Editorial

Hendeduras – NORMA SALAZAR

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RADIOGRAFÍAS

Hendeduras

NORMA SALAZAR

¿Cuándo dejé de ser yo? ¿cuándo empecé a temerle a mi cuerpo? ¿cuándo nació este intruso? ¿cuándo se inició este sentimiento de impotencia? ¿cuándo empecé a morirme?

Sé mí  cáncer es un huésped dentro del organismo, un ente invisible que golpea en mudez.

¿Quién me observa realmente?, ante los demás doy una imagen  ¡Que pueden saber ellos! mí refugio es mi otra YO sin clamor.

Otro día comparto las andanzas, aprendí a guardar mi padecimiento a sentirme serena, no pretendo rendirme ante él, sino desafiarlo en cada desgano.

Otro día dramático, no me permito caer aunque el agotamiento domine mi catadura,  me repito cada  vez, ¡Respiro la vida, respiro la vida!… decidí entrar a terapia con mi psicoterapeuta que es un rayo de luna, ella me reitera que soy una superviviente ¡que horrible adjetivo! Pero aun así, continúo sanando la herida como si fuera un lobo que lame y muge la dolencia añeja.

A mis cuarenta y tantos años creo que nada en mi aspecto físico me delata, no pienso que exista alguien capaz de mirarme y que exclame ¡Esa mujer se está muriendo a lapso acompasado!

He decidido no escribir más en unas hojas mi impotencia, mi coraje, ahora cuando escribo mi rumiar de los últimos sucesos en mis días con sus noches aprendo a vivir  de nuevo con mi huésped, pido al TODOPODEROSO

Déjeme quedar aquí

todavía tengo

que digerir la noche

 

Otro día, admito que debo consentirme y guardar mi energía que me da mi compañero invisible para recobrar la esperanza; quiero creer que existe esperanza que seré feliz, porque quiero creer que ya no vivirás en mí.

 

 

 

 

 

II

 

En un futuro serán huellas de sondas negras que desaparecerán. Mi imagen completa podrá verse en el espejo iluminando el calor frío.

Abrir mis ojos detalladamente en el cristal acuático, palparé con mis manos el ras del agua, sentir la sábila. No volveré a tocar las grietas del espejo, distinguir un pasillo que no era el mío.

Deslizar las cortinas para que entre la brisa a través del ventanal, saludar a los árboles del jardín que estaban distantes para mí.

Sin embargo, compensaré a los escarabajos esmeraldas revoleteando en primavera y mis pasos se agrandaran.

Deslizaré la cortina  de otras ventanas de nieblas afligidas.

 

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