Editorial
Un Poco Sobre la Educación – Aquí Empieza el Abismo
Un Poco Sobre la Educación
Roberto Cardozo
Aquí Empieza el Abismo
– Tu cabello está muy bonito, pero en la calle van a pensar que eres una niña. Este comentario, viniendo de una niña de ocho años, me puso en alerta. Al preguntarle de dónde sacó esa idea, me contestó que su maestra de tercer grado de primaria le había dicho. Entonces tuve que tomarme media mañana jugando, reflexionando y explicando a esta niña que el cabello no define a la persona. Después de una mañana jugando, haciéndonos colitas y trenzas, llegamos a la conclusión de que no importaba cómo uno traiga el cabello, la persona sigue siendo la misma. Esta situación, aparentemente inocente, o no tengo idea de por qué la maestra les diga que los niños usan cabello corto y las niñas cabello largo, hace que desde temprana edad vayamos creando estereotipos que terminan generando la intolerancia que tanto daño está haciendo a la sociedad. La educación en las escuelas debería incluir una formación más humanista, basada en el respeto, la tolerancia y sobre todo, que enseñe que las personas merecen toda la libertad de expresarse en ese mismo marco de respeto.
Estamos aún muy lejos de lograr una sociedad incluyente, a pesar de los movimientos inclusivos que se multiplican; muy lejos porque queremos resolver problemas conforme suceden sin que nos preocupemos por formar a las nuevas generaciones en estos nuevos paradigmas de vida. Muy lejos porque queremos resolver problemas actuales con ideas antiguas disfrazadas de nuevas. Claro, es un primer paso necesario, aunque sea motivo de violencia generada por la violencia que se pretende combatir.
Estoy convencido de que llegará el momento evolutivo en el que cambien todas estas situaciones, tal como los humanos hemos venido evolucionando desde hace millones de años, pero con toda seguridad no nos tocará ver esa evolución.
Finalmente, debo decirles que lo que urge también, es una cultura de la paz que nos permita convivir cordialmente mientras pasamos por este mundo, porque nuestra estancia es efímera. Vivamos en paz.