Editorial
REINVENTANDO A KAMALA HARRIS – Gloria Chávez Vásquez
REINVENTANDO A KAMALA HARRIS
Imagen vs realidad
Gloria Chávez Vásquez
Ahora que salió a relucir que a Kamala Harris le adelantaron las preguntas, que llevaba audífonos camuflados, que la jefe de noticias de ABC, Dana Walden, es su amiga íntima, que el debate presidencial del pasado 10 de septiembre en Estados Unidos, es un ejemplo de cómo no hacer los debates, ¿cómo esperan los demócratas reinventar a Kamala Harris en menos de dos meses?
Para evitar un desastre y remediar su discurso cantinflesco, sus entrenadores la escondieron por dos semanas, para darle pautas y un libreto. Su tarea era, evitar responder al cuestionamiento de su ineptitud, sus cambios abruptos y su política radical y abiertamente comunista.
El analista Víctor Davis Hanson describe en su columna de American Greatness, el juego de evasión y distracción durante el debate, de Kamala Harris: La candidata “se acicalaba, posaba y recitaba” los trillados temas wokistas. La estrategia de Kamala fue muy simple: 1) acusar a Trump de cobarde y racista. 2)Sonreír pidiendo unidad, bondad y poner fin a esos insultos.3) Concentrarse en nimiedades que incitaran, desviaran y distrajeran a Trump y al público. 4) Desacreditar los logros de la presidencia de Trump.
En el mundo de los espejos de Harris, fue el expresidente Trump y no el binomio Biden-Harris quien provocó desastres como el de Afganistán, abandonando ese país y las armas en mano de los talibanes, o el tsunami migratorio, abriendo las esclusas de la frontera con México.
Lo cierto es que, cuando Kamala H se postuló para la presidencia en las primarias del 2020, las encuestas a su favor eran de un solo dígito y a la larga no obtuvo ni un solo voto. A falta de un líder genuino, los demócratas no han tenido más remedio que inventar uno e instalar a Kamala, primero como VP y luego como candidata presidencial 2024.
En este debate, Harris buscaba recrear una imagen de “estudiante pobre de la raza negra”, borrando sus raíces hindúes y su educación privilegiada como hija de dos médicos, y el hecho de que su carrera política sea el fruto de su relación amorosa con un hombre casado, el político de izquierdas Willie Brown, 30+ años mayor que ella. Harris se presenta ahora como una campeona contra el crimen, cuando en realidad ha sido una de las facilitadoras de la delincuencia y el desorden en su país. Durante las violentas manifestaciones de 2020, hizo un llamado al público para librar de la cárcel a los responsables de saqueos e incendios a las propiedades de pequeños comerciantes.
En sus observaciones sobre el debate, el periodista Bob Unruh de WorldNetDaily puntualiza que Harris había prometido responder a las preguntas, pero nunca lo hizo. En cambio “recitó puntos del guion, preparado para evitar explicar sus metamorfosis”. La vicepresidente quiso ocultar su ineptitud de los últimos tres años, promulgando su política del «camino a seguir» en los próximos cinco meses.
Los inmoderados moderadores
Los facilitadores partidistas, Muir & Davis de la cadena ABC superaron el infame sabotaje de Candy Crowley de CNN al debate de 2012 entre Mitt Romney y Barack Obama. Del mismo modo que las intervenciones de Crowley (que pusieron fin a su carrera), para ayudar a Obama, también Muir y Davis hicieron evidente su prejuicio contra D. Trump.
Posterior al debate, un informante de la ABC presentó un afidávit dando testimonio de que a Harris le dieron las preguntas y le aseguraron que solo las respuestas de Trump serian verificadas. Los moderadores matarían tiempo verificando los datos y hechos de Trump constantemente, interrumpiendo así, el ritmo del debate.
Cuando Trump refutaba un ataque capcioso de su contrincante, los malencarados moderadores lo presionaban para que respondiera a las preguntas formuladas. Siempre protegiendo a Harris. Las preguntas a Trump eran malintencionadas. Muir y Davis estaban obsesionados con la “incitación” de Trump en la manifestación del 6 de enero, pero no preguntaron a Kamala sobre su arenga (2020) televisada a nivel nacional, incitando a sus seguidores que destruían y quemaban negocios en todo el país, a que no se detuvieran, sino que continuaran como un «movimiento» aun después de las elecciones.
David Muir y Linsey Davis, dejaron de ser periodistas para convertirse en porristas de la candidata demócrata. Y como afirma Hanson, “Ambos trataron de distorsionar un debate, deshonrando su oficio. Sus acciones nos recordaron por qué a ese tipo de ‘moderadores’ nunca debería permitírseles acercarse a los debates presidenciales”.
La candidata camaleónica
Los politólogos expertos de ambos partidos se preguntan, como es que, a pesar de ese elaborado montaje, la candidata demócrata no pudo contestar las preguntas de su verdadera agenda. Como resultado, Harris puso en ridículo a la cadena ABC y a la prensa liberal por no ofrecer respuestas que justificaran su candidatura. Y es que Harris es astuta, pero carece de ética y sentido común para ser líder. Su actitud y personalidad revelan una superficialidad e hipocresía a flor de piel. Su discurso se limita a decir lo que sus seguidores quieren escuchar. Su mecanismo de defensa es evadir, obstruir y destruir sesgadamente a sus oponentes. De ahí su mote de Kamaleona.
Una de las grandes mentiras de Kamala fue decir que la mujer acribillada el 6 de enero del 2020 por un guardia de seguridad en un edificio federal en Washington, había sido asesinada por manifestantes de MAGA. Luego, copiando a Nancy Pelosi, se atrevió a comparar la pacifica manifestación con el ataque terrorista del 11-S en el que perecieron 3.000 personas. En su partidismo, los medios de desinformación han contribuido a falsificar tales hechos.
El análisis final
La prestigiosa comentarista y analista financiera Liz Peek observa que «Los moderadores le preguntaron a Harris desde el principio si la gente estaba mejor bajo la administración Biden-Harris de lo que había estado bajo Trump, y en lugar de citar áreas de progreso (tal vez porque no hay ninguna), se lanzó a describir su ‘economía de oportunidades’, refiriéndose al ‘plan’, que ella promociona con frecuencia y que se basa en dar dinero a la gente «. ¿De dónde sale ese dinero sino de exprimir a los trabajadores? Kamala no habló, sin embargo, del plan demócrata de legalizar ipso facto a inmigrantes indocumentados para convertirlos en votantes de su partido, ni en la enorme cantidad de dinero del presupuesto destinado a ese proyecto. Tampoco menciona como su administración ha convertido al IRS en una máquina de extorsionar a los contribuyentes, y al Departamento de Justicia en una agencia de persecución a sus opositores.
Como señala L. Peek, Kamala se jacta de que ella y Biden ‘crearon’ 800.000 puestos en el sector manufacturero, cuando en realidad fue la recuperación de trabajos perdidos durante la crisis del Covid19. La candidata niega que haya pedido la confiscación de armas cuando “hay varios videos de ella haciendo precisamente eso”. Omitió además decir como su administración ha volcado billones de dólares del presupuesto en la guerra en Ucrania y mencionar sus promesas de ‘perdonar’ la deuda de estudiantes universitarios. «Esto es, por supuesto, muy bidonesco: prometer dinero a importantes grupos de votantes, como el de los jóvenes y los propietarios de pequeñas empresas, que han votado por Trump” agrega la analista.
En el debate, sin embargo, Harris no pudo borrar el hecho de que Trump construyó una economía fuerte, golpeada luego por el COVID. O que dejó el mundo en paz y negoció nuevas alianzas significativas entre los países de Oriente Medio. La administración Biden, en cambio, deshizo la neutralización de Irán para librar guerras de poder a través de sanciones dándole billones de dólares al gobierno musulmán para continuar sus ataques a Israel.
Es un hecho, además, que con sus medidas absurdas Harris y Biden han causado una inflación desbocada que ha arruinado a la clase media y precipitado en la miseria a la clase trabajadora. En su administración, la corrupción y el nepotismo ha gozado de impunidad.
Como dice Hanson en su análisis de los candidatos, no es un secreto para nadie que Trump es un hombre impulsivo. Aquellos que lo odian no saben explicar más allá de sus emociones. Los prejuiciados, tampoco escuchan o admiten sus logros ni los detalles por los que ha resultado exonerado de las acusaciones con las que han querido desacreditarlo sus rivales políticos. Pero lo que sí es evidente es que por espacio de 9 años ha demostrado querer lo mejor para su país. Su récord durante los 4 años de su presidencia habla por sí mismo.
Aunque el escenario montado por los medios de izquierda, liderados por la ABC dio la ilusión temporal de que Kamala había dominado en el debate, el ejercicio de la razón saca a relucir la realidad de los hechos, dando el triunfo a la verdad.
Gloria Chávez Vásquez escritora periodista y educadora reside en Estados Unidos.