Editorial
Su aroma es un recuerdo – Verónica Estrada
Verónica Estrada
Conversaciones del Taller Malix
Tema 5: Literatura gourmet
Parte 4
Su aroma es un recuerdo
Verónica Estrada
El termómetro marcaba apenas dos grados centígrados. La llovizna cubría los cristales de la terraza y la neblina apenas permitía ver los árboles del jardín. La casa estaba en silencio, todos dormían. El aroma del café me ayudó a despertar y a iniciar con los preparativos de la cena de Navidad.
Después de unos treinta minutos, la cocina se llenó con el olor del bacalao hirviendo y con las voces de las visitas que ya se habían levantado. Conforme el tiempo transcurrió, la plática con mi mamá y mis hermanas, que me ayudaban en la preparación de la cena, fue cambiando de personajes y lugares, así como nuevos colores y texturas fueron adornado la mesa de la cocina y las tablas de picar.
El olor del ajo y la cebolla mientras se freían y modificaban sus colores vívidos en traslucidos, junto al aroma del perejil recién picado, dieron las primeras señales del platillo que preparaba y provocaron mi memoria. Me vi de unos cinco años, en pijamas, hincada en una silla para alcanzar la mesa, desmenuzando pescado en una olla, mientras mis hermanas pelaban papas. Tal y como lo hacíamos todas las mañanas de Navidad.
Era el momento de vaciar el tomate molido. Las burbujas salpicaban en el fondo, gozando del festín. Yo pensaba, en lo mucho que mi papá disfrutaba de ese platillo. Para él no podía haber cena de Navidad sin Bacalao a la vizcaína y lo mejor venía al día siguiente, que dejando atrás la formalidad de la fiesta se lo comía en una torta. Recuerdo como gozaba al comer.
El tono brillante del tomate me indicó que era momento de vaciar el pescado, que poco a poco fue cambiando su color. El verde obscuro de las alcaparras y el verde olivo de las aceitunas resaltaron el acento rojizo de la preparación. Finalmente, las papas se incorporaron y el efluvio inconfundible del platillo se completó. Era un deleite para todos los sentidos.
A las once de la noche estábamos listos para celebrar. Todos sentados a la mesa, música navideña de fondo, pavo relleno, pasta y ensalada de manzana servidos, copas preparadas para brindar. Terminé de servir el bacalao en el refractario, coloqué los chiles güeros para adornar y respiré profundo el aroma del platillo recordando con nostalgia a mi papá.
Verónica Estrada
Como buena ingeniera es analítica, concreta, amante de los procesos y de las matemáticas. Su creatividad la acompaña en todo lo que hace. Ha encontrado en la escritura la magia para transformar, fluir y perderse en mundos infinitos. Disfruta poner al descubierto en una hoja en blanco, relatos, historias, locuras que de otra manera quedarían ocultas. Tiene obras publicadas en las memorias Ladro, luego escribo 2021 y 2022.