Editorial

TESTIGOS DE LA HISTORIA Y la dinámica del Sistema Complejo – Gloria Chávez Vásquez

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TESTIGOS DE LA HISTORIA

Y la dinámica del Sistema Complejo

Gloria Chávez Vásquez

Tratando de dar sentido a los eventos e información después del atentado contra Donald Trump el médico activista Robert W. Malone pregunta ¿Qué consecuencias traerá un suceso histórico como este?

En su reciente artículo, Incompetencia vs Malicia, Malone recurre a la teoría de la filósofa y teórica política germano-estadounidense Hannah Arendt, encargada de informar sobre el juicio del ex oficial nazi responsable de la logística del Holocausto. En su libro «Eichmann en Jerusalén: un informe sobre la banalidad del mal»(1963) Arendt explora las implicaciones morales de la participación de la gente común en acciones malévolas.

La tesis de Arendt era que Eichmann era una persona común y corriente que cometió atrocidades, motivado por el deseo de complacer a sus superiores más que por un deseo de hacer el mal. Por supuesto, esta teoría no tiene en cuenta la dinámica del sistema complejo, como las aberraciones subconscientes del individuo, ni explica la raíz de las obsesiones del fanatismo. Pero hace reflexionar sobre el estado de negación y la motivación egoísta de la gente para no aceptar la realidad de los hechos y por tanto, escoger no informarse.

El periodista Tucker Carlson considera que lo que ha sucedido es malo en muchos sentidos. Aunque los detalles del tirador y sus motivaciones siguen siendo oscuros, lo que no se puede negar es que este mal fluye de muchas fuentes, múltiples arroyos se unen para formar un río, que se convierte en un río de lágrimas para nuestro país. Y se diría que un posible rio de sangre ya que muchos estadounidenses comienzan a hablar de una «Guerra Civil».

Según Malone, quien con otros expertos trató de desenredar la conspiración política alrededor de la pandemia del Covid19, la «banalidad del mal» en este caso, es una mezcla de Incompetencia, Intrigas Nefastas y la dinámica del Sistema Complejo. La información emergente sobre los eventos que precedieron al atentado, respalda el papel de estos tres factores.

Thomas Matthew Crooks, el tirador que intentó asesinar al expresidente Donald Trump en Butler, Pensilvania, fue visto en el sitio de la concentración y luego en el techo desde donde dispar, por lo menos una hora antes de que ocurriera el tiroteo. Lo vieron trayendo una escalera y subiendo una mochila, preparando el crimen desde la parte trasera del edificio. A pesar de haber sido alertadas de su presencia, las autoridades no lo confrontaron, lo que le permitió permanecer oculto antes de que abriera fuego contra Trump.

Las impactantes acusaciones han planteado preguntas sobre cómo Crooks pudo evadir la detección y llevar a cabo el ataque, que hirió a Trump y a dos asistentes y causó la muerte de un padre de familia. Un francotirador incluso tomó una foto del sospechoso con un telémetro y lo comunicó por radio al puesto de mando antes del atentado.

Nadie le advirtió a Trump

“Obviamente, tenemos un dilema sobre qué o quiénes son los responsables –comenta Malone– la incompetencia (del Servicio Secreto), la intención nefasta (del criminal) o demasiados cocineros burocráticos en la cocina (dinámica de sistemas complejos)”. ¿Se trata entonces de un solo tirador o de una conspiración similar al golpe de estado de 1963 que culminó en el magnicidio del presidente John F. Kennedy?

El periodista independiente Kyle Becker describe el caso como uno de incompetencia innegable. Pero es probable que los tres factores hayan interactuado para lograr el resultado final y al igual que con el asesinato del archiduque Fernando de Austria, que condujo a la primera guerra mundial, es probable que las consecuencias tengan una repercusión progresiva. El Dr. Malone cree que al igual que con la crisis del Covid19, es poco probable que los responsables sean enjuiciados o que se admita la complicidad de los actores más allá de las exhibiciones habituales del teatro Kabuki en Washington, D.C.

¿Fue responsabilidad de la agenda de izquierda privar a Trump, deliberadamente, de protección?

El periodista Christopher Rufo por su parte, apunta a que el fracaso de los servicios de protección, se remonta a las ideologías izquierdistas actuales. Rufo señala al número sorprendente de mujeres de pequeña estatura y poco o nada entrenadas, como agentes del Servicio Secreto que no podían proteger físicamente al candidato y expresidente republicano. Además: ¿Quién decidió reducirle el número de agentes a Trump para asignárselos a Jill Biden? La directora del SS, Kimberly Cheatle que obtuvo el puesto gracias a su amiga, la primera dama, tomó decisiones como la de no colocar un agente en el edificio desde donde disparó el asesino. ¿Su excusa?: El techo era muy empinado y muy riesgoso para un francotirador.

Los demócratas han alimentado el odio contra Donald Trump desde que lanzó su primera candidatura a la presidencia.

En su afán por eliminarlo de la arena política, los demócratas se dieron a la tarea de “asesinar su carácter” cantando a coro y fabricando escenarios falsos como el de que Trump era un espía ruso.  Atacaron cada palabra que dijo y cada movimiento que hizo, ridiculizándolo y calificándolo de loco o de tirano; le inventaron cargos, pagaron testimonios falsos, amenazaron a sus amigos y familiares y en complicidad con los medios de izquierda crearon una odiosa narrativa en un intento para enjuiciarlo y destituirlo. A falta de otros argumentos, sus enemigos se han empeñado en compararlo con «Hitler».

Comparar a Trump con Hitler no solo es un sucio cliché político sino una difamación, por no decir una maldad que alienta a individuos mentalmente enfermos o inestables, a personas confundidas y llenas de odio a considerar asesinar a Donald Trump. Desafortunadamente ese estilo de propaganda y desinformación ha calado en millones de personas no solo en Estados Unidos sino en el mundo entero.

El presidente Joe Biden, el Partido Demócrata, los medios de comunicación nacionales y muchos «influencers» están obsesionados con la creencia de que, si una mentira se repite muchas veces, terminará siendo una verdad.

Biden y sus aduladores, insisten en tildar, no solo a Donald Trump, sino a todo el partido y a los ciudadanos republicanos, de «fascistas» promoviendo, aún más, la división del país. Al aceptar la nominación de los demócratas en 2020 y de nuevo durante la toma de posesión, Biden dijo que Trump había rendido homenaje a los nazis en Charlottesville y el Washington Post legitimó una vez más, esa mentira.

La locura va más allá de los insultos hiperbólicos. El torcido mantra de la campaña demócrata y sus afiliados es “eliminar a Trump a como dé lugar”. Comentando la reciente decisión de la Corte Suprema sobre la inmunidad presidencial, el presentador de la BBC, David Aaronovitch, pidió a Biden “matar a Trump”. Los resentidos, encabezados por Hollywood pidieron al presidente que enviara al ejército para “eliminar a Trump».

Independientemente de las teorías conspiratorias, ¿Qué intención tiene el presidente Biden al calificar a Trump de “violador” o “martillar a diario el slogan de los demócratas de izquierda: “¡Trump es como Hitler!»? o el rabioso llamado de un periodista a asesinar al candidato opositor o la acción enloquecida de una comediante al exhibir una cabeza degollada de Trump, en mentes desequilibradas como la de Thomas Matthew Crooks?

Estas son solo unas pocas de las multitudinarias agresiones físicas o verbales contra un líder al que se ha vilificado hasta la saciedad. ¿Qué le hace merecedor de ser asesinado?

Pero la pregunta clave es:

¿Son o no cómplices de acciones criminales, como la del intento de asesinato del 13 de julio, esas personas que incitan al odio y a la violencia? ¿Son culpables los demócratas, la izquierda y los medios de comunicación que alientan continuamente al asesinato de Trump?

La manera providencial en que Trump salvó su vida, no ha enderezado el ángulo de muchos de sus críticos que aún no lo aceptan como al ser humano que es. En vista del peligro que presupone para la nación, una corrupción endémica avalada por el odio y la violencia ideológica, cada vez más personas ven en Trump una esperanza para la recuperación nacional.

La comentarista Patrice Lewis en su columna (7/19/24) Real America (WND) advierte sinembargo:

“¡Amárrense los cinturones, amigos! Esto se va a poner peor a medida que las elecciones se acercan”.

 

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.

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