Editorial

DE LA TRATA DE ADOLESCENTES EN NUESTRO PAÍS – A PULSO DE TINTA

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DE LA TRATA DE ADOLESCENTES EN NUESTRO PAÍS

GABRIEL AVILÉS

A PULSO DE TINTA

presagiodemar@gmail.com

Casi nunca escribo sobre temas sociales pero en esta ocasión decidí exponer mi opinión sobre las adolescentes que son secuestradas ya sea para ser violadas, luego asesinadas o en dado caso introducirlas al mundo de la trata de personas donde la mayoría de ellas son forzadas a ejercer la prostitución para poder sobrevivir, en condiciones insalubres y de constante abuso tanto emocional como físico.

El detonante para exponer mis ideas, fue hace unos días cuando me subí al autobús que me lleva a casa, sobre todo, cuando se subieron algunas chicas no mayores de dieciséis años que salían de la secundaria, tremendas, desde que subieron al transporte iniciaron a coquetear con el conductor de una manera más que evidente para que no les cobre el pasaje; posteriormente, cuando se fueron a la parte de atrás del camión, su lenguaje era bastante ofensiva entre ellas, ejemplo, “hija de puta, si tú se las quieres dar al maestro”, “Chupa ver…”, entre otros, más altisonantes.

No soy moralista, sin embargo, considero que una mujer debe desde pequeña ser enseñada por sus padres a respetarse a sí mismas y a las demás mujeres. Me pregunto, cuántas señoritas que por sentirse más grandes o para llamar la atención se comportan de ese modo; cómo es posible que los padres no se den cuenta del proceder de sus hijas, qué tanta culpa tienen ellos, pues, sin lugar a dudas, ellas reflejan los modelos conductuales que observan en casa. Estos comportamientos pueden llevar a embarazos no deseados hasta que las chicas sean parte de las estadísticas en la trata de personas, un modelo de la esclavitud en moderna.

En esta problemática el status social pasa a un segundo plano. De acuerdo a datos proporcionados por el periódico El economista, la trata de personas en nuestro país se estima un promedio de 500,000 casos de acuerdo a información proporcionada por la PGR y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), de esta cifra, por lo menos, 21,000 de ellos, son mujeres, distribuyéndose de la siguiente forma:

93 % de las víctimas son mujeres, de las cuales el 26 % son menores de edad, de ese porcentaje se desprende que por 100 adolescentes captadas por las redes de trata de personas 45 son de alguna etnia indígena. De acuerdo al rotativo, 45.4% de las jóvenes son engañadas por una persona conocida, el 49.1% por desconocidos y 5-5 % por miembros de la delincuencia organizada. Volviendo la trata de personas un gran negocio. México es el país donde más transitan organizaciones dedicadas a esta actividad ilícita.

Datos alarmantes para una sociedad indiferente en su mayoría debido a que las redes sociales manejan con poca conciencia este tipo de acontecimientos; asimismo, los adolescentes y niños cada día se relacionan a más temprana edad con el teléfono celular, el cual, para los padres se ha convertido en la niñera del Siglo XXI y la mayor parte no éstos ni siquiera supervisan lo que sus hijos están publicando en sus cuentas de Facebook e Instagram o lo que hacen cuando están fuera de casa, de las personas con las cuales conviven.

La madurez inicia en el núcleo familiar, en platicar con los hijos sobre todos los temas, explicarles las consecuencias de sus actos, los peligros a los cuales se enfrentan con comportamientos inadecuados para su edad, aconsejar que respeten su cuerpo, que no se dejen deslumbrar por el mundo de los adultos, que disfruten la vivencias de cada etapa de su existencia, evitar comportamientos como los que vi el viernes y he visto anteriormente en las salidas de las escuelas públicas como el CONALEP, CETIS, escuelas privadas y hasta en universidades donde más que señoritas parecen catedráticas en discursos altisonantes.

El Gobierno de la República señala en su portal de Internet:

Algunas de las circunstancias que hacen que las mujeres sean fácilmente víctimas de trata de personas son:

 

La discriminación de género.

La violencia intrafamiliar.

Las relaciones de dominación y subordinación culturalmente aceptadas.

 

Si usted amable lector o algún conocido están pasando por esta situación puede llamar al siguiente número para pedir ayuda:

 

Llama al número gratuito 01 800 55 330 00, del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, como línea nacional de denuncia de la trata de personas.

Para finalizar, les transcribo una frase de Nelson Mandela que bien puede enmarcar el final de mi columna:

“Ser libre no es meramente deshacerse de las cadenas de uno, sino vivir de una forma que respete y mejore la libertad de los demás”.

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