Editorial

MOLE – Pilar Jufresa

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Pilar Jufresa

Conversaciones del Taller Malix

Tema 5: Literatura gourmet

Parte 9

 

MOLE

Pilar Jufresa

 

Allá, en el caserío del Rosario, cerca de Tlaxiaco, centro de comercio de los

pueblos enclavados en la sierra del estado de Oaxaca, llegamos Rosario y yo

hace muchos años, a la casa de sus padres. Siempre me ha gustado disfrutar de

las culturas ancestrales, sus costumbres y comidas en las fiestas.

Un mediodía, regresábamos de pastorear a los borregos y doña Jimena,

mamá de Rosario, salió a recibirnos dándonos la buena nueva: habrá bautizo de

mi nieto Melquiades.

Al día siguiente, salimos temprano para tener tiempo de subir y bajar

algunos cerros, pasar por la cañada del diablo y finalmente llegar al lugar donde

sería la ceremonia. Afuera de la casa de la abuela de Rosario, había un corrillo de hombres que hablaban en su lengua y se mecían de un lado al otro cuando tomaban un trago de una bebida fermentada con fuerte olor a alcohol. Me intrigó saber por qué se balanceaban y pronto lo supe. Para darme la bienvenida, me sirvieron un vasito de esa bebida y casi me acalambro. Al rato me invitaron a pasar a la cocina para que viera como se preparaba el tradicional Mole Negro para el festejo. Una joven estaba hincada frente al metate moliendo algunas semillas de ajonjolí, agregando cacao y otros ingredientes como plátano macho, tortilla tatemada, además de varios tipos de chiles, cebolla, ajo, canela, jitomate, pasitas, almendras y un poco de manteca de cerdo. ¡Es un manjar que sublima el paladar! Pedí permiso para intentar ponerme a moler con la mano del metate que pesaba bastante. Las jovencitas que estaban allí empezaron a reírse como burlándose de mí y hablando zapoteco. Yo me sentí cohibida y les dije unas palabras en catalán. Se hizo un silencio total. La abuela algo les recriminó y bajaron la cabeza. Doña Gertrudis se arrodilló atrás de mí, tomo mis manos moviéndolas rítmicamente y con fuerza. ¡Era mágica la sensación de moler y los aromas que se desprendían alucinantes!

Hasta el día de hoy muchos años después, recuerdo vívidamente esa

experiencia con personas alegres, solidarias y amistosas.

 

 

Pilar Jufresa nació en la ciudad de México. Lleva casi treinta años viviendo en el sureste. Ha escrito y dirigido teatro para niños y jóvenes mayas. También llevó a cabo un proyecto de teatro en un recorrido por la selva, cerca de la antigua ciudad de Cobá.

 

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