Editorial
EL DÍA DE NUESTRA MUERTE – Y AQUÍ EMPIEZA EL ABISMO
EL DÍA DE NUESTRA MUERTE
ROBERTO CARDOZO
Y AQUÍ EMPIEZA EL ABISMO
¿No te ha pasado que a veces te pones a pensar en cuál es tu misión en este mundo? ¿Para qué viniste a esta vida? Entonces te pones a buscar un propósito para tu ahora miserable vida y generalmente terminas cayendo en un negocio redondo para quienes saben aprovecharse de tus debilidades. He podido notar cómo mucha gente se pasa precisamente toda la vida tratando de encontrar su misión en este mundo.
Anteriormente he comentado que la especie humana, como todas las especies y todo el sistema solar, estamos condenados a la extinción, algo que ocurrirá en varios miles de millones de años, por supuesto. No nos va a tocar verlo porque apenas viviremos unos ochenta años en promedio, somos solamente un suspiro en todo este aliento universal.
Entonces, se activa nuestro miedo más profundo, el sentirnos efímeros, por lo que comenzamos nuestra búsqueda y salvación en todo lo que nos rodea. Lo confieso, una vez intenté hasta en la religión, antes de darme cuenta de mi realidad, pero no es el tema de hoy. También es pertinente aclarar que esto no tiene nada qué ver con el ateísmo, no es un error de razonamiento por no comprender el principio de causalidad, como decía Voltaire.
Bueno, ya hemos activado nuestras alarmas, ya nos cuestionamos cuál será el propósito de nuestras vidas, por lo que emprendemos nuestra búsqueda. Pero, ¿y si fuera que realmente no hay propósito? ¿No te has puesto a pensar que, no importa lo que hagas, terminarás muerto? ¿No importa lo que hagas, el planeta está también condenado a desaparecer? Todo esto es solamente una condición humana de egoísmo, la raza humana se niega a desaparecer y busca un motivo por el cuál continuar con su existencia.
Claro, también debemos respetar si alguien encuentra un propósito en su vida, ya sea religioso o algo más mundano. Supongo que algunas personas sí encuentran un propósito de sus vidas, al menos eso pensarán. Es por esto que vemos gente haciendo cosas en favor de la humanidad y no digo que esté mal, pero no podemos dejar de pensar en que en ocasiones, lo hacen con el único fin de “trascender” o “dejar huella”, lo que hace que refuerce mi teoría de que nos movemos siempre de acuerdo a fuerzas egocéntricas. En lo personal, presiento que no tiene ningún propósito la vida, no hay nada más allá de la muerte y lo que debemos procurar es la felicidad mientras estemos vivos.
Entonces, el día de nuestra muerte, nos morimos con la preocupación de no haber realizado las suficientes acciones buenas para ser aceptado en el “cielo” de cada religión. O tal vez, uno solamente se da cuenta de que la vida no tiene propósito en el día de nuestra muerte.
Pero no todo son malas noticias, se puede vivir sin propósito, ser feliz, ser un “buen ser humano”, integrarse a la sociedad, disfrutar de la naturaleza, realizar actividades lúdicas y de aprendizaje, todo se puede aunque la vida no tenga propósito. Incluso, cuando uno realiza un acto de solidaridad, sabiendo que no importa el reconocimiento ni la recompensa, se anula el sentimiento ególatra y se disfruta por el simple hecho de disfrutar. Bueno, quizá ese sea el propósito de la vida, ser felices y disfrutar, no lo sé. Lo único que sé, es que aquí comienza el abismo.