en México. Inconcebible en mi juventud.
La palabra droga se refiere a un espectro amplio de sustancias que tienen efectos muy distintos física y psicológicamente, difiriendo también en la posibilidad que tienen de generar adicción y provocar deterioro. Pero, en general, existe un consenso acerca de que la utilización cotidiana de la mayoría de las drogas es nociva. También se sabe el importante daño que producen las metanfetaminas, la cocaína, la heroína y, no se diga, el fentanilo.
Pero los psicodélicos, como el LSD y la psilocibina, han sufrido un cambio dramático en su reputación. El LSD fue creado accidentalmente en 1936 por un químico llamado Albert Hoffman, que buscaba un medicamento para la circulación. El investigador tardó cinco años en darse cuenta de los efectos poderosos, extraordinarios y terribles, que generaba su ingesta. Durante el periodo de los cincuenta y sesenta, el LSD había sido objeto de estudio como potencial medicamento para tratar problemas de enfermedad mental. También lo utilizaron grupos de contracultura como una droga recreativa. Sin embargo, a fines de los sesenta y a partir de los efectos de “mal viajes”, quiebres psicóticos y suicidios, se prohibió el consumo del LSD y se hizo ilegal. La mala publicidad dio lugar a lo que Michael Pollan llama pánico moral. Ciertamente es una droga temible para personas que han padecido esquizofrenia o que tienen familiares con esta enfermedad. No la deben consumir debido al peligro de permanecer en un viaje ácido.
La psilocibina tiene efectos en el cerebro similares al LSD, pero no es un químico creado por el ser humano, sino una molécula utilizada durante siglos en México y Centroamérica por indígenas como un sacramento en sus ceremonias. Después de la conquista española, su empleo fue reprimido por la Iglesia Católica y empujado a la clandestinidad. En 1955 la descubrió un micólogo americano llamado Gordon Wasson, en Huautla de Jiménez, Oaxaca, y la publicitó como un hongo que provoca visiones extrañas. Actualmente, se sabe que el LSD y la psilocibina no crean adicción y no son tóxicas. El riesgo no es fisiológico sin psicológico.
Desde los noventa ha habido un resurgimiento del interés de los científicos en el potencial benéfico del LSD y la psilocibina para tratar una gran variedad de problemas mentales. Actualmente, se estudian los psicodélicos en los distinguidos y serios laboratorios de universidades americanas como Johns Hopkins, UCLA y New York University. Las investigaciones están estrictamente diseñadas y utilizan grupos de control. Se administran dosis escrupulosamente calibradas a enfermos terminales, pacientes con depresión, ansiedad y adicciones. Los resultados son esperanzadores. Pacientes con cáncer avanzado en estado de ansiedad incapacitante frente a la muerte logran modificar su perspectiva ante la vida, la enfermedad y el cercano fallecimiento. Se aproximan a la situación con una renovada serenidad y paz. También se están evaluando microdosis de la sustancia para ayudar a pacientes con adicciones al alcohol y nicotina, padecimientos obsesivos-compulsivos y problemas alimenticios.
En cuanto a los efectos mentales de la droga, los estudios han demostrado que dosis altas de psilocibina pueden ocasionar experiencias místicas de disolución del ego, que desembocan en sensaciones de fusión con la naturaleza o el universo. Son provechosas cuando son monitoreadas por algún experto, que cuida durante la sesión del consumo la mentalidad, es decir el estado psicológico y el entorno o ambiente en el que se lleva a cabo. A diferencia de otras drogas, los psicodélicos rara vez generan la misma experiencia y pierden su efecto cuando se repite su uso. La vivencia puede ser una de las experiencias más significativas en la vida de una persona o rematar en terroríficas alucinaciones. Por ello, es importante que la mentalidad y el entorno sean monitoreados cuidadosamente por alguna persona experta. No se recomienda el uso habitual y recreativo sin guía.
En todas las culturas del mundo se han utilizados hierbas y hongos para alterar la conciencia. Sin embargo, comúnmente se utilizan en rituales o cultos dirigidos por alguna autoridad reconocida. Es importante tenerlo en cuenta, cuando se especula acerca de la legalización de la psilocibina dentro de un futuro próximo.
Actualmente, se conoce, que la práctica habitual de mindfulness o meditación puede generar a largo plazo experiencias espirituales de desintegración del ego semejantes a la psilocibina. Por supuesto, con un esfuerzo y trabajo constante de parte de la persona. Con la sustancia se logra de manera mucho más fácil y por ello se privilegia en algunos padecimientos de salud mental.
Sin duda, cada vez sabemos más acerca del potencial peligro y/o bondades de las drogas. Además, hacia el futuro se abre un panorama muy interesante de tratamientos basados en la psilocibina para los problemas de salud mental, siendo menos invasivos, más eficientes y menos tóxicos.
Irmgard von Wobeser, psicoterapeuta especialista en las relaciones de pareja. Escritora Malix desde 2022.
Referencias
Pollan, M. (2019). How to change your mind: What the new science of psychedelics teaches us about consciousness, dying, addiction, depression, and transcendence. Penguin.