Editorial

Innecesárea de Jessica Anaid – Ernesto Adair Zepeda Villarreal

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Innecesárea de Jessica Anaid

Ernesto Adair Zepeda Villarreal

Fb: Ediciones Ave Azul X: @adairzv YT: Ediciones Ave Azul Ig: Adarkir

Recientemente, la escritora chihuahuense Jessica Anaid me ha hecho llegar una pequeña colección de sus libros, lo que me alegra sobremanera por dos motivos. El primero, es que es una escritora con un lenguaje poderoso y elegante, y, en segundo lugar, porque es una joven escritora que está construyendo su carrera de manera vertiginosa. Se suele considerar que la poesía escrita por mujeres aborda temas principalmente femeninos, por lo que es tediosa, sentimentalista, aburrida. Y este no es el caso, tanto por su calidad, su elocuencia, así como por su vena lírica, que hace que las palabras se adapten a su deseo de comunicar, y que usan el tema apenas como un justificado punto de partida de lo que en realidad expone: nuestra humanidad, su sentido. El libro “Innecesárea” es una breve, pero dolorosa obra que invita al diálogo complicado de la realidad tangible con la espiritualidad, con la feminidad, con el deseo de ser parte del mundo. El tema central es la violencia gineco-obstétrica, y cómo las mujeres tienen que afrontar la decisión médica que dictamina una estrategia para atender los partos en la modernidad; ese gran debate que hemos evitado por años, quizá por machismo, quizá por ignorancia, quizá por incomodidad, y que por un lado pone lo deseado y del otro lo acontecido.

En su obra, Jessica nos hace reconocer que la técnica de la cesárea ha sido más extendida por la comodidad y la rentabilidad financiera de sus practicantes que por recomendaciones genuinamente médicas, y que en ese precio pueden suscitarse otros fenómenos no deseados, como la depresión, la despersonalización del alumbramiento, o el reconocimiento de los instintos maternales con los recién nacidos. El libro no pretende funcionar como un ensayo informativo, ni como un testimonio de denuncia, sino que es la experiencia de una mujer que piensa que esa abrupta interrupción del ciclo de la gestación le ha carcomido profundamente en su sensibilidad, y que nos hace llegar a través de sus letras. Así, cuando nos dice sobre cada uno de sus hijos: “Zeuz ha dicho -imponiéndose con su luz plateada-/ que no he de alumbrar a este dios porque soy incapaz de permitirle la salida”, o que “el canal oscuro se abre en su mente y piensa en los/ cortes que hará para extraerla/ un corte sobre el abdomen”, así como que “Zeus programa la degustación de mi vientre/ y traga mi parto a las 10:56”. Además, muchas instituciones hacen el mismo llamado, alertando del abuso de la práctica bajo premisas que son todo menos buena praxis.

Por otro lado, la escritora reflexiona sobre el proceso de deshumanización del nacimiento, donde Eva es quien pare a Adán, que ha hecho suyo el conocimiento y no lo comparte, sino que se vuelve una especie de corrupto Prometeo que lastima con la llama de su inteligencia en lugar de tejer los vínculos hacia la humanidad. Las palabras de la autora sacuden la espina del lector, ya sea por la cercanía de alguien querido, o por la misma experiencia, puesta en otro mudo lenguaje que no es el sonido, y que atraviesan miles de mujeres (por no decir millones). “Soy Eva pariendo a Adán, en el paraíso de mis piernas abiertas” nos hace vislumbrar que más allá de la biología elemental, nuestras acciones tienen consecuencias; y que en este caso se ha traducido al arte.

Claro que la complejidad del tema como tema de salud pública es mucho mayor que la experiencia personal de la autora, y debe considerarse el estado/capacidad de los sistemas público-privados de salud, la alta demanda de servicios médicos, y los cambios en los patrones socioculturales, e incluso biológicos. A eso hay que incluir el grado de capacitación, sensibilización, impacto cultural, y su repentina desproporcionalidad entre deseable y lo efectuado. E incluso desde la perspectiva de la seguridad y eficacia operativa, la violencia del Estado o la autoridad continúan siendo tangible. Tal vez los números puedan construir aquella narrativa inhumanizante, o sea la franca codicia del gremio. Sin embargo, la perspectiva de una mujer que ha reconstruido su concepto de “maternidad” a través de la cesárea, haya un potente canto que pone a debate el tema, y que nos invita a percibir de una manera más profunda el tema puesto sobre la mesa. No podemos obviar ni los experimentos nazis ni comunistas, así como otras crueldades metodologías diseñadas a lo largo del mundo.

La obra se encuentra dividida en cinco secciones. Estos pasajes exponen el dolor de sentir que la maternidad ha sido reducida a la producción de un bien/servicio, y que el precio de la modernidad se multiplica en pos de la rentabilidad. Quizá es debido a esto que la obra es tan llamativa, además de necesaria, ya que, aunque aparentemente es un tema “femenino” salen otras vertientes que nos hacen cuestionar tanto nuestra humanidad, como la capacidad de sorprendernos por la violencia que se han vuelto tan cotidianas en nuestro entorno. Finalmente, nos dice Jessica: “Mi hijo es Jesús sintiendo el látigo de las contracciones, la lanza de Longinos le dice que ya es tiempo de nacer. Yo soy la madre cruz, tabla inanimada sosteniendo el peso de mi hijo”. El dolor es tangible, la alienación del producto, la negación de las tradiciones y la herencia cultural de parteras-madres, creadoras.

Este libro fue ganador del VI Concurso Nacional de Poesía Germán List Arzubide, y fue publicado por el Fondo de Cultura Económica a través del sello editorial de Tierraadentro, poesía. La impactante ilustración de portada corresponde a Nailea Anel Hernández Villamil, reproduciendo algunas líneas de la poeta. Se terminó de imprimir en septiembre de 2023, en los talleres de IEPSA, en la Ciudad de México. Cuenta con 57 páginas, dividido en cinco estremecedores pasajes.

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