Editorial

TRANSGENICOS – VISIÓN ASEYUNAM

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TRANSGENICOS

ALBA ROSA RIVERA

VISIÓN ASEYUNAM

Una semilla transgénica es aquella que a través de manipulación genética in vitro se le han insertado genes de diferentes especies tanto del mundo animal o vegetal. ¿Es necesario preocuparse por estas semillas y sus nuevas apariciones en el planeta? La respuesta es un gran Siiii.

En 1996 aparece la soya transgénica, los resultados de su cultivo fueron muy buenos para los agricultores norteamericanos. Solo era necesario aplicar el herbicida Roundup a base de glifosato y todo lo que estaba alrededor de la planta moría, principalmente hierbas e insectos, excepto claro, la planta puesto que es resistente al herbicida. Ahora se sabe que el glifosato es un peligroso herbicida que altera la función hormonal y es cancerígeno en los humanos. Además, donde se siembran semillas transgénicas hay contaminación en la biodiversidad genética de plantas nativas, así como en el agua, ya que el glifosato es fácilmente soluble y se filtra a los mantos freáticos. El peligro para la salud pública es muy alto.

En términos económicos la agrobiotecnología que utiliza la ingeniería genética para la producción de plantas o semillas transgénicas, está concentrada en unas cuantas multinacionales que reservan las patentes. La comercialización y el uso de los pesticidas y fertilizantes está ligado a una cadena de venta para la siembra de estos productos, con altas ganancias para solo unas grandes empresas.

La tecnificación de la agricultura, el uso de la agrobiotecnología y los subsidios que reciben los principales países productores de transgénicos, les permiten mantener precios bajos o “competitivos” en cereales como el maíz, trigo, arroz, así como en leguminosas como la soya. Otros países, algunos de ellos pobres, compran los cereales en el mercado internacional, porque les cuesta más caro producirlos internamente. Sin embargo, cuando sube el precio del petróleo, suben también de precio los fertilizantes, pesticidas y combustibles. Los precios de los cereales y otros productos agrícolas se van al alza. Los países pobres tendrán que seguir comprando en el exterior porque carecen de producción doméstica. Mientras los países productores seguirán obteniendo altas ganancias. Este mecanismo de mercado internacional trae aparejado una gran inequidad mundial entre países ricos y países pobres agrandando la brecha de desigualdad con problemas graves en la autosuficiencia alimentaria. La agrobiotecnología moderna y los transgénicos son parte sustancial de este proceso.

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