Notas DHM

“EN EL UMBRAL DE LA SALIDA…”

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Los escándalos de corrupción y un Gobierno federal desgastado y en el descrédito, como es el del priista Enrique Peña Nieto, pesan en el ánimo de los militantes priistas para, en su XXII Asamblea Nacional Ordinaria, impedir que el grupo de ese partido que hoy domina, y que es el mismo del Presidente, imponga su Ley y también perfile un candidato tecnócrata, consideraron analistas y también políticos del propio Revolucionario Institucional.

“Hay grupos dentro del priismo que están tratando de disputarle al Presidente la decisión [sobre la selección del candidato presidencial] y, sobre todo, porque sospechan que la decisión del Presidente va a recaer en algunas candidaturas que son de un perfil tecnócrata y no son las que les gusta al priismo”, resume Rogelio Hernández Rodríguez, profesor e investigador del Colegio de México

Los temas a discutir, de acuerdo con la programación acordada, son “visión de futuro”, cuya mesa debatirá en Zapopan, Jalisco; “rendición de cuentas”, en Mazatlán, Sinaloa; “declaración de principios”, en Saltillo, Coahuila; “programa de acción”, en Toluca de Lerdo, Estado de México, y “estatutos”, en la capital de Campeche…

El PRI enfrenta la probabilidad de perder una tercera elección presidencial. Luego de dos sexenios de ser oposición: en 2012 recuperó la Presidencia de la República de la mano de Gobernadores como el chihuahuense César Duarte Jáquez y el veracruzano Javier Duarte de Ochoa, que impulsaron a un entonces ampliamente conocido titular del Ejecutivo en el Estado de México, Enrique Peña Nieto.

Cinco años y 24 procesos electorales después, sin embargo, el PRI enfrenta un entorno “complicado” por los escándalos de corrupción de esos mismos gobernadores –el primero prófugo; el segundo detenido– y la baja popularidad del Presidente Peña Nieto, en picada desde la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la revelación de que su familia adquirió una residencia de parte de uno de sus principales contratistas. Otro elemento en contra son las críticas a escala global del modelo económico vigente –privatizador y reductor de la participación del Estado– e impulsado hace 35 años por los gobiernos tanto del PRI como del PAN y que anticipan la posibilidad de un triunfo de una candidatura anti-sistema, como ocurrió en Estados Unidos con la candidatura de derecha de Donald Trump.

El resultado es que, pese a que el Partido Revolucionario Institucional retuvo la gubernatura del Estado de México el pasado 4 de junio, en total, estima la disidencia priista, ha perdido casi cinco millones de votos en los últimos cinco años, gobierna seis entidades federativas menos que entonces y, hacia el 2018, ocupa el tercer lugar en las encuestas de preferencias electorales, que le dan ventaja al aspirante presidencial del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador…

 “Hay grupos dentro del priismo que están tratando de disputarle al Presidente la decisión [sobre la selección del candidato presidencial] y, sobre todo, porque sospechan que la decisión del Presidente va a recaer en algunas candidaturas que son de un perfil tecnócrata y no son las que les gusta al priismo”, resume Rogelio Hernández Rodríguez, profesor del Colegio de México (Colmex), historiador del PRI y quien identifica como “tecnócratas”, sobre todo, al Canciller Luis Videgaray Caso y al titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade Kuribreña.

“Si el Presidente se empeña en una decisión absolutamente personal (…) va a acelerar el problema. Pero si atiende las demandas internas y externas, y logra leer los términos de competencia política, se decidirá por un candidato mucho más cercano al propio priismo y a las propias afinidades priístas”, agrega Hernández Rodríguez.

De cara a su XXII Asamblea Nacional Ordinaria, que se celebrará esta semana, la lectura de estas condiciones de competencia han dividido al partido. Por un lado, la dirigencia nacional ha considerado como señal de aliento el triunfo en el Estado de México del priista Alfredo del Mazo Mazo sobre la candidata de Morena, Delfina Gómez Álvarez. La disidencia, sin embargo, considera que la diferencia en esta elección fue tan estrecha que se debe considerar como un síntoma de uno de los principales problemas que, advierten, enfrenta el tricolor: la toma de decisiones “cupulares” y la imposición de candidatos –como en Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua–, está causando un alejamiento de la militancia, por lo que proponen una consulta abierta a las bases como método de selección de quien los represente el año próximo.

“Hay grupos dentro del priismo que están tratando de disputarle al Presidente la decisión [sobre la selección del candidato presidencial] y, sobre todo, porque sospechan que la decisión del Presidente va a recaer en algunas candidaturas que son de un perfil tecnócrata y no son las que les gusta al priismo”, resume Rogelio Hernández Rodríguez, profesor del Colegio de México (Colmex), historiador del PRI y quien identifica como “tecnócratas”, sobre todo, al Canciller Luis Videgaray Caso y al titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade Kuribreña.

“Si el Presidente se empeña en una decisión absolutamente personal (…) va a acelerar el problema. Pero si atiende las demandas internas y externas, y logra leer los términos de competencia política, se decidirá por un candidato mucho más cercano al propio priismo y a las propias afinidades priístas”, agrega Hernández Rodríguez.

Los priistas críticos esperan terminar la Asamblea con un acuerdo que determine que el método de selección del candidato presidencial sea por consulta abierta a la militancia; pero, de no lograrlo, explican, podría todavía alcanzarse en el Consejo Político Nacional previsto para octubre próximo. Por lo pronto, informa Alfaro, los encuentros de los últimos días con Ochoa Reza concluyeron con el acuerdo de que no dejarán temas fuera de la agenda y que todas las propuestas, aun si no estuvieran en los pre-dictámenes a discutir en las mesas temáticas, serán analizadas.

“Quedamos con la dirigencia nacional que ningún tema será excluido de la discusión; todos los temas se van a discutir, a analizar, y será la mesa la que vote las propuestas de reforma que se formulen”, dice el Diputado Alfaro Cázarez en entrevista.

“Es decir, acordamos que no se llegaría con un preacuerdo, previamente aprobado, que dejara temas y propuestas que se han hecho en los estados. Así que va a ser una asamblea abierta donde se pondrán a consideración el pre-dictamen, pero también las nuevas propuestas que se puedan formular en la mesa”, agrega.

Las diferencias entre los priistas han sido públicas. Luego de que Ivonne Ortega, Alfaro y un centenar de priistas se reunieran en junio pasado en esta capital para anunciar que buscarían impulsar la consulta directa entre la militancia como método de selección de candidatos, el Senador jalisciense Arturo Zamora –dirigente de laConfederación de Organizaciones Populares y cercano al Senador Emilio Gamboa Patrón– respondió a través de un comunicado oficial del partido llamándolos “políticos de café que se reunieron a criticar y a dañar” al tricolor.

Y el martes pasado, en un encuentro sobre gobiernos de coalición promovido por la Iniciativa perredista Galileos, Manlio Fabio Beltrones criticó veladamente a Videgaray Caso al señalar que al “gobierno no se llega a aprender”, en alusión a los términos que usó el Canciller al asumir su nuevo cargo. “Lo hemos dicho: dejemos a un lado los gobiernos de los cuates, de las cuotas y sobre todo de aprendices. al gobierno no se llega a aprender”, dijo Beltrones, que también advirtió estar más preocupado por la “gobernabilidad” que por quien gane la elección en 2018.

“A mí no me preocupa si gana el PRI, el PAN o si gana Andrés Manuel; lo que me preocupa es la gobernabilidad”, agregó el experimentado político priista.

Para integrantes del partido como Beatriz Pagés Llergo, ex Secretaria de Cultura del PRI y también crítica deOchoa Reza, las diferencias podrían estar cerca de provocar una ruptura similar a la que, en 1988, pasó de ser una “corriente democrática” a convertirse en el Partido de la Revolución Democrática. Los acercamientos de los últimos días, sin embargo, explica Alfaro, han concluido sin indicios de fractura.

“La asamblea va a terminar bien, no hay indicios de que puedan configurar la posibilidad de una fractura, una confrontación; no las hay”, considera el integrante de la Asamblea capitalina y quien participará en la mesa de discusión de los Estatutos. “Las conversaciones que hemos tenido con la dirigencia han abonado en el terreno de llegar a muy buenos entendimientos, como éste, de que no se va a quedar ningún tema sin discutir”, agrega.

LO DEJO SOBRE LA MESA…

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